jueves, 14 de mayo de 2015

Teotihuacán y sus misterios


      En los últimos tiempos no han cesado de aparecer distintas noticias relacionadas con estas ruinas arqueológicas mexicanas, que revelan cada vez cosas más sorprendentes. Por eso vamos a aprovechar para hablar de algunos de estos descubrimientos realmente asombrosos.
        La primera noticia a comentar se publicó este pasado mes de marzo y relataba las razones del colapso de esta mega metrópoli prehispánica que llegó a ocupar una extensión de 20 kilómetros cuadrados y albergar hasta 125 mil habitantes debido a su enclave privilegiado en el centro del actual territorio de México, a unos 50 km de la actual capital del país. Pues bien, de acuerdo con la investigadora Linda Manzanilla, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma de Ciudad de México (UNAM), en el momento de máximo esplendor de la ciudad –con un poder equiparable al de Roma durante el Imperio Romano- los gobernadores de la ciudad vieron su poder peligrar por parte de los distintos gobernantes de cada barrio, que habían adquirido gran peso político y administrativo dentro de su sector y funcionaban de manera relativamente independiente, casi como pequeñas ciudades dentro de la gran ciudad. Estos gobernantes de los barrios obreros de la ciudad estaban más cercanos al sufrimiento cotidiano de los habitantes, que vivían para atender las exigencias y deseos de la élite de gobernantes realizando duras tareas físicas y presentando deficiencias nutritivas tan constantes que acabaron por quedar marcadas en sus huesos. Esta tensión quedó registrada en un incendio de la Calzada de los Muertos (avenida principal de los templos) que según los sedimentos ocurrió hacia el 550 d.C.

      Si atendemos a los depósitos sedimentarios, tras este incendio de la que se considera la principal calle donde se encontraría la élite de gobernadores de la ciudad, se produjo un saqueo de esta zona administrativa y elitista que, en opinión de Linda Manzanilla, fue realizado por gentes venidas de la zona central y norteña del territorio, atraídas por las ricas ofrendas, indumentaria y objetos usados por los gobernantes cuyo nivel de vida era muy superior al que los súbditos que gobernaban.
       Una vez saqueada, la ciudad fue abandonada, de manera que para cuando los aztecas llegaron a la zona  únicamente encontraron ruinas y ninguna referencia sobre lo que allí había ocurrido. La ciudad volvió a renacer, construyéndose nuevos palacios, zonas administrativas y pirámides donde realizar los sangrientos sacrificios humanos que horrorizaron a los españoles cuando al entrar en Tenochtitlán encontraron todas las escalinatas de los templos cubiertas de sangre seca y en honor a ellos (y posiblemente también para amedrentarlos) Moctezuma mandó sacrificar a tal cantidad de hombres que las crónicas de los españoles relatan con total detalle la imagen continua de un hombre tras otro conducido a lo alto de las pirámides, arrancándoles el corazón entre espantosos gritos, mientras su sangre goteaba desde el altar de sacrificios, escaleras abajo, a lo largo de toda la noche. Puede que sea mi sangre española, o puede que me imagine bastante la dantesca noche pero de estar yo allí habría tenido más peligro con mi espada que Rambo en un restaurante oriental (no fuera a ser que terminara también yo en lo alto de esas pirámides, sobre el altar de sacrificios).
     “Anécdotas” aparte, la segunda noticia producida el año pasado se refiere al hallazgo de miles de piezas encontradas bajo la pirámide en honor a la deidad principal, la serpiente emplumada Quetzalcoatl. Se encontró un pasadizo cuyo suelo estaba repleto de estatuas, abalorios de fragmentos de nácar, …


    La tercera noticia que deseo compartir sobre esta megaciudad, que llegó incluso a influenciar algunas otras ubicadas en lo que es hoy territorio de Guatemala, se ha dado a conocer hace menos de una semana. Se trata del hallazgo de un túnel subterráneo cerrado desde aprox. 1.800 años, bajo una de las pirámides de Teotihuacán y que contenía una sala en cuyo interior había un río de mercurio. El autor del descubrimiento, el arqueólogo Sergio Gómez, cree que es indicativo de la existencia de una cámara con el tesoro y sepulcro de algún rey de la ciudad.
   Sin embargo no he podido evitar relacionar esta noticia con China, al leerla. Y es que cuando visité la colosal tumba del primer emperador que unificó China por primera vez (210 a.C.), con sus magistrales ejércitos de terracota velándole (y en cuyo emperador se basó la bella película de “Hero”), el guía me comentó mientras paseábamos observando los diferentes rasgos de cada rostro de las estatuas, que recientes investigaciones apuntan a que existe otro ejército simétrico al encontrado, aún enterrado bajo la artificial montaña y por medio, en la tumba del emperador Qin Shi Huang, correría un río de mercurio que  representaría a los cielos y sus estrellas, según quiso el propio emperador. 



      Distintas imágenes de la impresionante y colosal tumba del emperador Qin Shi Huang, cerca de la actual Xi’an. En la fila inferior, reconstrucción de cómo debió verse el conjunto, con la pirámide central formando una montaña artificial bajo la que descansaba el emperador con su ejército y el río de mercurio a imitación de la cúpula celeste. Siete siglos más tarde, otra pirámide de grandes dimensiones con un río subterráneo artificial se construiría en México para acompañar en el reposo, posiblemente, de otro gobernante. Jung haría maravillas con estas coincidencias en creencias tan singulares.


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