Recuerdo,
cuando era pequeña y jugábamos a saltar la comba o “al elástico”, que “los
mayores” (generalmente otras niñas de más edad que nosotras o incluso las
madres, tías y abuelas) nos enseñaban canciones que cantar durante estos
juegos. Entre mis favoritas se encontraba una canción que más tarde descubriría
que era el Romance del Conde Olinos, pero también estaba otra que decía: “Mambrú se fue a la guerra/ qué dolor, qué
dolor, que pena/ Mambrú se fue a la guerra/ no se cuándo vendrá/ do-re-mi,
do-re-fa,/ no se cuándo vendrá”.
Cuando la
cantaba o escuchaba siempre me surgían las mismas dudas, ¿quién era ese
Mambrú?, ¿y a qué guerra se iba?, a lo que mi abuelo, cansado de mis constantes
preguntas sobre cualquier cosa, optaba por responderme con mucha paciencia e
ironía: “pues un soldado que se fue a
luchar en una batalla, ¿no has oído su canción?” Y me la repetía de nuevo,
mientras hábilmente se quitaba de en medio dejándome con mis dudas.
Así
las cosas, fue transcurriendo la vida y esas cuestiones no respondidas pasaron
a formar parte de los mil enigmas del universo que vas dejando de lado. Hasta
hace poco.
Me
encontraba leyendo diferentes libros sobre las Guerras Napoleónicas (que, por
cierto, dieron pie a la creación en este blog de la entrada sobre la Batalla de Bailén)
cuando curiosamente “me topé” con referencias a un tal Duque de Malborough, que
se suponía fallecido en la batalla de Malplaquet, al remontarse a conflictos
anteriores a las Guerras Napoleónicas.
Retrato del duque de Malborough –John
Churchill- y vídeo recogiendo una de las versiones de la popular canción infantil.
Lo curioso es
que en dicha confrontación de Malplaquet, el duque de Malborough –John
Churchill- era el general que mandaba las tropas inglesas que pelearon contra
las francesas. No era la primera vez, pues había cosechado ya varias victorias
tratando de frenar el avance francés durante la llamada Guerra de Sucesión
Española acontecida entre los años 1701 y 1715, combatiendo a las tropas del
monarca francés Luis XIV.
De manera muy
resumida, esta Guerra de Sucesión Española (archiduque Carlos de Austria,
Carlos VI -emperador del Sacro Imperio Germánico-, conocido en España como
Carlos III, de la Casa de los Habsburgo versus Felipe V de Borbón), comenzó
cuando el monarca español Felipe V de Borbón subió al trono del Imperio
Español, que comprendía el dominio en la Península Ibérica
(España y Portugal), parte de Italia, Francia, Países Bajos, Alemania, Austria
y parte de América. El rey tenía derecho al trono francés, algo que molestaba a
diferentes opositores ingleses, holandeses y austríacos que formaron una
alianza para evitarlo (apoyando intereses propios y al archiduque Carlos VI, de
“los Austrias”) y así repartirse los territorios que pertenecían al Imperio Español
más allá de los Pirineos.
Y haciendo
ciertas las palabras de “nadie gana en
una guerra”, el resultado de estos conflictos supuso grandes perjuicios
para todos los involucrados, principalmente para el Imperio Español, dejando
como claro vencedor a Inglaterra, que por fin logra imponerse como potencia
hegemónica –Gran Bretaña- y a partir de entonces comenzará su ascenso (que no
antes, como se empeñan en sostener erróneamente muchos autores con el episodio
de La Armada Invencible,
en 1588, que no supuso mayor trascendencia para el Imperio Español por mucho
que se quiera revestir de catastrofismo), ganando además las plazas de
Gibraltar (en la provincia española de Cádiz, posición altamente estratégica
controlando el paso del Estrecho y la entrada/salida del Mar Mediterráneo al
Atlántico) y la isla de Menorca (en las Baleares, en pleno Mediterráneo),
además de ¡por fin! lograr intervenir en el Comercio de Indias, adquiriendo a
partir de entonces grandes ganancias económicas de América. El imperio español
perderá también los Países Bajos y sus territorios italianos (Sicilia, Cerdeña,
Nápoles y Milán), mientras que Francia perderá su gran posesión americana (futuro Canadá), que pasa a manos de la corona inglesa. España quedará muy
diezmada territorialmente y la monarquía pasará a manos de los Borbones (de
Francia), a cuya dinastía pertenece el actual rey Felipe VI. Esta guerra se
llevó por delante, en opinión de varios académicos, la vida de más de 1.250.000
personas entre civiles, soldados y enfermedades derivadas.
