miércoles, 29 de octubre de 2014

El trágico futuro del Titanic


        Posiblemente es el naufragio más famoso del siglo XX. Pocas son las personas que no sepan decir nada de este enorme trasatlántico de la compañía White Star, que se hundió en su viaje inaugural rumbo al puerto de Nueva York, la noche del 10 de abril de 1912, al colisionar con un iceberg.
          

            Cuando en 1985 el equipo del Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI), con el doctor Robert Ballard al frente, descubrió los restos hundidos del barco a más de cuatro mil metros de profundidad en pleno Atlántico Norte, comenzó la titanicmanía a nivel mundial.
            Desde entonces se han realizado numerosas inmersiones al barco, se han extraído de él más de 6.000 objetos incluyendo una plancha del casco del buque o una de sus cuatro chimeneas, se han realizado infinidad de exposiciones por todo el mundo centradas en el celebérrimo trasatlántico que han sido éxito de asistencias e incluso hay una empresa privada que realiza viajes turísticos a los restos del barco, a bordo de pequeños submarinos MIR soviéticos por el módico precio de más de 35.000 dólares norteamericanos.
            Ahora bien, dejando esta histeria y titanicmanía que provoca todo lo relacionado con el naufragio aparte, los datos científicos tomados a lo largo de los distintos años por el Instituto Oceanográfico WHOI muestran que el Titanic se está degradando rápidamente. Mientras que las bacterias de óxido acaban con casi todos los remaches de la megaestructura que aún hacen que se mantenga unida, la corrosión provocada por el agua marina va menguando el grosor de las láminas de acero y otros metales usados, de manera que la situación actual de la estructura es calificada como “problemática”.

En la imagen podemos apreciar el rápido deterioro que los restos del Titanic están sufriendo, puesto de manifiesto por el Instituto Oceanográfico WHOI. Para un estudio más detallado, aconsejo visitar esta web realizada gracias a Robert Ballard y William Lange.
En opinión del especialista en el Titanic, Charles A. Haas, en un máximo de diez años el barco terminará desmoronándose y desapareciendo. De esta manera, el lugar donde yace, que es tumba de más de 1.500 personas, se convertirá también en el cementerio del celebérrimo barco y de las miles de historias fantásticas que circulan sobre él, como que sus bodegas contenían oro del Gobierno inglés destinado a financiar parte de los descomunales gastos armamentísticos que los estadounidenses tuvieron durante la II Guerra Mundial y que por eso fue hundido por un submarino nazi, no por el choque con un iceberg, o que el barco portaba en su caja fuerte principal un cargamento de piedras preciosas de la compañía sudafricana De Beers valorado en 125 millones de dólares.
De todas formas, siempre quedarán las imágenes de su hallazgo, las posteriores expediciones, los objetos rescatados y los testimonios que en su día dieron familiares y supervivientes. Tristemente, ha habido infinidad de naufragios de muy distinta índole a lo largo de la historia conocida, pero ninguno con tanto eco sostenido en el tiempo. ¿Qué circunstancias rodean este hundimiento para encandilar de esta manera a millones de personas a lo largo de las distintas décadas que se han ido sucediendo desde el fatal desenlace del trasatlántico?.




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