viernes, 8 de mayo de 2015

Cuando los faraones eran negros


       Estoy segura de que cuando se habla de Egipto, a todo el mundo le acudirá a la mente alguna escena de las películas norteamericanas de la saga de “La Momia” o incluso a Liz Taylor en el papel de Cleopatra, en los más nostálgicos. En todos los casos, los faraones y aristócratas egipcios aparecerán caracterizados como de piel blanca e incluso con ojos claros. Sin embargo, puede que no sea una idea muy real….

         El Egipto de los faraones, durante muchos siglos sometió al pueblo nubio, que por entonces se ubicaba entre los actuales países de Egipto y de Sudán, en el curso medio del río Nilo. Por ello y por varias empresas militares realizadas a países vecinos y relatadas en los muros de los colosales templos egipcios (ejemplo, el templo de Hatshepsut -en la imagen- en Deir El-Bahari, relatando la expedición al país de Punt, supuesta patria de la mítica reina de Saba), es de suponer que la presencia negra en Egipto era mucho más considerable de lo que se viene sosteniendo. Incluso muchas estatuas extraídas de la arena del desierto presentan rasgos que casan bien con personas de raza negra.

          Eso, sin obviar el detalle de que ellos mismos suelen representarse con la piel rojiza, nunca blanca.


En la imagen se observa la estatua de un escriba egipcio y bajo él, la del sacerdote del templo de Heliópolis, Sesotris I. Junto a éstas, la mejor caracterización que he visto de la reina Nefertiti, por la modelo Imán y esposa del cantante inglés David Bowie, en el video-clip de Michael Jackson “Remember the time”, con el actor cómico Eddie Murphy como faraón. A continuación dejo el vídeo para quién desee verlo. Aención al momento 6:38 donde bailando, Michael dice: “on the beach, you and me in Spain” (en la playa, tú y yo, en España). Se ve que ya los faraones solían tomarse unos días de relax en las playas españolas tomando algún arrocito y “pescaíto”, con una cerveza fresquita.
Bromas aparte, en el siglo VIII a.C., cansados de estar siempre sometidos, los nubios decidieron dar un golpe de estado y coronarse ellos como faraones. Por esto, la XXV dinastía de faraones egipcios es conocida como de “los faraones negros” debido a que los nubios kushitas se autoproclamaron faraones del reino alto y bajo del Nilo, copando el poder, como lo hicieran las familias egipcias anteriormente, ya que el rey Kashta hizo de su hija Amenirdis la sacerdotisa principal del dios Amón en el principal templo, el de Tebas, mientras su hijo y hermano de Amenirdis, Piye, como general del ejécito nubio atacó a los grupos resistentes que quedaban en el bajo Nilo.



































En la imagen, bello busto de una reina egipcia negra preservado en el Museo de Berlín (Alemania), junto a otras estatuas y dibujos de la dinastía XXV. El detalle de mostrar el pie izquierdo adelantado significaba que se estaba ante la representación de un faraón (otro elemento con simbolismo en las estatuas, a tener en cuenta).

     Una vez coronados faraones, vivieron acordes con las costumbres típicamente egipcias, siendo en general aceptados por el pueblo. Sin embargo, las ansias expansionistas de los nubios les llevarían a acabar chocando con el imperio asirio, quienes, tras ochenta años de reinado de los faraones negros, terminaron derrocándolos cuando Asurbanipal entró en Egipto con sus tropas asirias causando grandes destrozos y provocando que el entonces faraón Taharqo huyera a Tebas, dejando el trono libre que fue ocupado por un títere asirio. Comenzaba así la XXVI dinastía egipcia. Tras ésta vendrían los ptolemaicos, con Cleopatra como la representante más conocida.


 Detalle de la película “Cleopatra y Marco Antonio” donde una faraona de piel cruda y sonrosada que no parece la más apropiada para una egipcia, lleva de su mano a un hijo aún más ario que ella (es de suponer que por la mezcla de genes, egipcios de ella y latinos de su padre, claro, de ahí ese pelo tan rubio y esos ojos tan azules), dejando a sus espaldas a los guerreros nubios.


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