domingo, 8 de marzo de 2015

Hallados los restos del aviador nazi que inició la II Guerra Mundial


      Es sabido que las Guerras Mundiales, así como la Guerra Civil Española fascinan a una gran cantidad de personas que no dudan en absorber cuánta información que sobre este tema cae en sus manos, adquirir utensilios militares o incluso salir a buscarlos por ellos mismos. Esta última opción ha acarreado no pocas desagradables sorpresas, principalmente cuando dan con bombas o granadas no detonadas, que terminan estallando tras una manipulación inexperta, causando graves daños. De nada sirve la insistencia de las autoridades en ofrecerse a manipularlas y desactivarlas convenientemente, por manos expertas, ya que son muchos los que son reticentes a compartir “sus juguetes encontrados”.

      Pues bien, entre las numerosas sociedades y grupos de aficionados creados para tal fin, realizar salidas de campo en busca de restos de ambas guerras mundiales, encontramos la asociación rusa llamada Kubanski Platsdarm. Sus actividades no hubieran trascendido del mero entorno local si no fuera porque a finales del pasado año 2014 se llevaron una grata sorpresa. Y es que se encontraban operando por un área de la región de Krymski, situada al sur de Rusia, cuando varios detectores comenzaron a sonar notablemente y al unísono. Habían dado con los restos de un avión, concretamente un bombardero alemán. De acuerdo con todos los datos, este avión resultaba ser trascendental ya que, muy posiblemente, se trataba del aparato pilotado por Horst  Schiller, uno de los primeros que bombardearon Polonia dando comienzo así a la Segunda Guerra Mundial.


            En la imagen, Schiller (izda), Dilley (centro) y Grenzel (dcha), los tres pilotos que dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial al bombardear suelo polaco diez minutos antes del comienzo oficial de las hostilidades.

            Oficialmente, de acuerdo con Osprey (“La invasión de Polonia”), la Guerra se inició a las 4.45 de la madrugada del primer día de septiembre de 1939, momento en que el acorazado buque escuela nazi Schleswig-Holstein dirigido por Kleinkamp cañoneó a las tropas polacas de Westerplatte. Esto dio pie a que Gran Bretaña y Francia declararan la guerra a Alemania dos días después, cuando las tropas alemanas avanzaron hacia Polonia haciendo retroceder a los ejércitos polacos hasta el curso del río Vístula, en la denominada Operación Fall Weiss. La rápida y potente acción nazi, cargada de tanques bien armados, unida a la invasión de parte de Polonia por soldados soviéticos y la nula ayuda enviada por los gobiernos de Gran Bretaña y Francia dejaron el país a merced de rusos y alemanes, que en poco tiempo redujeron la población en un 20 %.
            Esa misma madrugada del fatídico 1 de septiembre de 1939, una pequeña flota de Junkers 87 B-1 dirigida por Bruno Dilley (expolicía reconvertido en piloto, que realizó 650 misiones de vuelo siendo abatido cuatro veces, dos de ellas tras las filas enemigas, y que logró sobrevivir a la Segunda Gran Guerra) y en la que se encontraba Horst Schiller, recibió la misión de bombardear desde el aire los cables que harían detonar los puentes del ferrocarril situados sobre el Vístula, construidos por los polacos y que sin duda serían demolidos por ellos mismos al enterarse del avance de tropas nazis. Para este fin, los pilotos visitaron, de paisano y en tren, la zona considerada como objetivo (Tczew en polaco, Dirschau en inglés), con el fin de descubrir el mecanismo (y puestos de guardia y observación junto a los puentes) que volaría por los aires estas codiciadas construcciones tan necesarias para el propio Fürher si quería conseguir un rápido avance de sus tropas en Polonia. Tras esto, ya de regreso a la base (en Prusia Oriental, cerca de la localidad de Elbing), Dilley, Grenzel y Schiller subieron a sus aviones y despegaron a las 4.26 am para cumplir su misión, hacer blanco en unos cables de detonación que iban desde los armazones de hierro de los puentes a la orilla opuesta del río.


            En la imagen se puede ver un mapa de la invasión de Polonia y bajo él, distintos detalles del despliegue de fuerzas realizado por los nazis.

Si fallaban en su precisión darían tiempo a los polacos a detonar las cargas explosivas, o peor, a volar ellos mismos los puentes. Aún así, haciendo gala de una puntería admirable, lograron cumplir satisfactoriamente su misión de eliminar los cables. Eran diez minutos antes del comienzo oficial de la Segunda Guerra Mundial (WWII), de forma que se puede considerar que estos tres pilotos iniciaron esta cruenta guerra. A pesar de la acertada puntería, los polacos lograron utilizar parte de los maltrechos cables, volando uno de los codiciados puentes.
Mientras, tras dar por concluida la misión, los pilotos nazis pusieron rumbo a la base, atravesando cielo ruso protegido por fuego antiaéreo. El avión de Horst Schiller fue derribado ese día, casi en el mismo instante en que oficialmente se daba por comenzada la WWII,  alcanzado por cañones antiaéreos soviéticos a unos 3 km al NW de la localidad de Krymsk. Oficialmente fue dado por muerto el 2 de junio de 1943.
Ahora, casi 71 años después, sus restos y los de su avión han sido localizados cerca del pueblo ruso de Vinográdnaya, en el mar Báltico a una profundidad de unos 5 metros. A pesar de los años transcurridos, la certeza de la identidad del piloto es casi total, al encontrar claramente señalado el número del bombardero y comprobarse que coincide con el del Junker que Schiller manejaba cuando fue derribado. Al piloto se le concedió la cruz de hierro a título póstumo.


            En la imagen podemos observar dos fotografías de Junkers 87 volando en formación. La primera (izda) correspondiente a septiembre de 1939, sobre suelo polaco y la segunda (dcha) tomada en 1941 en Alemania.


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