martes, 25 de agosto de 2015

Vida y muerte de Sir Francis Drake


Había dejado en “tareas pendientes” la vida y, especialmente, la muerte de este personaje propio de la Inglaterra del siglo XVI. Francis Drake es posiblemente el corsario inglés (pirata inglés para los españoles) más famoso de nuestro país. Nació en Tavistock, Devon, en 1540. Sus padres eran granjeros protestantes. Ingresó muy joven en la marina. Con 13 años comenzó a navegar en un carguero inglés logrando con 20 años el grado de capitán. Con 23 años y a la orden de su primo John Hawkins, realizó varios ataques a  puertos españoles americanos mal defendidos, haciendo del saqueo y del comercio de esclavos un lucrativo negocio.
          En 1567, en la tercera acometida de Hawkins contra puertos españoles caribeños transportando en seis barcos 450 esclavos conseguidos en Guinea y Senegal -Drake capitaneaba “El Judith”-, una tormenta hizo que tuviera que entrar en el puerto de Veracruz para reparar los daños, en donde se hicieron pasar por barcos españoles para lograr provisiones del virrey Enriquez de Almansa, con tan mala suerte de que días después llegó a ese puerto la armada española auténtica. El resultado del enfrentamiento fue el hundimiento de cuatro barcos piratas, la muerte de 500 tripulantes y las pérdidas de todas las ganancias obtenidas en el contrabando de esclavos. Hawkins y Drake escaparon de milagro. Este incidente le hizo jurar odio eterno a los españoles iniciando contra ellos una guerra personal a lo largo de toda su vida.
En 1572 capitaneó una expedición de saqueo contra los puertos españoles del Caribe. Tomando el puerto “Nombre de Dios” en Panamá. Allí, desde un alto, divisó por primera vez el océano Pacífico. Al año siguiente regresó a Inglaterra con un cargamento de plata española, lo que hizo que la reina Isabel I lo acogiera bajo su manto. En 1575, capitaneó una expedición de castigo contra Irlanda donde dejó una muestra de su personalidad. Transportó tropas y colonos ingleses al Ulster y tras el ataque masacró a 600 hombres, mujeres y niños irlandeses que se habían rendido.


