Galicia es esa región mítica donde la sucesión
de tradiciones de diferentes culturas que han ido desfilando por ella a través
del tiempo han arraigado de tal manera que adquiere una dimensión y una mística
imborrable.
Son muchas las rutas con encanto y misterio que
cruzan esa hermosa tierra. Muchas de sus ermitas e iglesias se construyeron en
lugares ancestrales que tienen que ver con antiguas tradiciones y hechos
simbólicos. La mayoría de ellas
guardan tumbas medievales o leyendas vinculadas a santos, cuyo nombre presiden el
lugar. Esta asociación genera, en muchos casos, una tradición de poderes curativos y en muchas
de ellas se realizan ritos relacionadas con la sanación.
Abarcar todos los casos que dieron origen a esta tradición
es tarea imposible porque excedería con creces los límites del artículo.
Hablaremos de algunos casos interesantes, como el de la tumba labrada en una
piedra junto a la ermita de A Xestosa (Covelo, Pontevedra) o la de San Vicente
de Ponte Caldelas, donde la santidad del lugar es motivo de visitas y
peregrinaje. También en estas tierras se da el caso contrario; la cama de
Aldán, en Cangas, conocida como la ‘Cama do Demo’ o la ‘Cama do Xudeu’ (“cama
del judío”) no está relacionada con la presencia de un santo sino con el lado
opuesto, un demonio. Se trata de una tumba de la Alta Edad Media, situada
en lo alto de una gran mole de piedra de más de 20 metros de altura, que
se encuentra en la carretera de Aldán a Bueu, junto a la Casa-Torre de Aldán y frente
a un antiguo palomar.
La leyenda coloca en esta tumba al demonio, aunque otras
tradiciones se la atribuyen a un judío que la utilizaba como cama, cada sábado,
para unirse con una mujer diferente a fin de concebir cada semana un hijo. Este
sepulcro es del primero de los Aldán, un normando emparentado con los reyes
suevos. Por ello también se le conoce, entre los supersticiosos que prefieren
no mencionar a las fuerzas oscuras, como “Sartego (sarcófago) da Laxe”. En la
piedra donde fue labrado el sepulcro se encuentran distintas marcas, una de
ellas cuadrada, que se cree sostuvo en su día una cruz, posiblemente para
alejar a demonios y sucedáneos de la zona.
Detalle de la “cama do Xudeu” o “sartego da Laxe”, lleno de agua de lluvia,
junto a un antiguo palomar.
Otros lugares gallegos, en cambio, tienen efectos
beneficiosos para los enfermos. Es el caso de Cerdedelo (en el concello de Laza, Ourense), lugar tranquilo y
placentero lejos del bullicio ciudadano. En la carretera que va de Cerdedelo a
Camba existe un humilde templo dedicado a la virgen de Penatallada, del siglo
XIX (el templo, que no la imagen de la virgen que es, como cabría esperar, una
virgen negra, pero no “trono”; no tardó en sustituirse años después por una
virgen de piel blanca).
La capilla (de “pena tallada”) recibe el nombre de una
gran roca que se encuentra a muy poca distancia de la ermita y a la que se
puede acceder a través de unas escalinatas de piedra. En ella una hornacina guarda
una figura de la virgen (en la imagen), como recuerdo de la aparición mariana
que según la leyenda ocurrió en este lugar. En el sábado más próximo al 31 de
mayo hay una romería en la que se saca la imagen en procesión en un carro,
seguido de los fieles. Se comenta que esta virgen produce efectos beneficiosos
para los que sufren dolores de cabeza, lo que hace de esta romería una ocasión
propicia para sanar a los devotos que padecen ese mal. No es la única forma de
cura porque en la misma roca de la ‘pena tallada’ se suele hacer un rito para
curar a los que padecen ese mal. Consiste en raspar la piedra donde está la
virgen y utilizar ese polvo para preparar una pócima que cura el dolor de
cabeza, si bien para cumplimentar el rito, el enfermo debe dar nueve vueltas al
templo, conforme reza un rosario. Y nuevamente tenemos simbología pues para los
monjes-guerreros de la orden del Temple, el número 9 representaba el renacer.
