Hace unos días me preguntaba una
de las seguidoras, vía e-mail, el origen de la expresión tan común “andar de la Ceca a la Meca” para referirse a estar
yendo de un lado para otro, sin un rumbo claro. Concretamente lo usó para
referirse a los numerosos viajes que había hecho a distintos kioscos de Sevilla
para hacerse con un ejemplar de la revista Vive la Historia nº 17, que contiene un
artículo realizado por mi, con el que posa orgullosa en las imágenes que me pasó.
Como
premio a su constancia y por haber sido la primera persona cercana a mí que
se ha hecho con un ejemplar de la revista (incluso antes que yo), a ella dedico
esta entrada.
De
acuerdo con los expertos, la expresión tiene su origen en los cristianos que
habitaban la Península Ibérica
durante la Reconquista
y conocían poco y mal las costumbres de la población musulmana que por entonces
aún poseía parte de Andalucía. Una de las ciudades más importantes de el
Al-Ándalus era Córdoba, capital de los Omeyas y que llegó a rivalizar con
Damasco en importancia en el siglo X-XI.
Fueron
muchos los guerreros cristianos que llegaron a Cordvba como prisioneros a la
espera de un rescate. Es el caso de Don Pelayo, pero también de los
Siete Infantes de Lara, cuyas cabezas se enviaron al emir de la ciudad.
Igualmente los cristianos hechos prisioneros en Compostela durante una de las
razzias de Almanzor llevaron a hombros las campanas de la iglesia de Santiago
hasta Córdoba, donde se fundieron. También cuentas las leyendas cristianas que
cuando Almanzor murió tras la batalla de Calatañazor,
su fantasma fue visto impulsando una barca en el Guadalquivir mientras se
lamentaba exclamando “en Calatañazor
Almanzor perdió su atambor”, es decir, su honor y su fama, al ser
derrotado.
Y es que la Cordvba romana y goda se encontraba emplazada junto al río Guadalquivir, navegable, controlando una gran y fértil planicie, a medio camino entre Sierra Morena y el mar, siendo cruce de caminos entre Sevilla, Málaga y Almería, entonces principal puerto durante la etapa Omeya.
Y es que la Cordvba romana y goda se encontraba emplazada junto al río Guadalquivir, navegable, controlando una gran y fértil planicie, a medio camino entre Sierra Morena y el mar, siendo cruce de caminos entre Sevilla, Málaga y Almería, entonces principal puerto durante la etapa Omeya.
La
ciudad prosperó rápidamente y de sus diversas mezquitas, la principal comenzó a
gozar del favor de diversos gobernantes y personajes influyentes. Incluso el
maquiavélico general Almanzor impulsó la construcción de parte de este descomunal y bello edificio.
Como
en toda ciudad árabe que se precie, las principales actividades se realizaban
al cobijo de la iglesia (mezquita), que por entonces actuaba como un centro
también cultural y de adoctrinamiento en diversas ciencias, entre ellas la
filosofía, astronomía, matemáticas, poesía y medicina.
En la imagen, Almanzor
presentándose en la mezquita de Córdoba, ciudad califal, como el elegido por
Alá para castigar a los infieles cristianos. Escena de cómo debía lucir la mezquita
y detalle de parte de la mezquita, con sus característicos arcos de herradura
bandeados.
Pues bien, se cree que algunos cristianos que estuvieron presos en Córdoba y llegaron a conocer superficialmente la ciudad, o tal vez mercaderes cristianos, el hecho es que debido a las transacciones económicas que tenían lugar en el recinto de la mezquita y edificios aledaños, ventas y acuerdos económicos cerrados allí; los cristianos consideraron a la mezquita principal como la ceca donde se hacían las monedas árabes del califato Omeya.
Por otra parte, debido a la importancia y fama de las que gozaba la ciudad de Córdoba, el peregrinaje de musulmanes que se dirigía a visitar la Gran Mezquita era continuo y numeroso, casi tanto como el de andalusíes que marchaban a visitar la Meca porque así lo imponía su religión.
De esta manera, los cristianos poco conocedores de la verdadera realidad comenzaron a acuñar frases irónicas relativas al ajetreo que los musulmanes tenían entre tener que ir a visitar “la ceca” (como los cristianos conocían erróneamente a la Gran Mezquita cordobesa) y el deber de ir al menos una vez a la Meca.
Pues bien, se cree que algunos cristianos que estuvieron presos en Córdoba y llegaron a conocer superficialmente la ciudad, o tal vez mercaderes cristianos, el hecho es que debido a las transacciones económicas que tenían lugar en el recinto de la mezquita y edificios aledaños, ventas y acuerdos económicos cerrados allí; los cristianos consideraron a la mezquita principal como la ceca donde se hacían las monedas árabes del califato Omeya.
Por otra parte, debido a la importancia y fama de las que gozaba la ciudad de Córdoba, el peregrinaje de musulmanes que se dirigía a visitar la Gran Mezquita era continuo y numeroso, casi tanto como el de andalusíes que marchaban a visitar la Meca porque así lo imponía su religión.
De esta manera, los cristianos poco conocedores de la verdadera realidad comenzaron a acuñar frases irónicas relativas al ajetreo que los musulmanes tenían entre tener que ir a visitar “la ceca” (como los cristianos conocían erróneamente a la Gran Mezquita cordobesa) y el deber de ir al menos una vez a la Meca.
En
la imagen se puede apreciar ejemplos de monedas acuñadas por el Califato Omeya
en oro (llamada “dirham”), en plata (dirhem) y en bronce. Como se observa,
difiere de las primeras acuñaciones árabes, cuyo aspecto ya mostramos en esta
entrada anterior (aquí).
De
esta manera surgió la expresión, tan popular, que el propio Miguel de Cervantes
se la hace usar a Sancho Panza cuando dijo aquello de “Y lo que sería mejor y más acertado... fuera el volvernos a nuestro
lugar... dejándonos de andar de ceca en
meca y de zoca en colodra”
en uno de los diálogos que tienen lugar en el capítulo dieciocho de El Quijote.
Con todo, hay quién
considera que esta explicación carece de fundamento y simplemente se usaron las
palabras “ceca” y “meca” por sonar parecido. Esa es la opinión de, entre otros,
Julio Cejador (1912), Gonzalo Correa y José María Iribarren.
Estimada Valería, me ha sorprendido gratamente y me ha dado mucha alegria,verme en tu nueva entrada y encontrar cómo respondes de manera tan minuciosa y contrastada a mis dudas.
ResponderEliminarAntes de agradecértelo, me surge otra más referente a por qué unas veces escribes "Córdoba" y otras " Cordvba", sé que no será un error pues conozco el cuidado conque presentas tus comentarios y quisiera saber la explicación.
Muchísimas gracias.
Una lectora agradecida
Estimada lectora, ha sido un placer poder responder a tus dudas. Respecto al toponímico “Cordvba”, procede de la etapa romana. De hecho el ayuntamiento de la ciudad lo sigue usando (http://www.orientalia.com.es/el-culto-imperial-romano-en-cordvba/). La “v” debe leerse como “u” "nuestra" actual. Posteriormente godos y cristianos continuaron usando tal nombre (por aquello de que seguían usando el latín, aunque fuera litúrgicamente), como puede apreciarse en diversos grabados de la ciudad que datan de incluso 1713. Puedes ver una imagen de estos bonitos grabados en https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/d1/17/30/d117305f38250878f073d414f697430d.jpg. Un saludo y celebro que te haya gustado el texto. Siempre es un placer recibir sugerencias y noticias tan agradables por parte de seguidores de mi trabajo. Gracias.
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