Hablar de tesoros de China sin
mencionar los guerreros de terracota, los trajes funerarios realizados con
miles de pequeños trozos de jade bellamente trabajados y montados con hilos de
oro, o de las pirámides, es un poco extraño, pero China es un país tan enorme
que cuenta con cientos de joyas arqueológicas no del todo conocidas en
Occidente. Así que para disipar un poco tales nieblas voy a hablar hoy de uno
de estos asombrosos hallazgos.
Consiste
en la conocida como “la ciudad del León”, Shi Cheng, llamada así debido a su
ubicación en las proximidades de la denominada “Montaña de los Cinco Leones”.
De
acuerdo con documentos conservados, esta ciudad fue edificada durante la
dinastía Han Oriental, dato que hace estimar a los arqueólogos que ocurrió
durante los años 25 al 220 d. C., si bien también se vio enriquecida con nuevas
construcciones durante las dinastías Ming y Qing.
La ciudad, en buen estado de
conservación, se encontraba sin embargo en un lugar muy codiciado en el siglo
XX, así que tras sopesarlo, las autoridades dieron luz verde en 1959 a la construcción de
una central hidroeléctrica (de Xinanjiang) que construyó una presa en el río
Xin’an, lo que conllevó la aparición del lago artificial Quiandao con multitud de
pequeñas islas (en la imagen, vista aérea) y la necesidad de reubicar a casi
300.000 personas, desalojadas para preparar el espacio que sería la futura
extensión del lago. La ciudad de Shi Cheng quedó cubierta por las aguas a 26-40 metros de profundidad
viviendo ajena, en su letargo, a la explosión inmobiliaria que unos metros más
arriba estaba sucediendo en prácticamente todo el perímetro del nuevo lago
recién creado por la presa.
Años
más tarde, diversas agencias de turismo, deporte y aventura decidieron
solicitar permiso para bucear en el lago y al obtenerlo, se maravillaron al
comprobar cómo Shi Cheng resistía inmutablemente su destino, presentando una
excelente conservación de sus murallas, casas, palacios y relieves decorativos.
Por eso, hoy día la inmersión en esta ciudad es una cita inexcusable para todos
aquellos que deseen sumergirse –y nunca mejor dicho- en una milenaria ciudad
china, ya sea buceando o a bordo de un turístico submarino con capacidad para medio centenar de personas.Sin duda, una experiencia fascinante.
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