En 1577,  de forma secreta –no había guerra declarada con España- la reina Isabel I le encargó una nueva expedición, integrada por cinco barcos y 168 hombres, contra los puertos españoles del Pacífico. Salió en diciembre de Plymouth en su barco “Golden Hind” y tras cruzar el Atlántico, llegó al Río de la Plata donde tuvo problemas. En el estuario abandonó dos barcos, pasando más tarde al estrecho de Magallanes, que cruzó en agosto de 1578, llegando al Pacífico donde perdió un barco en la tormenta y otro sufrió tan graves daños que tuvo que regresar a Inglaterra. En 1579 recorrió las costas chilenas saqueando Valparaíso y capturando algunos barcos españoles de los que tomó sus cartas de navegación. Se dirigió hacia el oeste, arribando en Molucas,  Java y Célebes e Indonesia, doblando después por el extremo de África. Todo el trayecto iba acompañado del saqueo de poblaciones, barcos españoles, portugueses, chinos.., llegando en 1580 a Inglaterra donde fue recibido triunfalmente como un héroe y aclamado como el primer inglés que había circunnavegado el mundo; pretendieron ocultar la gesta de la expedición española de Juan Sebastián Elcano y Fernando de Magallanes que entre 1519 y 1522 ya habían realizado esa hazaña.
         Drake entregó a la reina Isabel los tesoros y las especias obtenidas, recibiendo en una ceremonia celebrada a bordo del “Golden Hind” el título de sir. Al año siguiente la reina le nombró alcalde de Plymouth y miembro del Parlamento, en 1584 y 1585. En 1585 capitaneó otra expedición a América, atacando entre otros puertos, a la colonia española de San Agustín (hoy Florida), creando el primer asentamiento inglés en la isla de Roanoke (a la altura de Carolina del Norte).
      A su vuelta, la guerra hispano-inglesa era inminente, por lo que la reina le encargó destruir la armada que los españoles estaban preparando en Cádiz por orden del rey español Felipe II. Fue quizás su actuación más brillante ya que el 29 de abril de 1587 entró en el puerto de Cádiz al mando de una expedición y, aprovechando el factor sorpresa, saqueó la ciudad y hundió una veintena de barcos españoles, lo que retrasó el ataque español de la Gran Armada (llamada la Invencible por los ingleses) que estaba preparando el almirante español Álvaro de Bazán, uno de los héroes de Lepanto, en Lisboa. Durante esta misma expedición capturó cerca de las Azores una carraca española, procedente de América, con un tesoro valorado en 140.000 libras. También participó, en 1589, como Vicealmirante en el seguimiento por el Canal de la Mancha de la Armada Invencible, sin que en ningún momento se entablara ningún combate naval masivo decisorio. En esta actuación se le asigna su más famosa anécdota: cuentan que estaba jugando a los bolos en Plymouth cuando le informaron del avistamiento de la flota española, a lo que respondió “Tenemos tiempo de acabar la partida. Luego venceremos a los españoles”. Drake realizó labores de hostigamiento a la Gran Armada. Su momento de gloria lo tuvo en una refriega con barcos españoles en Plymouth, donde el almirante español Diego Flores de Valdés que se había quedado rezagado, le rindió su maltrecho galeón “Nuestra Señora del Rosario” (que por causas ajenas se encontraba prácticamente imposible de navegar), sin oponer resistencia alguna, “regalándole” parte del dinero con el que se iban a sufragar los gastos de la recogida de los tercios de Flandes en los Países Bajos por una parte de la flota española, que al refugiarse de la tempestad en Calais fue atacada por Drake con varios buques suyos maltrechos por las refriegas contra los españoles (ocultando así estas bajas, lanzándolos en llamas contra la flota española) y dispersó a la Gran Armada de Felipe II, aunque no logró aniquilarla como pretendía, ni conseguir bajas significativas.

     Tras esta actuación el corsario se transformó en el héroe nacional inglés y desde entonces su vida y sus supuestas hazañas han ocupado los mejores lugares de la narrativa británica exaltando su figura, si bien hay muchos puntos oscuros e inexactitudes en la visión facilitada de Drake, lo que hace que hoy se esté revisando su vida por investigadores objetivos.
      Para tener una visión más exacta del corsario bastaría con revisar su actuación y su conducta en la campaña con la Felicísima Armada, en 1588. Durante ella, Drake evitó los combates serios y se preocupó únicamente de su beneficio particular, incluso perjudicando a la flota inglesa, como señaló su jefe, el almirante Howard, del que desobedeció órdenes continuamente. Todo esto fue tapado por los británicos, que han tenido una visión muy parcial de su figura. Incluso en la anécdota que se le adjudica cuando jugaba a los bolos hay mucha ocultación de la realidad, con el objetivo de tapar un hecho vergonzoso, que es que a pesar de que era el secreto más conocido en Europa, la Gran Armada sorprendió al grueso de la escuadra inglesa refugiado y acorralado en el puerto de Plymouth, sin tener preparadas las defensas. Drake estaba reparando sus barcos tras el fallido intento de emboscar a la flota española en su salida de España. El Jefe de la Gran Armada, el Duque de Medina-Sidonia, decidió pasar de largo para ir a recoger a los Tercios en contra de la opinión de los otros jefes navales españoles, que habían luchado a la orden del invicto almirante Álvaro de Bazán, que era quién hubiera mandado la Gran Armada de no fallecer antes de la salida. ¿Qué hubiera ocurrido si jefes tan experimentados en la mar como el almirante Juan Martínez de Recalde, segundo del Duque, o el almirante Miguel de Oquendo,  o el almirante Pedro de Valdes, entre otros, hubieran penetrado en el puerto con sus barcos, donde estaba la armada inglesa indefensa y sin poder salir por el viento en contra? ¿Qué hubiera ocurrido si en el lugar de un almirante tan bien mandado, sin experiencia en el mar, como el Duque de Medina-Sidonia, estuviera un jefe invicto tan experimentado como Álvaro de Bazán, el mejor almirante español? ¿Se hubiera desaprovechado esa gran oportunidad de hundir la flota inglesa o incluso de hundir un gran buque español en la bocana del puerto impidiendo a barco alguno salir de éste?.

