Cuando hablamos del tesoro de Villena (ver aquí) ya comentamos el gran daño cultural que supone el negocio de venta ilegal de piezas arqueológicas expoliadas, tan lucrativo en nuestro país.
Tal vez las “hazañas” de uno de los personajes más lamentables para el patrimonio español sean las del jubilado Ricardo G., de 60 años y vecino de la localidad aragonesa de Aranda de Moncayo.
Afortunadamente, la Guardia Civil logró recuperar más de 4.000 objetos celtiberos en manos de este personaje, que a lo largo de 20 años se dedicó a expoliar numerosos yacimientos aragoneses y sorianos, no dudando en vender sus mejores piezas a coleccionistas alemanes a través del intermediario Axel Guttmann.
Por desgracia, estos daños irreparables en el conocimiento que tenemos y tendremos de la historia de nuestra Península Ibérica, suelen resultar “baratos” y así ocurrió, ya que el expoliador Ricardo G. fue puesto en libertad a las pocas horas de haber sido detenido y haber prestado declaración.
Tristemente, las labores de este personaje habrían seguido pasando desapercibidas de no ser por la voz de alarma dada por el personal del museo Römisch-Germanisches-Zentralmuseum (RGZM), de la ciudad alemana de Maguncia, sobre una subasta de 18 cascos (ss. IV-II a.C.) procedentes de España y de dudosa legalidad.
Debido a la denuncia por parte del museo, la fiscalía de Munich retuvo el lote, comunicándose con autoridades españolas y haciéndoles sabedores de que disponían de tres meses para reclamar los objetos robados.
Como no hubo la menor respuesta por parte de España, la fiscalía entregó nuevamente el lote de objetos a la casa de subastas que en 2009, 2010 y 2012 sacaron a puja los objetos junto con otros nuevos.
Y otra vez el museo de Maguncia volvió a denunciar, repitiéndose el ciclo de acciones. En esta ocasión los periódicos nacionales airearon todo el asunto y al gobierno español no le quedó otra que darse por aludido.
Una vez que las autoridades españolas abrieron la investigación, la casa de subastas ofreció al gobierno español la posibilidad de comprar el lote, si bien desconozco los resultados de esta negociación.
Mientras tanto, la Guardia Civil realizaba la “operación helmet” (casco, en inglés) I y II que dio lugar a la detención de varias personas, incautación de documentación relacionada con los expolios y sobre todo, la recuperación de numerosas y valiosas piezas procedentes de numerosos yacimientos celtiberos.
Entre ellas se encontraban objetos de todo tipo, posiblemente obtenido de tumbas de guerreros ya que había numerosos exvotos, fíbulas, puntas de flecha, espadas, corazas, joyas, recipientes cerámicos, botones y monedas, entre otras piezas.
Lamentablemente estos expolios siguen siendo algo habitual en nuestro país, así que de cuando en cuando aparece en los noticiarios la detención de alguno de estos expoliadores, mostrándonos los objetos incautados.
A saber qué joyas de nuestro patrimonio formarán parte ya de colecciones privadas de todo el mundo mientras la arqueología oficial continua sosteniendo que los autóctonos españoles se limitaron a importar bellos objetos de culturas mediterráneas visitantes y a reproducir, de forma generalmente más tosca, estos objetos ajenos. Patético. Si bien comprobando la actuación de nuestros políticos al respecto y la admiración que estos expoliadores encuentran entre un amplio sector de la población, creo que tenemos lo que nos merecemos.
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