sábado, 21 de septiembre de 2019

El negocio del cambio climatico

No sé en qué punto las sociedades actuales perdieron el norte convirtiendo en principal objetivo y razón de ser el dinero y su acumulación, estando todo permitido con el fin de lograrlo a toda costa, dejando de lado toda cualidad que nos hace humanos.
Hoy esta situación se ha desbordado alcanzando grados desproporcionados, magnificados por las redes sociales que llegan a todos los rincones de un mundo que se antoja cada vez más pequeño y despiadado. Lo vemos a niveles de ingentes mafias de tráfico de seres humanos, también a nivel empresarial donde macroempresas en manos de un par de empresarios absorben todo el poder, aniquilando a medianas y pequeñas empresas locales…o buscando una guerra a toda costa (entiéndase que aludo a aquél país que tras ser atacado por terroristas saudíes, declara la guerra a Afganistán e Irak, dejándolos totalmente destrozados y a merced de todo tipos de mafias y grupos terroristas de distinto calado, tras haberse asegurado el control de los pozos de petróleo y oleoductos; ahora -por atentados que se han atribuido un grupo terrorista de Yemen- pretende declarar la guerra a Irán enviando tropas a Arabia Saudí tras haber boicoteado pozos iraníes logrando hacerse temporalmente con todo el negocio mundial de crudo en Arabia hasta que Irán reparó sus pozos y volvió al mercado, haciendo descender el precio del crudo encarecido por Arabia) y cómo no, a nivel “local”, a través del peligroso juego a costa del Medio Ambiente. Por esta sucia manera de manipular a la población, hoy me apetece poner el foco de atención en él, ea. Va por ustedes.
Ya en muchas entradas de este blog he venido señalando la gran Leyenda Negra sobre el Imperio Español que los anglosajones (británicos y norteamericanos por igual) han venido tejiendo con grandes falacias que en ocasiones eran simplemente acciones hechas por los anglosajones y atribuidas a los españoles, y en otras muchas veces hacían honor a la sentencia bíblica “ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Pues bien, creo necesario hoy y ahora acudir por unos momentos a la magnífica carta que el Gran Jefe indio de Seattle, Noah Sealth, de los tribu Suwamish, envió en 1855 “al gran Jefe de Washington”, Franklin Pierce, el presidente de turno de los Estados Unidos, pretendiendo adquirir sus tierras nativas y recluirlos en una árida reserva india para que malvivieran allí. Tomaré tan solo unos párrafos de ésta que merecen volver ser de nuevo recordados:
‹‹El gran jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. El gran jefe también nos envió palabras de amistad y buenos deseos. Esto es muy amable de su parte, desde que nosotros sabemos que tiene poca necesidad de nuestra amistad en reciprocidad. Pero nosotros consideramos su oferta; sabemos que de no hacerlo así el hombre blanco puede venir con pistolas a quitarnos nuestra tierra. (…)
¿Cómo intentar comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? La idea nos resulta extraña. Ya que nosotros no poseemos la frescura del aire o el destello del agua. ¿Cómo pueden comprarnos esto? Lo decidiremos a tiempo. Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es sacro en la memoria y vivencias de mi gente.
Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras razones. Una porción de muestra tierra es lo mismo para él, que la siguiente (…)
Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Cualquier cosa que les pase a los animales le pasará también al hombre. Todos los seres están relacionados. Cualquier cosa que acontezca a la tierra acontecerá también a sus hijos. (…)
Nuestros hijos han visto a sus padres humillarse por la defensa. Nuestros guerreros han sentido vergüenza, y han cambiado sus días a la ociosidad, y contaminan sus cuerpos con dulce comida y bebida. Importa poco donde pasaremos el resto de nuestros días - no somos demasiados.››
 Tristemente, hoy el contenido de esta carta es más verdadero que nunca pues el Gran Jefe del Hombre Blanco, Donald Trump, se niega a reconocer el cambio climático, como también le imita el presidente brasileño que autoriza a que arda el Amazonas para malvenderlo a empresas mineras, petroleras y otras menos conocidas como la omnipresente Mc Donalds, que se abastece de las cabezas de ganado que pacen en las tierras taladas ganadas al Amazonas (entre otras zonas).