En la imagen, grabado mostrando a la Armada Española a la altura de Plymouth y retrato del bilbaíno Juan Martínez de Recalde, el almirante más veterano y de mayor edad que participaba en la misión.

      Al año siguiente de la Gran Armada, Drake dirigió una expedición contra España en la que mostró sus limitaciones y su poca experiencia en guerra naval. Con su indecisión y hasta cobardía consiguió el mayor desastre naval inglés de esa época. La llamada “Contraarmada” pretendía sublevar a Portugal contra Felipe II, que lo había anexionado gracias a Álvaro de Bazán. Isabel I ordenó a Drake atacar Lisboa con 185 naves y casi 20.000 hombres. Incumpliendo las órdenes intenta, primero, saquear el puerto de La Coruña donde estaban barcos supervivientes de la Gran Armada. El ejército y las milicias, entre las que se contaba la heroína María Pita, lo rechazaron sin lograr botín alguno y con muchas pérdidas. Continuó hacia Lisboa, desembarcando cerca de 10.000 soldados anglo-holandeses al mando del general Norreys que debería atacar por tierra mientras Drake atacaba por mar. Frente a Lisboa la escuadra inglesa fue rechazada por las fuerzas españolas que hicieron huir al corsario abandonando a los soldados angloholandeses a merced del ejército hispano-luso. Drake, perseguido por Martín de Padilla al frente de 9 galeras que habían acudido con refuerzos desde Cádiz, navegó con su flota hacia las Azores para apresar algún barco español de la flota de Indias que transportaba oro o plata, siendo incapaz de dar con ella. Fue un fracaso. Los restos de la dispersada flota inglesa fueron llegando a Inglaterra. El resultado de la “Contraarmada” fue la muerte o deserción del 75% de la expedición. La reina Isabel I, desilusionada con Drake, lo castigó a vigilar Plymouth negándole toda posibilidad de mandar una expedición durante seis años.
      Fue en 1595 cuando le llegó la oportunidad de volver a la acción. La decisión de la reina vino obligada por las continuas derrotas sufridas contra los españoles desde 1588. Planificó una nueva misión que consistía en conquistar Panamá para dividir en dos los dominios españoles americanos. Otorgó a Drake el mando compartido con John Hawkins y con el general Thomas Baskerville. La flota de 28 navíos, con 5 galeones reales y 4500 hombres salió de Plymouth el 7 de septiembre de 1595 y ante la falta de víveres para la travesía, en contra de la opinión de Hawkins, Drake atacó  Las Palmas de Gran Canaria, mal defendida por algo más de mil hombres, la mayoría civiles, al mando de Pedro de Alvarado, que rechazó el ataque inglés eliminando a 40 hombres y apresando otros tantos. Por ello, los españoles conocieron los planes de Drake e informaron a la capital y a las colonias americanas de ello. La escuadra inglesa, tras cargar agua y madera en una playa solitaria de La Gomera, continuó su camino hacia el Caribe.

