En los últimos tiempos no han
cesado de aparecer distintas noticias relacionadas con estas ruinas arqueológicas mexicanas, que revelan cada vez cosas más sorprendentes. Por eso
vamos a aprovechar para hablar de algunos de estos descubrimientos realmente
asombrosos.
La
primera noticia a comentar se publicó este pasado mes de marzo y relataba las
razones del colapso de esta mega metrópoli prehispánica que llegó a ocupar una
extensión de 20
kilómetros cuadrados y albergar hasta 125 mil habitantes
debido a su enclave privilegiado en el centro del actual territorio de México,
a unos 50 km
de la actual capital del país. Pues bien, de acuerdo con la investigadora Linda
Manzanilla, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma
de Ciudad de México (UNAM), en el momento de máximo esplendor de la ciudad –con
un poder equiparable al de Roma durante el Imperio Romano- los gobernadores de
la ciudad vieron su poder peligrar por parte de los distintos gobernantes de
cada barrio, que habían adquirido gran peso político y administrativo dentro de su sector y funcionaban de manera relativamente independiente, casi como
pequeñas ciudades dentro de la gran ciudad. Estos gobernantes de los barrios
obreros de la ciudad estaban más cercanos al sufrimiento cotidiano de los habitantes, que
vivían para atender las exigencias y deseos de la élite de gobernantes
realizando duras tareas físicas y presentando deficiencias nutritivas tan
constantes que acabaron por quedar marcadas en sus huesos. Esta tensión quedó
registrada en un incendio de la
Calzada de los Muertos (avenida principal de los templos) que
según los sedimentos ocurrió hacia el 550 d.C.
Si
atendemos a los depósitos sedimentarios, tras este incendio de la que se
considera la principal calle donde se encontraría la élite de gobernadores de
la ciudad, se produjo un saqueo de esta zona administrativa y elitista que, en
opinión de Linda Manzanilla, fue realizado por gentes venidas de la zona central
y norteña del territorio, atraídas por las ricas ofrendas, indumentaria y
objetos usados por los gobernantes cuyo nivel de vida era muy superior al que
los súbditos que gobernaban.
Una
vez saqueada, la ciudad fue abandonada, de manera que para cuando los aztecas
llegaron a la zona únicamente encontraron ruinas y ninguna referencia sobre lo
que allí había ocurrido. La ciudad volvió a renacer, construyéndose nuevos
palacios, zonas administrativas y pirámides donde realizar los sangrientos
sacrificios humanos que horrorizaron a los españoles cuando al entrar en
Tenochtitlán encontraron todas las escalinatas de los templos cubiertas de
sangre seca y en honor a ellos (y posiblemente también para amedrentarlos)
Moctezuma mandó sacrificar a tal cantidad de hombres que las crónicas de los
españoles relatan con total detalle la imagen continua de un hombre tras otro
conducido a lo alto de las pirámides, arrancándoles el corazón entre espantosos gritos, mientras su sangre goteaba desde el altar de sacrificios,
escaleras abajo, a lo largo de toda la noche. Puede que sea mi sangre española,
o puede que me imagine bastante la dantesca noche pero de estar yo allí habría
tenido más peligro con mi espada que Rambo en un restaurante oriental (no fuera
a ser que terminara también yo en lo alto de esas pirámides, sobre el altar de
sacrificios).
“Anécdotas”
aparte, la segunda noticia producida el año pasado se refiere al hallazgo de
miles de piezas encontradas bajo la pirámide en honor a la deidad principal, la
serpiente emplumada Quetzalcoatl. Se encontró un pasadizo cuyo suelo estaba repleto de
estatuas, abalorios de fragmentos de nácar, …
La
tercera noticia que deseo compartir sobre esta megaciudad, que llegó incluso a
influenciar algunas otras ubicadas en lo que es hoy territorio de Guatemala, se
ha dado a conocer hace menos de una semana. Se trata del hallazgo de un túnel
subterráneo cerrado desde aprox. 1.800 años, bajo una de las pirámides de
Teotihuacán y que contenía una sala en cuyo interior había un río de mercurio. El
autor del descubrimiento, el arqueólogo Sergio Gómez, cree que es indicativo de
la existencia de una cámara con el tesoro y sepulcro de algún rey de la ciudad.
Sin embargo no he podido evitar relacionar esta noticia con China, al leerla. Y es que cuando visité la colosal tumba del primer emperador que unificó China por primera vez (210 a.C.), con sus magistrales ejércitos de terracota velándole (y en cuyo emperador se basó la bella película de “Hero”), el guía me comentó mientras paseábamos observando los diferentes rasgos de cada rostro de las estatuas, que recientes investigaciones apuntan a que existe otro ejército simétrico al encontrado, aún enterrado bajo la artificial montaña y por medio, en la tumba del emperador Qin Shi Huang, correría un río de mercurio que representaría a los cielos y sus estrellas, según quiso el propio emperador.
Sin embargo no he podido evitar relacionar esta noticia con China, al leerla. Y es que cuando visité la colosal tumba del primer emperador que unificó China por primera vez (210 a.C.), con sus magistrales ejércitos de terracota velándole (y en cuyo emperador se basó la bella película de “Hero”), el guía me comentó mientras paseábamos observando los diferentes rasgos de cada rostro de las estatuas, que recientes investigaciones apuntan a que existe otro ejército simétrico al encontrado, aún enterrado bajo la artificial montaña y por medio, en la tumba del emperador Qin Shi Huang, correría un río de mercurio que representaría a los cielos y sus estrellas, según quiso el propio emperador.
Distintas imágenes de la
impresionante y colosal tumba del emperador Qin Shi Huang, cerca de la actual
Xi’an. En la fila inferior, reconstrucción de cómo debió verse el conjunto, con
la pirámide central formando una montaña artificial bajo la que descansaba el
emperador con su ejército y el río de mercurio a imitación de la cúpula
celeste. Siete siglos más tarde, otra pirámide de grandes dimensiones con un
río subterráneo artificial se construiría en México para acompañar en el
reposo, posiblemente, de otro gobernante. Jung haría maravillas con estas
coincidencias en creencias tan singulares.
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