Decía en la entrada anterior que
la arqueología en la provincia de Cádiz nos depararía grandes sorpresas en un
futuro no muy lejano, sin embargo no me imaginaba que lo haría tan a corto
plazo. Y es que estos días de “escapada” por tierras gaditanas han resultado ser
bastante más fructíferos de lo que había supuesto en mis estimaciones más
optimistas.
Comencé
la buena racha al visitar en la sala Hospitalito del Puerto de Santa María, la
exposición “si el mar hablara” relatando
los hallazgos realizados bajo el mar, en la localidad. Allí, una de las
trabajadoras, Joaquina, estuvo ayudándome a apreciar las figuras mal
conservadas de la impresionante estela neolítica encontrada entre las piedras
del espigón del puerto y que, como el museo percibe con acierto, recuerda en
decoración a las halladas en túmulos de Irlanda. Si nos fijamos en la imagen,
una de las caras muestra gran cantidad de “cazuelas” u oquedades circulares
realizadas artificialmente en numerosos yacimientos con pinturas rupestres y
petroglifos del Neolítico. También están presentes en otra estela considerada
púnica por la institución y que intuyo que fue mucho más antigua (por su vaga
decoración y cazuelas), reutilizada por los púnicos milenios después al ser
considerada sacra por los habitantes de la zona.
De
ahí me dirigí al Museo Municipal del Puerto de Santa María y nuevamente fui muy
bien atendida por los trabajadores de dicha institución, compartiendo amplia
información conmigo. Me informaron sobre el espléndido yacimiento de Doña
Blanca, en el que –aún no es oficial, pues continúan los trabajos de
investigación– se han encontrado superpuestas al menos siete ciudades y aunque
por el momento las dataciones más antiguas obtenidas no se remontan a más allá
del siglo VIII a.C., no se descartan sorpresas cronológicas en los niveles más
profundos. Habrá que esperar.
Con
todo, me comentó que parece cada vez más claro para los investigadores
gaditanos que la milenaria ciudad de Gádir aludida por las crónicas antiguas se
referían a este yacimiento y no a la actual Cádiz. No parece nada descabellada
esta afirmación si consideramos que a día de hoy en la localidad del Puerto de
Santa María abundan los edificios señoriales habitados por personas de la talla
de Cristóbal Colón o el genial D. Blas de Lezo (cuya última morada pues desde
aquí partió hacia Cartagena de Indias, para mi desilusión, está actualmente
transformada en un bar de copas y unos apartamentos turísticos; algo patético y
ofensivo, si lo comparamos con las viviendas de otros marinos ilustres
británicos, por ejemplo). Aunque claro, poco podemos protestar cuando en el
mismo Panteón de Marinos Ilustres (¡qué manera de llover!) de San Fernando, la
placa que recuerda a tan insigne marino militar tiene tan sólo un año. Mi
decepción fue en aumento cuando al interesarme por alguna placa que recordara a
los numerosos marinos y soldados de los Tercios de la Armada Invencible en este
panteón, el guía me señaló que sí, tenían una recordando a D. Álvaro de Bazán. Pues
estupendo…considerando que nunca formó parte de tal expedición. Afortunadamente
en el País Vasco parece que recuerdan con más afecto a los almirantes de esta
flota. Fue bastante frustrante comprobar cómo un lugar que esperaba rendiría el
merecido recuerdo y tributo de la Marina
Española resultó ser tan parco y falto de memoria hacia sus
grandes personajes. En fin, más de lo mismo, me temo. Este país no cambiará
nunca?.
Placa recordando a Blas de Lezo. Hubiese
preferido que se preservase su vivienda, con mobiliario –si no suyo, al menos
similar al usado por él y su familia, como ocurre en la casa natal de Miguel de
Cervantes en Alcalá de Henares o en la de Álvaro de Bazán, en el Viso de
Marqués- y dibujo del puerto de la localidad cuando el rey Fernando VII arribó
a bordo de una falúa.
Dejando
chascos a un lado y volviendo a las gratas sorpresas, a pesar de que el solar
de la actual ciudad de Cádiz (en cuyo puerto hay una estatua de Blas de Lezo
colocada desde no hace más de un par de años) no ha aportado vestigios
anteriores al siglo VIII a.C., Adolf Shulten estimaba que no lejos de allí
estaría la capital de Tartessos, concretamente en los pinares de la Algaida. No andaba muy
desencaminado el alemán descubridor de la mítica Numancia (cuyas excavaciones
pagó de su bolsillo), pues hará unos días salía en los periódicos locales el
hallazgo de una ciudad precisamente en esa zona y que consideraban las primeras
estimaciones que podía ser del siglo I a.C., o algo más antigua.
Regresando
al Puerto de Santa María, no lejos del yacimiento de Doña Blanca está el de El
Aculadero, donde se ha recogido abundante material lítico del Paleolítico
inferior (850.000-800.000
a.C.), detalle que hace cuestionarse seriamente la
teoría oficial que sostiene que los homínidos partieron de África hacia Próximo
Oriente, Turquía y Asia, los Balcanes y de allí a Europa llegando a la Península Ibérica
en último lugar. Los hallazgos de Orce (Granada), Torralba y Ambrona (Soria) y
del Aculadero (Cádiz) entre otros, parecen mostrar lo contrario.
Para
mi sorpresa, encontré esta misma idea en el ameno e interesante “Centro de
Interpretación de la
Prehistoria”, también conocido como “Cádiz Prehistórico”, en
Benalup. Merece la pena su visita para hacerse una idea del estado actual de la
prehistoria en la provincia y pasar a visitar más tarde in situ, si el clima lo permite (me reitero, ¡pero qué manera de
llover!), los diversos yacimientos que se citan y muestran en el museo y que se
encuentran en los bellos alrededores.
