Es
lo que sería, si ciertamente se confirman todos los pronósticos y señales. “No tenemos pruebas, pero sí indicios muy
fuertes que rozan la certeza”. Son
las palabras del director de las excavaciones, Konstandinos Sismanidis. Y es
que desde que saltara la noticia a todos los medios de comunicación del mundo,
a finales de mayo, reconozco que estoy emocionada comprobando de vez en cuando
qué “nuevas” se producen al respecto, aguardando esa noticia que pueda
confirmar de una vez por todas, si es cierto o no el hallazgo.
Se que mi actitud no está siendo muy
científica, sin aguardar a evidencias irrefutables a favor, que rotundamente
respalden el descubrimiento pero es que todas las afirmaciones que leo del
equipo de arqueólogos que está trabajando en el proyecto, desde que saltó la
noticia, son cada vez más positivas así que no he podido aguardar más y me he
decidido a compartir la extraordinaria noticia con mis lectores.
Última semana de mayo de 2016.
Ruinas de Estagira, Grecia. Tras más de veinte años de excavaciones (¡veinte
años, que se dice pronto!) el equipo de arqueólogos dirigido por Konstandinos
Sismanidis se decidía por dar un paso al frente en un congreso internacional
que celebraba la Universidad de Tesalónica y afirmaba que si se confirmaban
todos los indicios…. ¡¡¡ Se había encontrado la tumba de Aristóteles !!!.
Aristóteles, el gran Aristóteles. El
hombre que sentó las bases de la Ciencia tal cual la conocemos hoy, del
empirismo. El primer filósofo que decidió trazar una línea infranqueable que
separaría el mundo divino (dioses y sus influencias), de lo tangible (medible y
comprobable), el mundo de los sentidos y de las experiencias.
El gran Aristóteles, la persona que
por primera vez dejó escrito que posiblemente existieron otros seres vivos
antes que nosotros. Cierto es que no llegó a decir que los fósiles eran tales
(tampoco nadie, que sepamos, lo había dicho antes) pero sí se atrevió a decir
que aún meros caprichos de la naturaleza cómo se consideraban, se asemejaban
mucho –aunque en roca– a formas de vida que existían, e incluso llegó a
compararlos.
Aristóteles, el gran sabio que
rompió y rasgó todo el complicado mundo de las sombras y reflejos de divinidad
creado por su profesor Platón (y tan magistralmente sostenido por Calderón de
la Barca en su obra La vida es sueño,
que confieso me da pesadillas… “y los
sueños, sueños son”).
Aristóteles, el grande, el mentor y
tutor del mismísimo Alejandro Magno
–junto con Napoleón y Hernán Cortés, los tres mejores estrategas militares de
la historia, de acuerdo con numerosos entendidos de todo el mundo–, autor de
más de doscientos tratados sobre numerosas ciencias (biología, política,
retórica, astronomía, matemáticas y un largo etcétera) que de acuerdo con los
analistas, influyó tanto en las sociedades futuras que posiblemente “Occidente”
comenzó con él.
Aristóteles, el ejemplo a seguir por el
mismísimo Leonardo Da Vinci; incluso Albert Einstein basó sus métodos en este
filósofo y usó parte de sus enseñanzas.
Alejandro Magno,
ya como conquistador, escucha a su mentor Aristóteles mientras posee a sus
espaldas a Ares, dios griego de la guerra (Marte, romano) y la diosa Atenea de
la guerra y de la justicia (la Minerva griega).
Sin saberlo, muchos razonamientos
que hoy damos por básicos y esenciales, se los debemos a él. También muchos
conceptos (por ejemplo la taxonomía, o el considerar que los seres vivos lo
están porque poseen un alma). E ideas, pues prácticamente no existe una rama de
la Ciencia (salvo la genética) de la que este autor no haya hablado, aportando
algo a ella. Y eso que se han perdido más tratados de Aristóteles de los que
realmente nos han llegado, porque se cree que únicamente conocemos un cuarto de
toda la enorme obra que este sabio dejó tras de sí.
