Navegantes chinos en América

         Ya en varias entradas de este blog se ha comentado el bulo absurdo inventado sobre una supuesta brújula vikinga (aquí) que llevó a los vikingos a América del Norte apoyándose en un mapa falso realizado sobre una carta náutica española robada de un museo español y que ha hecho que un aventurero noruego y su esposa arqueóloga, también noruega (es decir, descendientes de los vikingos) inventen que los restos de túmulos rectangulares donde las leyendas locales decían que determinados amerindios solían pasar allí temporadas pescando, las hagan pasar con casas vikingas de madera reconstruidas a la más pura tradición hollywoodiense –con hachas vikingas, ollas y un largo etcétera de objetos que no han sido hallados, por lo cual lo más seguro es que ciertamente fueran casas usadas estacionalmente por nativos americanos- y logren hacer que la UNESCO declare el asentamiento como Patrimonio de la Humanidad, equiparándolo a la Alhambra de Granada (España), el Taj Mahal de Agra (India), la Muralla China o las Pirámides de El Cairo (Egipto), por citar unos ejemplos, como ya dije aquí, en el mayor engaño jamás creado (y no lo de María Magdalena…).

            Todo ello por el afán de querer echar por tierra la llegada de Cristóbal Colón y los españoles a América, que como siempre digo, su mérito no estuvo en llegar a América –que también-, ponerla en los mapas y comenzar a cartografiarla –que también-, sino establecer un trajín continuo de buques que llevaran hasta América y Europa la cultura, adelantos científicos y demás, de forma que 1492, con la hazaña de Colón (de España), ha supuesto el límite que temporalmente da por concluida la Edad Media y el comienzo del Renacimiento, la edad de la Razón. De hecho, el mérito fue tan colosal que los documentales que se encargan de intentar echar por tierra la hazaña española, cuando hablan del choque cultural con los nativos dicen “los españoles” pero cuando tocan la hazaña de llegar a América la atribuyen a “los europeos”, aunque todos los demás llegaran tras los españoles.

            En fin, grandes complejos y frustraciones aparte, a todos aquellos que sacan pecho ufanos con la fanfarronada inventada del asentamiento vikingo en América, siendo desinflarles la ilusión pero es que me temo que si tenemos que hablar de llegar a América casualmente y de manera puntual, mucho me temo que de nuevo hay que tirar el invento vikingo a la papelera y prestar atención a las evidencias arqueológicas. Si lo hacemos, nos toparemos con varios extraños discos de roca que distintos marineros y pescadores han ido sacando del fondo del mar a lo largo de la costa oeste de América del Norte. Algunos de estos objetos que han sido observados por distintos arqueólogos se han sido muy parecidos a las antiguas anclas de piedra que usaban las embarcaciones chinas hace 3.000 años.

            Pero no terminan ahí las similitudes. Es sabido por todos las distintas investigaciones que se están realizando con la intención de determinar si parte de la población nativa de Sudamérica pudo derivar de gentes llegadas desde Oceanía. En esta línea apunta el hallazgo de ciertos restos óseos de un tipo de gallina asiática (polinésica) en niveles estratigráficos incluso anteriores a la llegada de los descubridores españoles (en la imagen que sigue se muestran dos publicaciones científicas hablando de hallazgos de restos de la gallina araucana y de la gallina polinésica en niveles prehispánicos). También el análisis genético de ciertos individuos parece señalar a esta interpretación, si bien toda la información se va dando con la máxima precaución y a la espera de evidencias inequívocas. Personalmente sí encuentro ciertos rasgos nativos, por ejemplo de mayas que ví en mis viajes por México, con gentes de Asia con las que también me he cruzado en mis visitas a China, Vietnam, Tailandia y Nepal.

            Ya en otra entrada de mi web mencioné la similitud encontrada entre la magnífica tumba del primer emperador que unificó China y se hizo enterrar con el ejército de soldados de terracota (y con toda su corte, que fue enterrada viva con él) y una de las pirámides mexicanas dado que en ambos casos la tumba contaba con ríos de mercurio que las decoraban a modo de enorme maqueta de sus territorios. Para más información, picar aquí 

            

           No acaban aquí los parecidos puesto que la arqueología de China nunca dejará de sorprendernos. En este sentido debemos hablar de una montaña en cuyos laterales solían verse muros de piedras. En medio de la nada –en el desierto Ordos– y sin gentes que se atribuyeran la realización de tales muros, se decidió enviar un equipo de arqueólogos al lugar, a fin de ver si eran restos de antiguos bancales de cultivo. Y como ya se sabe que en China todo ocurre a escalas increíbles…  la montaña resultó ser una enorme ciudad milenaria construida en diversas terrazas, con una muralla perimetral de 10 kilómetros de longitud rodeando el asentamiento de 400 hectáreas (200 cuadras, como les dicen en Iberoamérica) y una ciudadela superior en la cima de la montaña, aplanada, de 20.000 metros cuadrados y dotada de edificios administrativos, palacios y templos. El soberbio yacimiento ha resultado ser revolucionario, no solo porque se cree que se trata de la mayor urbe que existió en todo el mundo hace 4000 años (contemporánea a Stonehenge –Inglaterra- y a la cultura cretense y argárica de España, entre otras), sino porque ha hecho retroceder el origen de la cultura china, antes de lo que se estimaba.

A) Visión de parte del yacimiento de Shimao. B) hallazgo de sacrificios humanos en la parte superior o zona noble del asentamiento. C) zona palaciega, administrativa y de talleres de artesanos.

            Las sorpresas que este yacimiento ha aportado al tema que estoy tratando aquí llegan precisamente de la decoración externa de uno de estos palacios y que parecen transportarnos a las ruinas de Copán (Honduras), en el Yucatán maya del siglo VI a.C., que surgirá 2500 años más tarde de Shimao, o a cualquiera de las demás ciudades mayas de México y parte de Centroamérica.

            Además de estos sorprendentes relieves, también se han encontrado bellos objetos realizados en un jade tan fino que es traslúcido, así como una docena de cuchillos de bronce, siendo los más antiguos conocidos de China en el empleo de tal material.

            Recopilando por ahora, tenemos anclas halladas en la costa oeste americana que recuerdan muchísimo a antiguas anclas chinas, en Teotihuacán se emplearon ríos de mercurio en la decoración de una sepultura aristocrática, como ocurrió también en China y ambos pueblos no solo sentían debilidad por el jade sino que parecen tener el mismo gusto barroco decorativo de sus frisos.

            Por otro lado, también en China se han encontrado ciertos cráneos excesivamente deformados de hace unos 12.000 años que por el momento parecen ser la primera evidencia de deformación artificial de los cráneos, posiblemente respondiendo a cánones estéticos.

           Finalmente, aunque no acabo de verlo muy claro, varios investigadores estadounidenses han señalado a posibles pinturas rupestres encontradas en distintos estados norteamericanos como evidencias de presencia de visitantes chinos que dejaron un mensaje en estas paredes rocosas. No obstante, creo que se está cometiendo el mismo error que en “el asentamiento vikingo” mencionado al inicio de esta entrada puesto que a mi parecer estamos ante pinturas realizadas por nativos norteamericanos.

En la imagen, mapa con algunos de los lugares donde se han reportado grafías que podrían ser chinas y abajo, detalle de una de ellas.