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Y hoy, más que nunca, las palabras de este Gran Jefe Indio son más ciertas que nunca, cuando profetizó:
‹‹Sólo después de que hayáis talado el último árbol. Sólo después de que el último río haya sido envenenado. Sólo después de que hayáis pescado el último pez. Sólo entonces descubrirás que el dinero no se puede comer. (…)
Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras razones. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Despoja de la tierra a sus hijos sin que le importe. Olvida tanto la sepultura de su padre como el lugar en que nació su hijo. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí sólo un desierto.
La sola vista de sus ciudades, llenas de pánico los ojos del piel roja. Pero quizá esto es porque el piel roja es un "salvaje” y no entiende... No existe un lugar pacífico en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar para oír las hojas de la primavera o el susurro del vuelo de los insectos. Pero quizá porque yo soy un salvaje no logro comprenderlo, el repiquetear parece que insulta los oídos ¿Y qué vivir, si el hombre no puede oír el adorable lamento del chotacabras o el argumento de las ranas alrededor de una charca en la noche? (…)
Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él -de amigo a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. El es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció.
Así termina la vida y comienza la supervivencia....››

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                Actualmente parece existir gran concienciación entre los jóvenes de todo el mundo que arrastran a sus mayores a cuidar más el medio. Pero siento decir que todo es mera manipulación, de esta manera el ciudadano de a pie pagará pulcramente sus impuestos “verdes” tales como tasas contra el Diesel y la Gasolina, subidas en billetes de aviones turísticos, tasas para que les retiren los electrodomésticos para ser reciclados… sin pararse a ver que las grandes petroleras compran toda patente que surge de coches ecológicos alternativos, a fin de evitar su producción de forma que se siga usando combustibles fósiles, que los cruceros que están de moda contaminan más que muchas ciudades, que los presidentes (entre ellos, los nuestros se llevan la palma, con sus vicios por el Falcon) de los países contaminan en sus desplazamientos como más de mil de sus conciudadanos... o del absurdo de tener que pagar para que nos retiren los electrodomésticos y coches contaminantes cuando precisamente debería ser un servicio gratuito o que dejara dinero o descuentos al entregarlo, para favorecer que se reciclen en lugar de abandonarse en cualquier descampado.
      Y de esta manera llegamos a la mayor mentira de nuestro tiempo: el coche eléctrico. ¿Pretenden las grandes potencias sustituir la dependencia que cada ciudadano tiene por el petróleo y el gas, a cambio de depender de las baterías de estos coches, fabricadas por unas pocas empresas que explotan a los países del Tercer Mundo donde extraen la materia prima por calderilla, obteniendo miles de millones de dólares y euros?. Es un negocio redondo. Y ¿cómo impulsar definitivamente este convencimiento de los miles de millones de seres humanos del planeta por adquirir un coche eléctrico, dado que la imagen de los gatitos no a todos enternece? Pues usando la imagen de una tierna e inocente niña rubita, con sus trencitas incluida (la imagen de Heidi o Hello Kitty ya tenía copyright), y tan preocupada por el planeta Tierra que decide saltarse una clase para ir a protestar en silencio, con un cartelito hecho por ella, un frío día de invierno, ante la sede de los poderosos. ¿No enternece esto a nadie? ¿¿O de verdad alguien se cree que una estudiante cualquiera es capaz de saltar a las redes sociales y televisiones de todo el mundo, de ir a leer un comunicado en la mismísima sede de las Naciones Unidas, de permitirse estar presente en manifestaciones de medio mundo, o de disponer de un velero para zarpar de Plymouth (SE Gran Bretaña) y llegar a Nueva York (Norteamérica) ella solita y con tan solo 16 años, por haber pintado en un trozo de cartón un bonito cartelito??. Ojo, no digo que esta niña sueca, Greta Thunberg, no tenga sus principios, convicciones e ideales, lo que digo es que millonarios empresarios que ven el tema una ocasión para lograr ingentes millonadas de dinero en todo tipo de divisas utilice a esta niña para acaparar el mercado del rentable negocio del Medio Ambiente.