La propia teoría de la generación
espontánea, tan aceptada por grandes científicos como Descartes o Newton, fue obra de Aristóteles. El problema
es que el sabio griego nunca llegó a conocer el genoma ni el ADN. Tampoco
dispuso de un microscopio potente, así que habrá que esperar hasta pasada la
mitad del siglo XVII para que Louis Pasteur demostrara lo erróneo de la teoría.
Nunca llegó a crearse vida de gotas de agua o de una lágrima, por generación
espontánea; ni surgían seres vivos de materia orgánica sin vida y en
descomposición, espontáneamente.
También en astronomía su modelo
erraba, al ser geocéntrico y considerar al Universo limitado y finito. Sin
embargo, se mantuvo durante siglos e incluso milenios porque contenía ideas
acertadas. Así, por ejemplo, consideraba que los planetas se movían
interminablemente describiendo órbitas circulares. Posteriormente se vio que
eran elípticas, pero contínuas. También consideraba que todo objeto que se
movía, lo hacía siempre venciendo una fuerza de resistencia. Y afirmó que a
igualdad de forma y tamaño, un cuerpo más pesado llega antes al suelo que uno
más ligero. De esta manera, sin saberlo, sentó las bases para el estudio de la
gravedad que Isaac Newton realizara milenios más tarde, basándose en trabajos
de este erudito griego. También “picó” la curiosidad de Galileo Galileo cuando
se dedicó a realizar sus ensayos arrojando piedras y plumas de altos edificios.
Representación,
en 1509, que Raffaello Sanzio hizo de los dos filósofos más importantes que dio
la “Escuela de Atenas”, Platón y su discípulo Aristóteles (con un tratado de
Ética bajo su brazo). Platón alza el dedo, teorizando. Aristóteles alarga su mano como deteniendo la argumentación de su maestro, a la vez que parece eludir al empirismo (lo palpable).
Pero regresemos a la noticia que nos
ha llevado a esa entrada. Ya en 1996 se descubrió un edificio bizantino en las
ruinas de Estagira, la ciudad que viera nacer a este sabio en el año 384 a.C.
Tras numerosas investigaciones y nuevos hallazgos, 2.400 años después de la
muerte del sabio, el equipo de arqueólogos cree que posee las suficientes
“pruebas circunstanciales” como para respaldar la afirmación de que estamos
ante la tumba del filósofo.
¿En qué se basan para estas
afirmaciones? En un cúmulo de hechos que en conjunto, efectivamente, parecen
confirmar que es el mausoleo de Aristóteles. Y son:
-
El
enorme edificio se encuentra en la ciudad natal del sabio, donde se sabe que
fueron llevados sus restos
-
Es
un edificio funerario, un mausoleo incluido dentro de una fortaleza, Bizantino
-
¿Qué
personaje famoso de dicha ciudad se hizo merecedor de que las autoridades
bizantinas, al final del Imperio Romano, le edificasen semejante mausoleo y lo
reforzaran con un fortín a su alrededor?
-
¿De
quién se trataba, que tras la caída del Imperio Romano y de la propia Bizancio,
el edificio fue respetado y continuó gozando de prestigio? (pues si no, lo
hubieran arrasado y edificado encima)
-
Al
centrarse en el mausoleo, se encontraron evidencias de que era una construcción
helena (griega), sacando a la luz monedas con la efigie del mismísimo Alejandro
Magno. ¡¿Por qué los bizantinos habían “blindado” (fortificado) un mausoleo
griego contemporáneo a Alejandro Magno y a otros gobernantes que vivieron
contemporáneamente a Aristóteles?!