Batalla de Malplaquet
Pero
regresemos a “nuestro Mambrú” y sus tropas en la dura batalla
de Malplaquet (11-9-1709) donde los ingleses salieron victoriosos sobre los
franceses, no sin sufrir numerosas bajas. Entre ellas se encontraban cinco
generales, lo que llevó a los soldados franceses que sobrevivieron a la batalla
a considerar erróneamente que uno de ellos era el propio duque de
Malborough. Y tal vez tratando de consolarse de tan amarga derrota, los
guerreros franceses inventaron una canción que cantarían para darse ánimos al
decir que vale sí perdieron, pero su mayor enemigo había fallecido en el campo
de batalla.
Al respecto, sobre el origen de esta canción popular,
el compositor español Francisco Asenjo Barbieri dijo:
«En esta creencia, y hallándose los
franceses en su vivac de Quesnoy la noche misma de la batalla, a uno de ellos
(no se sabe quién) se le ocurrió componer y cantar con sus compañeros la
canción: "Malbrough s'en va-t-en guerre; Mironton, mironton, mirontaine;
Malbrough s'en va-t-en guerre; Ne sait quand reviendra"» (revista El
Averiguador, 1871).
Es de suponer que sería la noche
después de ocurrir la batalla, cuando
surgió de manera espontánea esta cancioncilla burlesca que alcanzaría hasta 22
coplas de longitud. Sobra decir que se propagó rápidamente, volviéndose
popularmente conocida en muy poco tiempo.
Años después de terminado
el conflicto, según el mencionado compositor y varios historiadores, la
reina francesa María Antonieta contrata en 1781 entre sus sirvientas a una
nodriza llamada Poitrine, de orígen humilde. Esta mujer, entre las canciones
de cuna que cantará al futuro rey, repetirá incansablemente la pegadiza canción
sobre Mambrú (Malbrough, originariamente), que comenzará a ser cantada por el
resto de sirvientes y más tarde por toda la corte francesa. De aquí pasará a
cantarse por distintos rincones de la geografía del país vecino, expendiéndose
a España y a Inglaterra (donde se creará incluso una moda, otorgando el nombre
de Marlborough a un tipo de tela, carruaje, mobiliario, etc).
Sin
embargo, como decimos, este personaje no falleció en batalla como pretende la
canción (que dice que se va para la guerra y no regresa, de ahí que “no sé cuándo vendrá”, pues ha fallecido)
sino que sobreviviría a la batalla de Malplaquet, en 1709, falleciendo
en 1722 en su propiedad de Windsor (U.K.), como consecuencia de un ataque de
apoplejía.
Ahora bien, si
atendemos a las argumentaciones esgrimidas por “El mundo ilustrado” (1879), se
da otra explicación alternativa al origen de esta canción infantil y aunque
ciertamente se considera a la matrona Poitrine como “causante” de su
introducción en la corte de Versalles, defiende que se trataría de una canción de origen
árabe en la que se relataban las andanzas de un guerrero llamado
“Mambrón”. Los cruzados peninsulares y franceses, en su estancia en Tierra
Santa durante las Cruzadas la oirían y terminarían por enseñarla a sus
conocidos, una vez regresados a sus hogares.
Esquema de las distintas cruzadas realizadas por la Cristiandad a Tierra Santa con el fin de recuperar los "Santos Lugares" (donde habitó Jesucristo) de los sarracenos.
Esta tesis es defendida por M. de Chateubriand mientras que otros académicos, como Martín Sánchez (en su libro “Seres míticos y personajes fantásticos
españoles”) opta por una explicación que otorga el origen de la composición a
los cátaros o albigenses ridiculizando al obispo de Lodeve, conde de Montbrún,
que declararía la guerra a este grupo de místicos (recordemos que el propio
Papa realizará una bula llamando a una cruzada contra los albigenses, siendo la
primera vez en la historia que lucharán cristianos contra cristianos en nombre
de Dios). Los cátaros, que se denominaban así mismos "los puros" también eran conocidos como "albigenses" por ser en la villa de Albi donde se detectara por primera vez la herejía, bastante extendida entre la población pues, entre otras cosas, predicaba que la Iglesia debía poseer menos riqueza y sus miembros predicar con una conducta ejemplar.
Esquema del área “afectada” por
la herejía cátara, al sur de Francia. Detalle de la imponente fortaleza de
Montségur y del monolito que en “el campo de los quemados”, en la falda de la
montaña coronada por el castillo fueron quemados vivos doscientos albigenses
refugiados en Montségur dando así prácticamente por finalizada la “cruzada
albigense”.
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