También es notable la fe para sanar, en la ermita
rupestre dedicada a la
Asunción, ubicada en el hueco de una enorme piedra, en Monte
Castelo, Pesqueiras, Salvaterra, en la ‘Ruta dos Penedos’ que está situada en
lo alto de un monte en la carretera que va desde Salvaterra a Ponteareas. En su
interior, en un sobrio altar está la imagen de la Asunción. No es una
construcción muy antigua; el pórtico data del siglo XVIII y en la reja de la
entrada se señala al año 1923 como año de colocación. No obstante, existe
información en la zona que señala que en 1592 existía en ese lugar una ermita
dedicada a la
Asunción. Normalmente la iglesia rupestre suele estar cerrada
de forma habitual si bien el día de la Ascensión, día de romería, la capilla está atestada
por devotos. Hay historias por el lugar que señalan que para curarse de “el mal
de ojo” es una buena ocasión visitar este templo singular, situado en un
paisaje con increíbles vistas a las tierras de O Condado y al hermoso valle del
Tea.
Hay otras rutas tan mágicas como ésta y adornadas además
con el sublime encanto de las costas gallegas; dentro de ellas, sin lugar a
dudas, es la Costa de la Muerte la que nos puede
acercar a misterios y hechizos. Recorrer estas costas nos permite conocer
leyendas, creencias y romerías marineras conservadas a lo largo del tiempo en
una costa mítica con santuarios que miran al mar. La
antigua villa ballenera de Caión, en una pequeña península, suele estar abatida
por el mar bravío que la rodea. Mirando el lugar es fácil imaginar la terrible
lucha que los pescadores de entonces mantenían en sus embarcaciones contra la
fuerza del viento y del mar buscando pescar la gran ballena. El domingo
anterior al 8 de septiembre comienza la romería
de Nosa Señora dos Milagres que dura una semana en la que millares de
peregrinos y fieles acuden al templo, del siglo XIX, para pedirle a la Virgen curación a sus males
o agradecerle su intervención en las peticiones cumplidas. Durante esos
días se pueden observar escenas de profunda fe, se puede ver a muchos
visitantes dando varias vueltas de rodillas alrededor del templo, acompañando
con ello su petición de favores. Junto al templo hay una fuente que la
tradición señala como milagrosa para
los problemas de la piel. Lo que hace que al mojar con ese agua la piel
dañada o al refrescarse con un paño mojado se sienta una agradable sensación.
Otro lugar de esta dura costa que no puede dejar de
visitarse pues según la tradición, si no se visita en vida, se hará una vez
muerto (“A san Andrés de Teixido, vais de morto o
que non foi de vivo”), es San Andrés de Teixido, en el
municipio de Cedeiras. Las primeras referencias a esta ermita se sitúan en el
siglo XII, estando en manos de la
Orden de Malta, para pasar en 1196 a la orden de San Juan
de Jerusalén y ya por entonces recibía peregrinaciones. Su situación es
privilegiada, situada en “el final de la tierra conocida”, sobre los acantilados
más elevados de Europa, a 140
metros sobre el nivel del mar. Se cree que posee una
reliquia del apóstol San Andrés quién, según las tradiciones, celoso del gran
número de peregrinos que visitaba la tumba de Santiago y los pocos que acudían
a Teixido, se quejó a Dios y éste le prometió que aquel que no fuera a verle en
vida, le visitaría una vez fallecido. Como en el caso de Santiago, también aquí
se habla de la llegada de una barca con los restos de San Andrés que se hizo
añicos contra los acantilados. Curiosamente los lugareños venden un conjunto de
figuritas realizadas con miga de pan que sirven para proteger de diversas
acciones. La encargada de los viajes, es una barca.
No es casualidad que estas órdenes religiosas se
asentaran en la zona pues la cantidad de tradiciones paganas que aún se
conservan son numerosas. No lejos, en la imagen, está “el bosque petrificado de
San Andrés de Teixido” cuyas piedras han sido erosionadas de manera caprichosa.
Cerca del cementerio de la localidad, otra tradición ubica a una joven doncella
encantada que se aparece a los caballeros pidiendo ayuda, especialmente la
noche de San Juan. Su maleficio consiste en que conforme se acercan a ella se
va volviendo cada vez más espantosa de manera que hasta ahora ninguno ha logrado
no salir despavorido.
En el Santuario de Santo Hadrián do
Mar, situado en un cerro en el camino de Malpica de Bergantiños también se
puede realizar el rito del agua santa. Este templo, del siglo XVI, está aislado
en el cabo de su nombre a las islas
Sisargas. Durante la romería, la procesión con la imagen del santo sale
de Malpica, recorre por la arena de la playa los tres kilómetros del antiguo
camino por la orilla de la costa. Cuenta la leyenda que este santo liberó la zona de una plaga de serpientes (y
ya volvemos a los reptiles defensores de las tradiciones matriarcales). Como
recuerdo del milagro, se puede observar en una de las piedras de los
acantilados, bajo la ermita, la silueta de una de las serpientes en la
“Pedra de Serpe”, sobre la que se ha colocado un crucero pues recordemos que
los ritos cristianos, patriarcales, asociaban a la serpiente con el demonio.
