…o
eso dicen, al menos. Supongo que gran parte de los lectores sabe a qué me
refiero cuando hablo de Nazca, la tremenda llanura peruana donde hay trazadas
todo tipo de líneas que se cruzan, dameros, figuras de animales y muchas espirales.
Lo más enigmático de todo es que estas figuras únicamente pueden ser apreciadas
desde el aire, lo que motivó a muchos autores como Eric von Däniken, a
atribuir estos dibujos a extraterrestres o a antiguos indígenas que estuvieron
en contacto con algunos alienígenas que se fueron y realizaron tales dibujos para agradarles
e invitarles a que regresaran.
Como ya supondrán los lectores que
hayan estado siguiendo mi blog, personalmente considero esta explicación como
un desvarío ya que, basándome en las evidencias arqueológicas, no es muy osado
suponer que los indígenas pudieron disponer de los medios y conocimientos
necesarios para construir globos desde los que observar la llanura, o elevaciones hechas con arena, piedras o vegetación, por
ejemplo, para supervisar los dibujos. No hace falta recurrir a hombrecillos verdes para explicar estas
figuras (geoglifos). De hecho, son muchos los científicos que comparten mi opinión y que
las han atribuido a la distinción territorial de distintos clanes,
cada uno identificado por un animal totémico, de una manera parecida a las
estelas del norte de España, en época prerromana, por ejemplo.
Las líneas y figuras de Nazca se
consideran realizadas entre el 200 a.C. y 600 d.C., por la sencilla labor de retirar los cantos y
la capa oscura de arena superficial, dejando asomar la capa más clara que hay
bajo ésta. La zona es tan árida que de esta manera dichas pequeñas incisiones creadas en
la superficie de la llanura, quedan marcadas durante siglos y milenios.
El año pasado, un equipo de
japoneses de la universidad de Yogamata, encabezado por Masato Sakai, daba a
conocer 24 nuevos geoglifos entre los que se encontraban los más antiguos
realizados en Nazca, al datar su construcción entre los siglos III y V a.C.
Ya Cieza de León y el corregidor Luis Monzón las observaron y
referenciaron en el siglo XVI. La matemática María Reiche, invertiría gran parte
de su vida en medir las orientaciones de todas las líneas trazadas en la
llanura, considerando que estaba ante un gigantesco calendario astronómico,
pero sería el investigador peruano Julio César Tello el primero en dotar de
utilidades más cotidianas a estas enormes figuras, puesto que para él
originariamente las primeras estructuras en crearse fueron las rectas. Su uso, teniendo en cuenta el entorno en el que se hallaban, era simple pero vital: señalar
rutas y pozos de agua, esenciales para garantizar la supervivencia de todo
aquel que vagara por esa enorme llanura desértica. Por su simpleza, esta interpretación fue rápidamente desechada por otros investigadores que ansiaban
explicaciones más rocambolescas, si bien el equipo de Sakai ha respaldado las
suposiciones del antropólogo Tello.
Nuevos geoglifos encontrados por el equipo científico japonés dirigido por Masato Sakai.
El equipo de Masato Sakai analizó
durante varios años, todas las figuras de la llanura de Nazca, diferenciando en
estilo hasta cuatro conjuntos diferentes. De acuerdo con las conclusiones de
los científicos nipones, las figuras se disponen escalonadamente, marcando el camino a
la localidad de Cahuachi, una ciudad preinca de la que únicamente es
identificable hoy día una de sus pirámides. No obstante, el equipo de Sakai considera que hacia el 500 d.C., la ciudad gozaba de peregrinaje
entre las poblaciones cercanas y de ahí la necesidad de marcar el camino a esta
importante urbe, de manera similar a los viacrucis medievales de los centros de
peregrinaje cristianos europeos.
Pero aún van más allá en sus
deducciones, ya que de acuerdo con los investigadores de la universidad de
Yogamata, los geoglifos de Nazca fueron realizados por dos culturas distintas,
en diferentes épocas: los naturales del valle de El Ingenio (realizarían figuras de
llamas y cóndores, geoglifos tipo B y A, respectivamente) y los naturales del
valle de Nazca (realizarían formas más abstractas y fantasiosas, además de cabezas-trofeo,
a lo largo del camino que uniría su valle con la ciudad de Cahuachi).
Explicación de la generación de las
figuras (arriba), esquema de interpretación astronómica del geoglifo del mono
(abajo izquierda) y mapa mostrando la disposición de las principales figuras en
la llanura de Nazca, con el centro de peregrinaje Cahuachi y dos cementerios
principales.
No será la zona de la llanura de
Nazca la única en la que se han hallado geoglifos:
Con todo, lo más abundante son las
líneas rectas. De hecho, si observamos una de las imágenes de la web de
Boeckel, podremos hacernos una idea de un detalle de la complejidad de la
llanura de Nazca donde se han representado las rectas y relieves (tomado del
mapa del Instituto Geográfico peruano):
Una vez pasado el boom de las
teorías fantasiosas, parece que los investigadores serios que analizan estas
enormes figuras atribuyéndolas a gentes del altiplano, coinciden en las
suposiciones del Dr. Tello que les otorgó un uso práctico, comunicando
distintos centros de ritos, con pozos de agua.
Gracias a las investigaciones de
estos científicos, actualmente se sabe que la cultura Nazca vivía de la
agricultura (yuca, maíz, calabaza, lúcuma, algodón, frijol, yaba, cacahuete) y
de la pesca (marisco y pescado), poseían una estructura social donde los
guerreros y sacerdotes gozaban de gran respeto pues las luchas por alimentos y
fuentes de agua eran constantes, habiéndose hallado varias cabezas-trofeo con
las bocas cosidas, llevadas colgadas por una cuerda que se pasaba por la
frente, y que se creen que eran exhibidas por los orgullosos guerreros. Entre los ajuares se han
encontrado instrumentos musicales de cerámica, objetos en plata y oro de adorno
personal, bellos tejidos de coloridos adornos y cerámicas, así como caracolas y
moluscos enterrados seguramente en ritos propiciadores de la fertilidad
asociados a las aguas.
Y es que las aguas eran vitales para
esta sociedad, saliendo a la luz en los últimos años, complejos sistemas de
acequias de hasta 11 kilómetros de longitud, en parte subterráneas, pozos con
morfología espiral, bancales, …
Un artículo que recomiendo leer,
para tener una visión completa de la relevancia que el agua supuso para la
cultura Nazca, puede leerse y/o descargarse aquí.
Igualmente, si se posee de tiempo, puede
visionarse el siguiente documental sobre los últimos conocimientos de la cultura Nazca y los geoglifos:
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