        Drake puso rumbo a San Juan (Puerto Rico) al conocer que el galeón español “Nuestra Señora de Begoña” de la flota de Indias, que llevaba un gran tesoro de plata, se había tenido que refugiar allí tras una tempestad para ser reparado. El capitán Pardo Osorio informó al rey español de lo ocurrido, por lo que desde España salió un flotilla de guerra integrada por 5 barcos de nuevo diseño (fragatas), rápidos y muy maniobrables al mando de Pedro Téllez de Guzmán, que llegó al mismo tiempo que Drake. A la altura de la isla Guadalupe atacó por la retaguardia a la flota inglesa, causando numerosas bajas y capturando el buque “Francis”. Allí tuvo conocimiento del ataque inglés a San Juan por lo que partió hacia allí y reforzó a los 400 hombres de la guarnición, apoyados por los 300 del galeón “Nuestra Señora de Begoña”. Las 5 fragatas en línea defendían la bahía a la espera de Drake. El 22 de noviembre la flota inglesa llegó al lugar y al ver la disposición de las fragatas españolas desechó el ataque y se dispuso a pasar la noche frente a la bahía, sin tener en cuenta que estaban al alcance de los cañones que se habían adelantado desde la Fortaleza de San Felipe del Morro. Su fuego alcanzó los aposentos de Drake cuando cenaba con sus oficiales hiriendo a varios y matando a los capitanes Clifford y Brown. Se cree que también a Hawkins, aunque hay cierta discrepancia con ésto ya que la versión inglesa apunta que murió el 12 de noviembre por enfermedad.
       Tras la retirada de la flota inglesa, Drake propuso que barcazas con marinos se acercaran a las fragatas, amparándose en la oscuridad, para quemarlas con bombas incendiarias. Así lo hicieron en la madrugada del 23, prendiendo fuego a 3 de ellas. Las tripulaciones de dos fragatas pudieron controlar el fuego a pesar del fuerte viento, de manera que sólo ardió “La Magdalena”, con 40 tripulantes. Pero lo que comenzó bien para los ingleses pronto se torció, porque las llamaradas del barco iluminaron las lentas barcazas inglesas, lo que permitió abrir fuego a los artilleros de las fragatas, destrozando todas ellas y rematando con los mosquetes a los náufragos ingleses. El ataque costó 400 bajas a Drake, frente a 40 bajas españolas. Intentó tomar al día siguiente San Juan, siendo fácilmente rechazado. El 20 de diciembre, Téllez de Guzmán llevó el tesoro del galeón a España donde se organizó una flota al mando de Bernardino de Avellaneda con 8 galeones y otra de 15 barcos al mando de Juan Gutiérrez de Garibay, con 3000 hombres, que salió de Lisboa el 2 de enero de 1596 para expulsar del Caribe a los ingleses.
        Por su parte, el corsario iba descargando inútilmente su ira sobre pequeñas poblaciones españolas caribeñas, cuyos pobladores evacuaron previamente al conocer su presencia, realizando ataques de guerrilla contra los ingleses que iban sumando bajas a las producidas por enfermedades tropicales. Drake planeó atacar Cartagena de Indias, pero el gobernador Pedro de Acuña, conocedor de los planes, había preparado cuidadosamente las defensas que ahuyentaron a Drake tras ver su disposición, continuando su camino hacia Panamá. El 6 de enero de 1596, llegó frente a Nombre de Dios, encontrando la ciudad desierta. El capitán general de la zona, Alonso de Sotomayor, supuso que Drake atacaría subiendo por el río Chagres, por lo que concentró un gran porcentaje de su escaso ejército en la fortaleza del Chagres, pero pensando también en un ataque por tierra, construyó sobre una loma en el camino que llegaba de Nombre de Dios el fuerte de San Pablo, con 70 soldados al mando del capitán Juan Enríquez. Drake propuso que Baskerville avanzara con 1.000 hombres por el camino, mientras él lo haría con una flota de barcazas por el río. Al final Drake no hizo nada y Baskerville, tras dura marcha fue rechazado por los disciplinados hombres del capitán Enríquez.