Detalle del faro de Punta Nariga, con su
curiosa escultura. Para agrandar las imágenes, picar sobre ellas.
Todos estos lugares mágicos son
lugares de ensueño, abrigados por la neblina de una tradición que profundiza en
ritos ancestrales del pasado. Suelen estar, además, rodeados de naturaleza más
o menos inalterada y que da bellos paisajes y olores, como ocurre en el paraje
del faro de Punta Nariga, que reproduce la silueta de un barco de piedra sobre
enormes formaciones rocosas graníticas en las que el viento y el salitre han
esculpido figuras de osos, tortugas, brujas… Desde allí el paisaje es inmenso,
sobresaliendo el cabo Roncudo o la silueta de las Illas Sisargas.
Hacia Muxia (tierra de los monjes) la portada del monasterio románico de Xan
Xian de Moraime (o San Xulián de Moraime, en la imagen) nos traslada al Pórtico
de la Gloria
de la catedral compostelana ya que fue construida por la misma escuela del Maestro
Mateo que construyera el maravilloso pórtico de la catedral compostelana- No es
éste el único encanto de este viejo cenobio benedictino del siglo XII; la paz y el descanso llenan este rincón.
Son miles los lugares mágicos de la
geografía gallega. Casi cada palmo de tierra tiene una leyenda asociada, con
seres misteriosos involucrados. Me gustaría dejar a modo de conclusión de esta
entrada, la canción que el grupo gallego Siniestro Total hizo en honor a su
tierra (versionando la conocida Sweet Home Alabama), recogiendo la tradición
que habla de la creación de las rías gallegas cuando dicen aquello de “donde la lluvia es arte y Dios se echó a
descansar”. Según una extendida leyenda, cuando Dios concluyó la creación
decidió reposar contemplando su obra y al apoyar sus manos en el aún blando
terreno recién generado, sus dedos se hundieron originando las rías.
Dice su letra: A una isla
del Caribe/ he tenido que emigrar/ y trabajar de camarero/ lejos, lejos de mi
hogar/ me invade la morriña/ el dolor de Breogán/ cuando suena la muñeira/ el
llanto empieza a brotar.
Miña terra
galega/ donde el cielo es siempre gris/ miña terra galega/ es duro estar lejos
de ti.
Donde se
quejan los pinos/ y se escuchan lalalás/ donde la lluvia es arte/ y Dios se echó
a descansar/ Las zanfoñas de Ortigueira,/ los kafkianos del Jaján/ la Liga Armada Galega/ y
el pazo de Meirás/ Miña terra galega (…).
Me ha gustado su articulo, Valeria. En el pasado puente pateé esa zona y lo hubiera necesitado entonces. Me interesaría más información de la ermita de La Asunción que señala de 1592 ¿conoce porqué desapareció?. Buen artículo.
ResponderEliminarCurioso artículo. Cuando habla del apostol Santiago y del apostol San Andrés, cuyos cuerpos llegaron en barcas ¿existen otras evidencias que no sea la fe para creer que esos hombres santos están enterrado en Compostela y en San Andrés de Teixido, respectivamente? Gracias.
ResponderEliminarMe ha agradado muchísimo su trabajo. Da un leve golpeo a las tradiciones y a nuestros credos. Aunque le han faltado otros lugares místicos pienso que ha mostrado una buena relación en sus referencias. Estaba equivocado con usted. Me admira el interés y la sensatez con que muestra lo nuestro. Ha hecho un muy buen trabajo
ResponderEliminarBuenos días, gracias por sus comentarios. Ciertamente, Mauro, creo que podríamos rellenar miles de páginas sobre los centenares de rincones mágicos de la geografía gallega y más aún sobre la riqueza simbólica de los dichos, leyendas o creencias.
