En una entrada anterior (aquí) dejé pendiente el hablar con un poco más de detenimiento del área de Sintra, en la
vecina Portugal. Sin duda, por los elementos que alberga, fue desde épocas
milenarias un poderoso lugar sagrado que a continuación trataremos de analizar
con un poquito más de detalle. ¿Me acompañan?.
Para
quién lo desconozca, si consideramos el mapa de la Península Ibérica
como si de un rostro se tratase, podríamos decir que Sintra se encuentra en “la
nariz”, cerca por tanto de la capital de Portugal, Lisboa. Al este limita con Fátima, famosa por sus apariciones marianas y al oeste, con el océano
Atlántico.
Muy
posiblemente estemos en una zona de gran poder telúrico que suele manifestarse
en superficie con el hallazgo de antiguos santuarios rupestres, leyendas de
seres encantados de la naturaleza, numerosas iglesias y, cómo no, hechos
extraños tales como apariciones, extrañas luces e incluso visiones de la Virgen.
Sorprendentemente,
en Sintra se dan todas ellas. Ya mencionamos el cercano santuario mariano de Fátima, donde tres niños dijeron haber visto y conversado con la mismísima
Virgen María, quien les trasmitió un mensaje de suma importancia para la humanidad.
Como
otras zonas de la Península,
fue invadida por el Islam en el siglo VIII y reconquistada por los cristianos
gracias a las huestes del rey Alfonso I de Portugal (Alfonso Henriques), quién
arrebató, hacia 1147, el territorio a los árabes de la
Taifa de Badajoz,
Representación de
Alfonso I de Portugal y a su lado, la cueva sagrada de Massabielle (Francia), presidida
por la Virgen
de Lourdes, cerca del santuario mariano y que guarda grandes similitudes con la portuguesa de Fátima. Sorprende ver la pervivencia de mitos como el del Rey Sagrado milenario, tan arraigados en el pueblo español que se manifiesta en los villancicos, como vimos aquí.
Rápidamente
las órdenes militares-religiosas y monásticas se sintieron atraídas por la
mágica zona de Sintra, de tal forma que durante la
Edad Media avanzada era necesario disponer
de permisos o salvoconductos si se deseaba transitar por los bosques de la
zona. La costumbre se perpetuó hasta entrado el siglo XVIII, en el que las órdenes
religiosas comenzaron a perder poder, cediendo el territorio a los aristócratas
que comenzaron a disponer de los terrenos como cotos privados.
La
orden franciscana fue la que más arraigo tuvo en la zona, dejando su huella en
topónimos tales como “caminho dos frades” o “camino de los frailes”, donde aún
puede observarse el via crucis que usaban. Por esta senda (en la imagen), se
pasa por lugares con nombres reveladores tales como Casal de Sao Jorge (santo que venció al dragón, que en otro tiempo
representaba a los cultos matriarcales y por tanto, la imposición de ritos
patriarcales; recordemos que las mujeres instruidas en
cultos matriarcales posteriormente fueron calificadas de brujas, como se vio al
hablar de la población soriana de Barahona) y el Casal de Santa Margarida,
donde estuvo hospedado el mago inglés Aleister Crowley.
Atardecer en el bello
Almaa Sintra Hostel, mapa señalando el camino de los frailes y famosa fotografía
de Crowley.
No
será el único británico que estuvo por estos lares pues, una vez que la orden
franciscana se retiró de este lugar mágico, la familia de Francis Cook se haría
con las posesiones que los religiosos tenían en el “lugar da Boiça”, así como
con el “Palácio de Montserrate”. En la primera finca mencionada, la parcela
posee la nada desdeñable extensión de 10 hectáreas de bosque
en donde se encontraba la Fons Magna Sapientia donde, en opinión de Vitor
Manuel Adriao, se reunía un selecto grupo de iniciados dentro de la propia orden
franciscana, que a su vez formaban la “Ordem de Mariz” para rendir culto a
Melki-Tsedek a través de enclaves señalados en la sierra de Sintra, tales como :
El “Castelo dos Mouros” o
castillo de los moros (que representaba al Sol), Santa Eufemia (la Luna), Sao Martinho (Marte),
Seteais (Mercurio), Pena (Júpiter) y el “Lagoa Azul” o Lago Azul, representando
a Venus. De esta manera, como vemos, el Sistema Solar estaba representado en
tierra.
