Existe una curiosa
expresión castellana que dice “éste es un
viva la virgen” para significar que es una persona que vive tranquila, sin
preocuparse de las consecuencias de sus acciones sobre él o sobre los que le
rodean. Es una persona que hace en todo momento lo que se le antoja, sin
reflexionar apenas sobre ello. Esta expresión tendría cierta similitud con otra
también de inspiración bíblica y que dice: “esa
persona está hecha un Adán”, en clara inspiración a la idea del primer ser
humano, de acuerdo con el Génesis, Adán, que se pasaba el tiempo tumbado a la
sombra, en el Paraíso. Más tarde, esta expresión adquiriría connotaciones más
peyorativas, al tener por “Adán” a una persona dejada y desaliñada, que se viste
con lo primero que encuentra y tiene todo en su casa y trabajo, desordenado.
Representaciones
del primer ser humano, Adán, en el Paraíso por Miguel Ángel (izquierda) y
Wenzel Peter (derecha). Ambos coinciden en representarlo descansando tranquilamente,
sin agobios ni preocupaciones.
Pero regresando a la expresión de “ser
un viva la virgen”, parecen existir distintas interpretaciones sobre su origen.
De acuerdo con las consideraciones más antiguas, la expresión parece surgir en
el seno de la Marina Española. A bordo de los barcos era costumbre que los
marinos formaran, para pasar revista y asegurarse de que seguían todos bien, en un
orden que venía dado en función de sus méritos. De esta forma, los últimos eran
con frecuencia los más patosos, desordenados o indisciplinados. Pues bien, de
acuerdo con el prestigioso militar Fernando Villaamil en su obra de 1895, Viaje de circunnavegación de la corbeta “Nautilus”,
el gran marino, Capitán de Navío y creador del primer buque destructor de la
historia (al que llamaría “el Destructor”, nombre que desde entonces servirá
para identificar a este tipo de barcos), escribió que el origen de tal expresión se
acuñó a raíz <<de que,
antiguamente, al formar la marinería para cantar el número de las guardias,
uno, dos, tres, cuatro, etc, el que tenía el último número, en vez de contarlo,
cerraba la cuenta con un “¡viva la Virgen!”.>>
Pintura
mostrando marineros españoles en El Callao (Museo Naval de Madrid). Procesión
de la patrona de las gentes del mar, la Virgen del Carmen, rodeada de marineros
y feligreses en Cambrils, Tarragona. Bella pintura del “San Genaro” (s. XVII).
No dudo de la veracidad de sus
afirmaciones, pero considero que a su vez esa expresión pudo pasar a la Marina
como reminiscencia o burla de unos hechos anteriores. Para ello debemos acudir
al trabajo de un investigador posterior, Miguel Fernández Garmón. En su libro
de 1986, “Con la cruz y los faroles.
Orígenes y picaresca del dicho religioso”, nos explica una distinta
versión. La remonta a la época en que América fue colonia española en su mayor
parte, con la Flota de Indias llevando riquezas desde este continente hasta la
Península Ibérica y la flota inglesa loca por hacerse con estas riquezas,
atacando los puertos españoles americanos o a los buques españoles, ya que la
corona inglesa optó por dar “patente de corso” a bandidos y saqueadores
ingleses que contaran con barcos con los que atacar a otros países –fundamentalmente
a territorios del Imperio Español- siendo perdonados sus delitos a cambio de
que entregaran una parte de las riquezas saqueadas a la corona inglesa.