        Cuando preparaba un segundo ataque llegaron por la espalda 50 infantes de refuerzo al mando del capitán Lierno Agüero, quién tuvo la brillante idea de hacer sonar todas las trompetas y tambores, como si fuera un gran ejército, lo que provocó la desbandada de los ingleses. Atacados por españoles y panameños, contaron cuatrocientas bajas entre muertos, heridos y desaparecidos durante los tres días que tardaron en reunirse con Drake en la costa.
      No tenían posibilidades de obtener agua potable ni víveres. Cada vez que penetraban tierra adentro buscando provisiones, la guerrilla española y panameña producía nuevas bajas, a las que había que sumar las producidas por la selva tropical. Tuvieron que abastecerse de las aguas insalubres del río que produjeron nuevas enfermedades en los ingleses. Drake, enfermo y hundido tras comprobar la magnitud de la derrota de Baskerville ordenó zarpar, tras quemar Nombre de Dios. El 28 de enero, el famoso corsario y pirata inglés fallecía victima de la disentería que le produjo el agua contaminada. Antes le había ordenado a su limitada tripulación que destruyera en su memoria Portobello, cosa que hicieron con posterioridad mientras las campanas de Castilla replicaban por su muerte. Su cadáver fue arrojado al mar en un ataúd lastrado, en las proximidades de la costa panameña, en un desolado islote que los españoles llamaron “Mogote”, después “islote de Drake”.
      Ese fue el fin de la carrera de Drake y de Hawkins, que curiosamente había comenzado con otro desastre en San Juan de Ulúa frente a Francisco de Luján. Ambos personajes, aparte del oficio de piratas (obteniendo sus grandes éxitos en tiempo de paz entre España e Inglaterra, contra poblaciones y barcos poco defendidos), desempeñaron el de contrabandistas,  negreros y almirantes de la flota real inglesa. Tomó el mando del resto de la flota el general Barkerville. Consciente de que la misión había fracasado –tras perder a los dos almirantes, más una veintena de capitanes, 22 oficiales y más de 1.000 soldados– con buques con muy escasas dotaciones, diezmadas día a día por las contagiosas enfermedades tropicales, decidió poner rumbo a la isla de Pino, cerca de Cuba, para reparar las naves y volver a Inglaterra. Mientras tanto la flota de González de Avellaneda y la de Gutiérrez de Garibay se reunían cerca de Puerto Rico tras sufrir un fuerte temporal que las dañó. Marcharon a Cartagena de Indias para repararlas. El 2 de marzo conocieron la presencia de una flota inglesa en la isla de Pinos, por lo que al día siguiente el almirante Garibay al frente de 3 galeones sin reparar, zarpó en busca de la flota inglesa, hallándola el 11 de marzo y aprovechando el factor sorpresa, atacó a los 18 barcos ingleses apresando un galeón inglés con 300 hombres a bordo, y una pinaza con veinticinco. Las dotaciones de los botes que se encontraban en tierra que trasladaban provisiones fueron también hechas prisioneras. Los españoles perdieron uno de sus galeones y ochenta bajas entre muertos y heridos. El resto de la flota inglesa huyó hacia Inglaterra perseguida por el almirante Avellaneda que llegó al final de la batalla de Pinos. A la altura del canal de Bahamas los ingleses lanzaron por la borda todo el peso posible, incluyendo su artillería, y mojaron las velas para ganar velocidad. De esta forma se alejaron del barco perseguidor. Tras una dura travesía en la que las epidemias asolaban la tripulación, 8 de los 28 barcos que zarparon un año antes con el 25% de las dotaciones (2500 muertos y 500 prisioneros), sin ningún botín y sin ninguna victoria frente a los españoles, llegaron a Plymouth casi a la par que la flota de Indias con 20 millones de pesos llegaba al puerto español de Sanlúcar de Barrameda.
     Lope de Vega, que participó en la Gran Armada de 1588, donde perdió a su hermano, narró la última campaña de Drake en el poema épico “Dragontea”. En la portada, hay un grabado que muestra al águila de los Habsburgo españoles matando a un dragón (por Drake) con el lema: “Tandem Aquila Vincit”, o en castellano: “Por fin venció el águila”.