-
Si
se prescindía de las edificaciones bizantinas posteriores, el mausoleo griego
estuvo dotado de un techado con materiales similares a los edificios públicos,
ubicado en una zona importante de la ciudad, entre el templo de Zeus (el
principal dios del panteón griego) y un edificio porticado cercano al ágora (la
zona central y noble de la acrópolis). Por tanto, correspondía a un mausoleo
abierto al público y con un altar (1.30 x 1.70 cm) ante él, para hacerle
ofrendas
“No
puede ser otra cosa que el mausoleo de Aristóteles”, sentenció Sismanidis,
basándose en crónicas del siglo XI d.C. que hablaban del mausoleo del sabio
griego. También el escrito 257 de la Biblioteca de San Marcos, en Venecia, cita
cómo el cuerpo del sabio fue incinerado en el año 322 a.C. y sus cenizas,
introducidas en una urna de bronce, se trasladaron a su ciudad natal donde fueron
depositadas en un mausoleo ante el que se levantó un altar para ser adorado.
Imágenes del
fortín bizantino, con el mausoleo y su altar correspondiente, en el interior. A
la derecha, el director de las excavaciones de la ciudad natal del filósofo,
desde 1990.
“Me decían que sería feliz, como
todo arqueólogo, si hallaba la tumba de Aristóteles, con sus ajuares
funerarios, y yo les contestaba que, si la descubría, lo que verdaderamente me
gustaría sería encontrar en ella una obra suya perdida”, afirma el
director de las excavaciones.
Detalle de algunos
manuscritos de Aristóteles, copiados y estudiados a lo largo de miles de años
por numerosos eruditos.
De tratarse en realidad del mausoleo
de Aristóteles, estaríamos ante un increíble hallazgo arqueológico puesto que
hoy día sería la única tumba de los grandes sabios y filósofos de la prestigiosa Escuela de
Atenas que ha perdurado.
La noticia ha conmocionado a la
Arqueología, pues hacía ya muchos siglos que se había dado por perdida, al
creer erróneamente que sus restos reposaban en la ciudad de “Chalcis”. Los
documentos analizados por el equipo que dio con el mausoleo evidencian que en
esta ciudad fue incinerado, para ser enterrado en su ciudad natal, en Macedonia
Central.
Como se aprecia
en las imágenes, el mausoleo hallado se encuentra en la parte elevada de la
acrópolis de Stagira –en la zona noble- gozando de unas vistas inmejorables. Un digno sitio para pasar el resto de la eternidad.
Isaac Newton, en su frase favorita
para mi, dijo aquello de: “si ví más que
otros hombres es porque subí a hombros de gigantes”. Pues bien, de
confirmarse el hallazgo, estaríamos ante los restos de uno de esos gigantes,
sin el que posiblemente la sociedad actual habría sido muy diferente de lo que
hoy es y de los conocimientos a los que hemos llegado. Es por ello que no puedo
dejar de estar emocionada.
(Información
tomada de Dailymail, The Guardian, La Tercera y El País)
De ser cierto sin duda tendrias muy buenas razones para emocionarte, que en esa tumba esten esas obras perdidas creo que ya seria mucho pedir, pero ojala asi fuese, un saludo y un placer leerte.
ResponderEliminarHola, Oniooo, gracias por sus palabras. La verdad es que hay una serie a la que me reconozco enganchada. Se llama "tecnología imposible" y habla de toda la maquinaria y adelantos que existían en tiempos pretéritos y desgraciadamente se han perdido por las guerras que han seguido, la quema de libros y demás. Es alucinante comprobar todo el conocimiento que había en muchas materias. De hecho, en ocasiones superior al nuestro. Citaré sólo un ejemplo: el mortero romano que se fabricaba a base de cierta ceniza del Vesubio y que fraguaba bajo el agua endureciéndose y permitiendo construir espigones y puertos como el romano que se encuentra en Palestina, con un bello acueducto a pie de playa. Hoy día somos incapaces de reproducirlo. ¿Se imagina qué joyas podrían mostrarnos tratados perdidos de Aristóteles?. Un saludo.
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