ResponderEliminarLeonar, actualmente en la cima del granítico Monte Castelo existe una ermida da Nosa Señora da Asunción (ermita de Nuestra Señora de la Asunción), adosada al peñasco rocoso que trae a la memoria otras iglesias visigóticas gallegas, rupestres. De acuerdo con sondeos arqueológicos, está sobre el solar que ocupara un antiguo castro romanizado. Se accede a ella a través de un pórtico relativamente reciente, hecho en piedra con arco apuntado de medio punto rematado por una pequeña estructura a modo de torre espadaña. Supongo que el pasar del tiempo, la existencia de otras prioridades por parte de las autoridades y las situaciones de escasez económica y demográfica tuvieron mucho que ver en que la ermita por la que pregunta se deteriorara y tuviera que ser reconstruida tiempo más tarde. Sin embargo, la ermita actual conserva toda la fuerza de la de antaño. De hecho es para mi muy simbólico que en el interior de la misma se observen signos serpentiformes y grabados que recuerdan herraduras, cerca del altar ya que “casualmente” entre los celtas, las fuerzas telúricas se representaban por serpientes y el granito es una de las rocas que más energía transmite, por su alto contenido en cuarzo y ferromagnesianos, entre otros componentes. Por su parte, la herradura es un talismán milenario ya que estaba hecho en hierro, mineral que se creía que mantenía a raya a los malos espíritus; tenía forma de media luna y la calzaban caballos, por lo que se asociaba a la fertilidad y a la buena salud; y todo ello asociado, durante la Edad Media, sirvió para creer que la herradura funcionaba con las brujas como el crucifijo o el ajo con los vampiros pues al hierro se le unía la creencia del pánico que estas mujeres tenían a los caballos, razón por la que se desplazaban sobre escobas. Tal es así que en las tapas de los ataúdes de supuestas brujas o en el suelo, sobre la tumba, se colocaban herraduras para que no pudieran volver a alzarse.
Además, Leonar, déjeme contarle otra curiosa tradición que existe en esta ermita, la de un supuesto fresco en el techo de este templo que tiene forma de cruz y que según la creencia, aunque se intente borrar siempre termina apareciendo nuevamente.
Osorio, la cuestión que plantea ha traído de cabeza a muchos religiosos. En mi nuevo libro, que se encuentra en los últimos trámites de edición, a las puertas de salir al mercado, el segundo tomo de mi trabajo centrado en muchos aspectos curiosos del Medievo de nuestro país (“Jesús y otras sombras templarias. Tomo II”), precisamente analizo la tumba de Santiago de Compostela y su posible inquilino. El problema que surge con las reliquias radica en los métodos de análisis ya que a priori y como geóloga, se me ocurren aplicar dos: el carbono 14 para comprobar la datación exacta del tiempo en que vivió el individuo y el análisis de ADN para compararlo con el de otras muestras que se atribuyan al mismo personaje y ver si efectivamente encajan. El problema, como digo, estriba en que son métodos invasivos, lo que significa que prácticamente hay que destruir la pieza para obtener información fidedigna sobre ella, porque se necesita una muestra que no haya sido contaminada por contacto o exposición posterior a otras fuentes que puedan alterarla. Durante el periodo de vida de un individuo, la proporción de carbono 12 (isótopo estable)/ carbono 14 (isótopo radiactivo, inestable) es constante pero al morir, los átomos inestables se descomponen pasando a aumentar la cantidad de carbono 12. Conociendo la proporción que posee un hueso de ambos isótopos de carbono podremos estimar aproximadamente el tiempo que hace desde que falleció, datando así su muerte en la escala temporal. Ahora bien, si queremos obtener la proporción de carbono 12/carbono 14 que posea la muestra, debemos tomar una porción que no haya estado expuesta a aguas de lluvia ni subterráneas, pero que tampoco haya sido tocada por un ser vivo, ni que haya echado su respiración sobre ella, ni expuesta a sustancias relacionadas con la descomposición de otro ser vivo, etc. Para ello habría que abrir el hueso y tomar su parte más central y aún así, el resultado habría que tomarlo con muchas reservas por si pudo estar expuesto a contaminantes, dando por tanto un valor erróneo de su datación. Lo mismo ocurre con el método de análisis de ADN, hay que seleccionar una porción que no haya alterado su material genético ni haya sido contaminado con el de otro ser vivo. De esta manera se corre un riesgo tremendo de destruir la reliquia objeto de estudio, algo que muchos religiosos (y feligreses) no están dispuestos a asumir. Aparte de ello, claro está, tenemos el hecho de destruir la reliquia para obtener resultados dudosos que nada aporten o, peor aún, que señalen que la reliquia es de fecha posterior o de un área geográfica que nada tiene que ver con la zona que habitó el supuesto santo y que haría que muchos peregrinos o feligreses perdieran su fe en esos restos o en ese templo. Por todo ello, hasta el momento, únicamente se cuenta con un respaldo de documentos, inscripciones de religiosos que vinieron a adorar a estos supuestos restos y escritos que recogen estas tradiciones con el paso del tiempo. Por otro lado no se conservan, que yo sepa, fragmentos de madera de esas embarcaciones en que llegaron a tierra los restos de ambos santos, coincidiendo las tradiciones que señalan a rocas convexas como las barcas petrificadas, boca abajo, por la acción del oleaje que las giró y del tiempo que las transformó en piedra. Espero no haberle liado mucho con mis explicaciones. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Valeria
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