En la imagen, retrato del pirata con su escudo de armas, detalle de éste y blasón de la familia Drake en Musbury (Inglaterra).

       A este respecto me gustaría arrojar luz sobre una mentira (otra más) sostenida largo tiempo. Dicen con orgullo los ingleses que Richard Drake -Draque en español-, era llamado “el dragón de los océanos” por su ferocidad y el terror que infundaba. Recomendaría a estos ilustres investigadores  que antes se documentaran objetivamente sobre la historia de las batallas de Drake contra el Imperio Español, especialmente del desenlace de las mismas, que me llevan a considerar que si ciertamente causó terror fue entre los soldados que debían ir a su mando, viendo la tendencia a abandonar a sus tropas o a esquivar las batallas. Tras esto, les señalaría que miraran al blasón o escudo de armas de la familia del pirata, que ya podría llevar al dragón antes de que Drake naciera. Por tanto, es más lógico suponer que relacionar a Francis con un dragón salió de Inglaterra (o de sus aliados de Flandes) más que de tierras españolas. De hecho, en diferentes documentos de los que se hace eco aquí (en inglés) se puede ver la polémica que tuvo el pirata por apropiarse indebidamente de ese escudo de armas, con dragón incluido, propio de otra familia de rancio abolengo con la que se decía estar genéticamente relacionado y con el significado masónico de tal dragón en el escudo. También informa que Francis Drake fue asociado con un dragón por el belga Theodorus De Bry (en la imagen, retratado como masón) que latinizó su nombre llamándolo “Franciscvs Draco” o “Francisco el Dragón”(en la imagen, detalle del texto), para nada relacionado con el Imperio Español.

  Con esto, espero haber aportado un nuevo enfoque a la polémica de Francis Drake vs El Imperio Español.


8 comentarios:

  1. Un trabajo excelente el que ha hecho. Recopila lo más florido de la vida de ese "militar" tan enormemente exaltado por la oscura leyenda británica. Conocía parte de su relato y me ha gustado conocer el resto porque, aunque no soy de aquí, siempre me ha gustado pagar un precio justo por la calidad de lo que compro y siempre pensé que ese producto tenia muy poca calidad, que todo era el resultado de la enorme y falsa propaganda británica y de los complejos y despechos de una reina pequeñita y limitada. Le agradezco su trabajo, he pasado un rato agrradable.

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  2. Un trabajo necesario sobre la vida de ese personaje. Si bien se me antoja corto porque deja sin mencionar crónicas admirables de marinos españoles que pelearon contra el pirata. Me gustaría profundizar brevemente en la batalla de San Juan de Ulula en México, que menciona en su artículo, porque sirve para sumar un dato más sobre la categoría de ese personaje y un dato más sobre la determinación de los marinos españoles. Esa batalla aconteció en 1568 cuando había paz entre España e Inglaterra. Drake y Hawkins, que llevaban un año de negreros y de piratas por el Caribe, entraron en ese puerto para reparar sus 6 barcos y coger provisiones para la vuelta a Inglaterra. Se hicieron pasar por españoles (allí se esperaba una flotilla española) lo que le permitieron coger rehenes para obligar al virrey español Enriquez a facilitarle ayuda. Su desgracia llegó cuando días después apareció una flota española de escolta de 4 barcos al mando del almirante D. Francisco Lujan, Los piratas pretendieron llegar a un acuerdo con Lujan que ya conocía el valor de los acuerdos de esos dos piratas, por lo que éste atacó a los ingleses. Curiosamente sólo huyeron Drake en su Judith y su padrino Hawkins en su Minion, mientras el resto morían cubriendo la huida en lo que todos valoraban como un acto de cobardía. Pero la valentía de esos ingleses no quedó ahí, sino que como sus barcos habían salidos muy dañados, no dudaron en abandonar a parte de sus hombres a su suerte en la costa de los EEUU para poder atravesar cómodamente el atlántico. Drake con un barco menos dañado llegó antes a Inglaterra (enero de 1569) y contó a la reina un relato tan fantasioso sobre la derrota contra los españoles, la pérdida de toda la riqueza acumulada y la muerte de Hawkins que únicamente fue superado por la sorpresa que se llevó cuando un mes más tarde apareció Hawkins sano, Es una pincelada más de la conducta del considerado por muchos anglófilos el "mejor almirante inglés", igualable a Nelson.