No
es la única Luna que encontraremos relacionada con la zona (recordemos que la Luna se ha asociado desde
siempre a los cultos matriarcales de fertilidad; los cronistas latinos
dejaron anotado cómo los celtíberos de la actual tierra soriana solían celebrar
sus fiestas en las noches de luna llena, danzando en torno a una enorme hoguera
adorando a la diosa lunar Noctiluca). Pues bien, como digo, hay en la zona un
“monte da Lua” o “monte de la
Luna” y sobre él, hacia 1503 comenzó a edificarse el castillo
que lleva el evocador nombre de “Castelo do Santo Graal”, considerado el más
precioso de todo Portugal y reconstruido con sumo cuidado tras el terrible
terremoto de Lisboa de 1755, que en Cádiz también se sintió (al llevar ligado
además un destructivo tsunami). A este complejo se le conoce también como
“Palacio da Pena”.
Parque da Pena,
perteneciente al palacio mandado construir por el monarca portugués Fernando
II, en el siglo XIX, como residencia vacacional.
No lejos de
allí se encuentra la bella “Quinta da Regaleira” (o también “Quinta da Torre”),
construida a principios del siglo XX y conocida entre los esotéricos, que la
frecuentan, por el simbolismo alquímico que encierra, con cuevas, caminos que
hacen “andar sobre las aguas” (en la imagen), pozo iniciático de 9 plantas
(número usado también por Virgilio y Dante en su recorrido por el Infierno) decorado
con símbolos masónicos (fotografía de la derecha) y tradición de aguas beneficiosas.
Al final del descenso “al inframundo” del pozo nos aguarda la cruz templaria
sobre una rosa (representación del culto matriarcal y de la Virgen). Curiosamente esa
rosa y la cruz (rosa-cruz) forman 8 puntas, que encierra en sí mismo todo un
sinfín de significados; mientras que en el esoterismo árabe representa a la
divinidad, lo perfecto, alquímicamente también posee “su mensaje” al obtenerse
por combinación de las tres vías de La Gran
Obra (seca, húmeda y breve) con los cuatro elementos que reconocía
la Grecia
clásica (agua, aire, tierra y fuego), más el éter de los alquimistas y los tres
planos de “este mundo”, cielo, suelo e infierno.
Como
supondrá el lector, la orden del Temple también tuvo posesiones por la zona
(¡como no!) y es que ciertamente las piedras que sobresalen entre la maleza
bien pudieran pertenecer a antiguos santuarios al aire libre, milenarios.
Ya
hablamos en otro momento de las letras talladas en una enorme roca
dentro de esta “Quinta da Boiça”, llamada “piedra Santa de Kurat” y la extraña
“traducción” efectuada de ellas, que la relacionaban con cultos fenicios y con
la misteriosa orden de Mariz.
La Sierra de Sintra, con su
Monte de la Luna,
es carbonatada y como tal, el agua cargada de sales y acidificada por el CO2
ha ido labrando un intrincado sistema de cuevas y galerías kársticas donde
existen leyendas de tesoros enterrados, de doncellas encantadas, del propio
Grial e incluso de encontrarse en alguna de estas cuevas la entrada al mítico
reino de Agharta, en el inframundo, con una biblioteca con libros contenedores
de gran sabiduría y el mítico Rey del Mundo que tan afanosamente trataron de
buscar los nazis en el Tibet.
Reptiles, cuevas y doncella
encantada, ya tenemos todos los componentes de las leyendas medievales, en la Quinta da Regaleira. Para agrandar las imágenes, picar sobre ellas.
En
fin, que podríamos seguir relatando “detalles” de esta zona tan mágica como
bella y a la vez peligrosa pues, como bien decían los gallegos al tratar temas
como la Santa Compaña
o las Meigas, hay temas o lugares en los que es “mejor no meneallo”.
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