Para evitar tener que enviar a
soldados españoles –imprescindibles en los frentes que el Imperio Español tenía
contra los otomanos y musulmanes en Europa y África, así como en los Países
Bajos, alentados los rebeldes por la corona inglesa– a los puertos americanos
para repeler a los piratas, se decidió entrenar militarmente a autóctonos
americanos para que defendieran sus territorios de las razzias de los
bucaneros. De acuerdo con Miguel Fernández Garmón, se acordó usar el grito de “¡Viva
la Virgen!” en cuánto se divisaran barcos pirata en el horizonte, con el fin
de que las tropas se prepararan en sus puestos, dispuestos para repeler el ataque. El
problema con el que se toparon las guarniciones españolas –de los temidos y
bien preparados Tercios– fue la idiosincrasia de los indios motilones (o los
Barís, en las actuales Colombia y Venezuela), que atendían con desgana las
órdenes y los entrenamientos, solían estar desaliñados y tumbados a la sombra ganduleando,
e incluso se mostraban indiferentes ante el ataque de los piratas a poblaciones
vecinas, siempre que a ellos no les afectase en sus posesiones o mataran a
familiares cercanos. Así las cosas, las tropas españolas constataban indignadas
cómo comenzaba a ser frecuente que durante las guardías de vigía los indios motilones
se quedaran plácidamente dormidos, dando la consigna de “¡Viva la Virgen!” cuándo
eran despertados por los gritos y cañonazos de los filibusteros al saquear las
viviendas, comercios y edificios religiosos que encontraban a su paso. Para
entonces, de poco servía la señal de alarma dada para alertar a la tropa, que
tenía que atacar con el enemigo encima.
De esta manera, de forma irónica,
pasó a asociarse para los españoles ser un “viva-la virgen” (el vigía encargado
de hacer guardia y alertar con ese grito a la tropa al avistar al
enemigo en el horizonte), con ser un vago desaliñado al que le daba igual todo lo
que pudiera ocurrir, por no atender con su obligación de alertar a sus convecinos y tropa del peligro que les asechaba.
Grabado
de un ataque de piratas ingleses a una población española. Los indígenas
americanos caribeños y amazónicos tienen por costumbre emplear hamacas para
descansar, colgando estas telas entre palmeras, dando un aspecto de vivir
tranquilamente sin atender horarios ni obligaciones, lo que tanto extrañó a los
españoles y europeos en general, entre los que era costumbre tener que
mostrarse siempre ocupado. Esta idea se muestra claramente en
la película basada en la obra de la escritora inglesa Jane Austen ,“Sentido y sensibilidad.”, cuando
hacia el final de la película el protagonista Edward (Hugh Grant) va a visitar a las mujeres
que se encontraban descansando y rápidamente buscan costuras y libros para
fingir que andaban ocupadas en distintas tareas. Imagen de niños motilones
junto a una cabaña tradicional comunal.
Es por ello que creo que tal vez
esta idea pasaría posteriormente a la Marina Española, como reminiscencia de
este hecho, atribuyendo el mismo “mote” al peor soldado que fuera a bordo, el
último en cantar el número de las
guardias, como recogería el afamado Fernando Villaamil, durante las
revisiones del personal de la embarcación.
Aún hay una tercera opinión, esta
vez de Covarrubias y Malara, quién considera que se aplica este apelativo a una
persona sencilla, simple y con ciertas trazas de boba.
Estímada Valeria
ResponderEliminarJamás se me hubiera ocurrido imaginar que la expresion "Ser un viva la Virgen",iba a estar relacionado con la Marina o con nuestra etapa americana.
Nunca dejas de sorprenderme y como siempre bien documentada.
Enhorabuena, sigue así. No me canso de leerte y siempre espero tu siguiente comentario.
Gracias por tu dedicación y ganas de trabajar y sorprendernos.
Gracias por sus palabras, Sra Alcántara. La Marina ha sido una fuente extraordinaria para la historia y cultura del Imperio Español pues la Península Ibérica está rodeada de agua por todos lados, excepto por los Pirineos. Lógico es suponer que muy pronto sus habitantes se decidieran a tratar de entenderlo, explorarlo y controlarlo (bueno, eso siempre que no seas arqueólogo, entonces tu "lógica" te dirá en la mayor parte de las veces, que el peninsular siempre lo temió y debió esperar al siglo VIII a.C. para que gentes del Mediterráneo Oriental tuvieran a bien enseñarnos que el mar no es malo y que se puede usar para navegar en él). Dicho ésto, coincido plenamente con usted sobre el dicho. Pensaba que estaría relacionado con nuestras fiestas religiosas y romerías, ¡quién me iba a decir que en verdad venía de América y de la Marina del Imperio Español!. Por eso lo ví tan curioso que no dudé en compartirlo con mis lectores. Celebro que le haya gustado. Saludos.
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