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                ¿Realmente debemos creer que con el avance tecnológico tan increíble que estamos experimentando en las últimas décadas, no se puede hacer ningún motor que no haga depender de la factura telefónica, o de tener que construir miles de presas o centrales nucleares para producir la gran demanda de electricidad que se requerirá en todo el planeta?, recordemos cómo en la película Regreso al Futuro se usaba agua o cáscara de plátano como combustible del coche.
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                Lo triste es que esta observación debemos extenderla a todos los niveles. Por ejemplo, algo que me vengo cuestionando desde hace un tiempo, si se usan tan masivamente las toallitas higiénicas que grandes áreas del Mediterráneo comienzan a estar tapizadas de ellas por una deficiente gestión de los residuos urbanos, ¿no podría instalarse un contenedor para recogerlas y reciclarlas para la industria textil?. De hecho con toallitas similares, las toallitas atrapacolores para usar en cada lavado y evitar que la ropa destiña en la lavadora, cosiéndolas en mis ratos libres tras haberlas usado, he hecho una curiosa mantita a mi perro. Y es resistente. Bien podrían hacerse blusas, pantalones o mochilas.


               
Porque la racionalidad, en el mundo actual, brilla por su ausencia ¿o es que nadie se ha planteado por qué razón la mayor huerta de verduras y frutas de toda Europa se encuentra en las zonas más desérticas y con mayor déficit de agua dulce de todo éste continente (Almería, Murcia y Levante)?.

                Por no hablar de los plásticos, que a pesar de todos los avisos, aunque pagando aún se pueden adquirir bolsas de plástico en cualquier comercio, los productos siguen vendiéndose con cientos de variedades de este material y, eso sí, las grandes marcas de ropa se han apresurado a añadir en sus campañas de otoño que disponen de diversas líneas de ropa con cierto porcentaje de plástico reciclado. Y digo yo, ¿qué fue de aquella fabulosa noticia que hablaba de ciertos microorganismos que se alimentaban del plástico y lo degradaban? ¿Por qué lejos de darse prioridad absoluta a un sistema que multiplique masivamente a estos microorganismos y los instale en una nueva planta de reciclaje de plástico, se ha optado por ocultar la noticia y hacerla caer en el olvido???....Posiblemente que los plásticos se obtengan del petróleo (British Petroleum o BP, las compañías norteamericanas y saudíes, o la “española” Repsol y lo pongo entre comillas pues el 52% de la empresa pertenece a fondos de inversión mayormente norteamericanos), o porque uno de los negocios más rentables del gigante chino sea el reciclar el plástico de Europa y otros países para reintroducirlo en forma de plásticos de peores calidad y cargados de colorantes y otros elementos tóxicos, en países de todo el mundo donde tenga bazares multistore (bricolaje, menaje, papelería, etc).
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                Pero claro, para realmente dejar de ser meras ovejas adiestradas a comprar por toneladas objetos que no necesitamos, o que tenemos con creces (entiéndase todo al mundo absurdo e irresponsable creado en torno a las tendencias de moda, accesorios denominados absurdamente “must it” o “debes tener”, y demás complementos totalmente prescindibles que mueven miles de millones, requieren cientos de recursos y productos más o menos contaminantes y son usados por sus portadores a modo de distinción de otros semejantes, mirándoles por encima del hombro o humillándolos por no ir a la última… qué peligro el de las dañinas redes sociales que vuelven al ser humano estúpido, mientras devora programas de cotilleo de terceros que me son totalmente indiferentes, allá cada uno con su vida, o los observa como animales enjaulados haciendo todo tipo de cosas incluso las más inmorales con tal de lograr votos y dinero; patética esta sociedad). Como dijo cierto filósofo (y en el inculto mundo actual se atribuye a Mafalda o a Groucho Marx), ‹‹que se pare el mundo, que me bajo››, que mientras prosigue con tantísimos valores y necesidades superfluas, yo estaré siguiendo la máxima de Martin Luther King: ‹‹si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol››.


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