Así
las cosas, es evidente que el ser humano estuvo habitando la provincia de Cádiz
entre el V milenio a.C. (dolmen de Alberite) y I milenio a.C. Con respecto a la
milenaria ciudad de Gádir, a tenor de la información aportada por los trabajadores
del museo municipal del Puerto de Santa María, creo bastante viable que se
localizara en el yacimiento de Doña Blanca. Realmente habrá que estar muy
atentos a las sorpresas que puedan aguardarnos en el transcurso de las
excavaciones de dicho yacimiento.
Deseo
agradecer sinceramente toda la amabilidad, información y atenciones recibidas
por mi parte de:
- Joaquina (Sala Hospitalito,
dependiente del Museo Municipal del Puerto de Santa María, Cádiz y sus
compañeros),
- Rubén Flor (Centro de
Interpretación Cádiz Prehistórico, Benalup).
Me ha agradado su artículo que me ha enseñado muchas cosas de mi tierra. Me gusta la mar, tengo un balandro con el que a veces recorro la costa gaditana y siempre he admirado a nuestros compatriotas que conquistaron un imperio.De ahí que me guste su página, porque desentierra del olvido a grandes hombres que hicieron historia. Comparto con usted lo que señala del Panteón de Marinos Ilustres, tres veces lo he visitado y tres veces he salido decepcionado. No entiendo como al frente no haya un marino que conozca la historia naval, tampoco entiendo que no se pueda visitar por libre, ya que en cualquier visita me ha quedado más de un 80% sin ver. Felicitaciones por su trabajo.
ResponderEliminarBuenos días, Antonio, gracias por sus palabras. Ciertamente Cádiz es una provincia totalmente abierta al mar, así que sospecho que es cuestión de tiempo que la arqueología nos de gratas sorpresas (siempre que no se empeñe ella misma en negar las evidencias por no concordar con las ideas oficiales creadas numerosas décadas atrás, e incluso siglos, como viene heciendo). Con respecto al Panteón de Marinos Ilustres, realmente decepciona. Ojo, que la persona que lo muestra tiene muy buena predisposición, gracia (y fino sentido del humor) y muchas tablas pero francamente no creo que sea lugar para irse a echar unas risas. Un poquito más y acabamos dando palmas, que nos cantaran una chirigota o disfrazándonos de bucaneros porque los de "español y olé" ya se repite varias veces a lo largo del breve recorrido.
ResponderEliminarSi visita la casa de D. Álvaro de Bazán, el guía sí es militar ya retirado y se nota otro talante. No hay risas pero sí mucha información y anécdotas desconocidas de la vida de tan insigne almirante que nunca conoció la derrota. Eso mismo esperaba encontrar en San Fernando, en el panteón que la Marina Española posee...datos que a más de uno pudiera aburrir pero que los va buscando cuando va a esos lugares. Por eso mismo, por su ausencia, decepciona. Como usted, tampoco entiendo que no se permita visitar por libre o incluso fotografiar las placas (¿qué secreto de estado se pone en peligro con ello?) pues las hay y muy curiosas (por ejemplo a la entrada, en el exterior, sobre las fechas de las expediciones a distintos lugares del mundo). Por no haber, ni hay lista de los homenajeados y enterrados en el interior del edificio. Por no mencionar que no hay un solo libro a la venta. Al preguntarle al guía al respecto, nos comentó que sí existe uno editado sobre el Panteón pero que únicamente se regala en ocasiones destacadas a personajes relevantes. Pues estupendo. Y que en el Panteón de la Marina Española no haya una sola mención a la Armada Invencible, o a Martín de Padilla (por mencionar uno de tantos olvidados)...¿por qué?, ¿de qué tienen que avergonzarse?. Y es que lo que comenta, que el hecho de que se repita la visita varias veces no es motivo para ver más cosas u obtener más información, únicamente le repetirán la charla varias veces. En fin...muy decepcionante, la verdad. Un saludo.
Ha realizado un buen trabajo sobre la otra historia de Cádiz. Me ha gustado que de luz sobre aspectos del pueblo que no están claro o están en el olvido. Le felicito por sus críticas contra el trato dado a hombres ilustres que pasaron por esta provincia. Soy un admirados de D. Blas de Lezo, disfruté con sus dos trabajos, me emocioné cuando se levantó su estatua en Cadiz y es muy triste que este hombre que limpió el Mediterráneo de piratas desde su domicilio en El Puerto no disponga de una casa-museo. De acuerdo con todo lo que señala en su respuesta a Cano. También yo he padecido la gran decepción en mis visitas al Pabellón de Marinos Ilustres y más aún cuando en la primera visita que hice, hace un poco más de una año, no había ninguna mención a D. Blas. Iré en el próximo puente al Viso del Marqués a visitar el hogar de otro hombre grande, de D. Alvaro. Excelente trabajo.
ResponderEliminarGracias por su comentario, Julian. La verdad es que no he acertado a comprender nunca la razón por la cual D. Blas de Lezo ha sido siempre tratado con tanto desdén por parte de las instituciones. Es extraño. Eso mismo es extrapolable a los almirantes de la Armada Invencible, como por ejemplo el mismo D. Juan Martínez Recalde (otro de mis admirados), brazo derecho de D. Álvaro de Bazán y del que no se conserva nada, ni tan siquiera su casa o una estatua.
ResponderEliminarEspero que disfrute de su visita a la casa-museo de D. Álvaro de Bazán. Un saludo.