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  3. Admirable trabajo que hace justicia con la verdadera realidad de ese pirata inglés. Me ha gustado que Vd describa la realidad que se dio durante los cuatro siglos del imperio español y las gestas de militares españoles que lo hicieron grande. Me hace feliz que se reconozcan las hazañas de esos militares ilustres que lo dieron todo por su país y su rey.

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  4. Gracias por su artículo que me ha ayudado a conocer la vida, gesta y milagro de Francis Drake. Sobre ello tenía un cacao mental tras estar un año trabajando en Londres y leer allí la historia de este "gran almirante, terror de los españoles" y contrastarla con la de otros historiadores en internet. La suya, aunque la considero corta, ha sido más definitiva, me confirma lo que en el fondo muchos pensabamos. Ha sido también muy propicio el complemento que añade Juan Sancho en sus comentarios y sospecho que habrá muchos más al respecto. Siempre las mentiras y los falsos testimonios tuvieron una vida limitada y ya no hay tanta fuerza para esconder la verdad de la historia en el "imperio británico", son problemas de la democracia. Muy buen trabajo.

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  5. Muchas gracias por sus opiniones. Efectivamente habría mucho más que contar sobre las correrías de tan "ilustre" personaje y "sir" en pago a sus "impresionantes" hazañas. Escribir más específicamente sobre las andaduras de este caballero requeriría más de tres entradas, pero considero que con estas "leves pinceladas" uno ya puede vislumbrar la verdadera naturaleza de tan insigne militar que como señalo, incluso llegó a tener problemas con los nobles ingleses por apropiarse indebidamente de una heráldica ajena. Buen día.

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  6. Interesante trabajo. Me ha servido para seguir haciendo un seguimiento de los militares españoles casi anónimos que escribieron bellas páginas en la historia de España. Lo de Drake y sus legendaria gestas descritas por los ine de poca veracidad. Graciasgleses ha sido anecdótico, ya hace algún tiempo que las gestas históricas inglesas exaltadas y descritas por los británicos o por su colonia estadounidense carec

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  7. Interesante Valeria la biografía que describe del "gran almirante Drake, terror de los puertos españoles", aunque ya conocia algunas otras en ese sentido hasta hoy no habia encontrado ninguna tan resumida y completa. Ya es hora de que se conozca la verdad, de la conducta y de las falacias que los historiadores ingleses plasmaron, en la línea del mejor Hollywood inglés. De acuerdo con lo que creo que pretende decir Jorge, lo que más me ha gustado del trabajo es conocer el nombre de los grandes marinos españoles que pusieron en aquellos siglos a los enemigos en su sitio y despreciar las versiones canallescas y las falacias de los malos historiadores de Inglaterra y de sus colonias actuales de américa del norte. Gracias por facilitar nombres de grandes marinos españoles, casi anónimos, que me facilitará hacer un seguimiento de ellos. Fantástico trabajo.

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  8. Buenas tardes, Juan de Dios. Cierto, el comentario de Jorge se publicó porque aunque al final queda algo confuso (¿a quién no nos ha saltado el cursor alguna vez a la fila superior, mezclando lo escrito con lo que estamos añadiendo?), se entiende perfectamente lo que pretendía compartir. Y es que si hay algo que es digno de admiración por parte del Imperio Inglés es precisamente, a mi parecer, las grandes campañas de marketing que han emprendido siempre para sin decirlo directamente (ya que estarían mintiendo), dar a entender una realidad en su manera de narrar los hechos que para nada acaba siendo lo que en verdad pasó. Pero como cantaba la maravillosa voz de Freddy Mercury con su banda inglesa Queen: "Show must go on", así que siga la farsa hasta que caiga el telón y se demuestre lo distorsionado de la historia contada. Lo malo es que ese show se ha alargado más de un siglo y afortunadamente, como apuntaba otro comentarista (Jaime Candau) la llegada de internet y la democracia ha dejado en evidencia muchas de "las verdades" inglesas a costa del Imperio Español. Es ya tiempo de reconocer los méritos y acciones de ambos imperios, creo yo. Un saludo.

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