Es
una cuestión que me he planteado en varias ocasiones, incluso cuando estuve
visitando este fabuloso país, pero que, como Perceval ante el Rey Pescador en el
relato griálico del trovador Chrétien de Troyes, nunca me he atrevido a
preguntar a los que sí podrían haberlo sabido, como mi amigo Nachiketa o los
guías (mil gracias, Vladimir, por intervenir cuando el militar en la aduana de
Jordania alegaba mil excusas absurdas para retenerme y tú, hecho un basilisco,
conseguiste que se cambiara por otro que nos dejó marchar sin problema alguno).
Pues
bien, hoy he estado cotilleando por Internet y me he topado con varios sitios
que abordan la cuestión y dicen que las vacas son sagradas por el hinduismo,
religión mayoritaria en la India. No
obstante, esta aparente explicación y paradoja (que tantísimas vacas sean sagradas en un país con tantísimos habitantes pasando hambre y graves carencias) me
crea nuevas cuestiones como por qué son sagradas las vacas y no así los toros,
por ejemplo.
En la imagen se muestran distintos detalles frecuentes de observan en la India, con las vacas paseando libremente entre la población que a veces juega con ellas, las adorna o les habla, como si de enormes y tranquilonas mascotas se trataran.
Indagando
más aún entre cientos de páginas de Internet, esta vez en páginas indias, descubro que la costumbre se
remonta a casi dos mil quinientos años atrás, coincidiendo con un auge
demográfico humano que acarreó que muchos terrenos dedicados a servir de pasto
para el ganado se transformaran en campos de cultivo, especialmente de
hortalizas. Como es lógico, los animales domésticos herbívoros comenzaron a
pasar penurias para mantenerse en igual número que hasta entonces, muriendo
muchos de ellos. Como las vacas eran cada vez más escasas y, por tanto, animales
que denotaban cierto poder adquisitivo, comenzaron a equipararse con la
fecundidad en general y la maternidad en concreto. A este hecho hay que añadir
la llegada sobre estas fechas del budismo a la India, con sus ideas de respeto a la naturaleza.
Esta mezcla de ideas religiosas, combinada con la observación de la cantidad de leche producida por cada vaca y la fertilidad que proporcionaban sus residuos a la tierra en forma de abono, llevó a las autoridades religiosas a decretar la sacralidad de estos animales. El hecho es que matar una vaca para consumir su carne llevaría a alimentar a varias familias, sí, pero en un periodo corto de tiempo. Si en cambio se dejaba a estos animales moverse con total libertad por toda la India, muchas familias podrían beneficiarse de su leche y sacar provecho de las tierras que abonaran durante un largo periodo de tiempo. Por eso se equiparó el hecho de matar una vaca con matar a un brahman, alto cargo religioso en el hinduismo.
El tránsito a la sacralidad de la vaca conllevó una etapa en la que las religiones permitían sacrificar vacunos a ciertos dioses, generalmente toros o bueyes. No obstante esta costumbre hace mucho que dejó de tener adeptos debido a lo costoso que resulta tal sacrificio.
En
la imagen, de izda a dcha, detalle del tejado de un templo hindú, joven Krishna tocando la
flauta junto a una vaca sagrada y representación de todas las deidades del
Hinduismo que luchan contra los demonios que atormentan a los seres humanos y
que son sustentados por un carro de vacas y bueyes, dado que la madre de los
dioses es una vaca sagrada.
En el hinduismo existen al menos dos deidades vacunas, Aditi, la madre de los dioses, y la diosa Devi, también hija de Aditi. Dicen las tradiciones que Aditi sostenía todo el planeta Tierra (por su fertilidad tanto en alimentos como en forma de abono) pero cuando los demonios proliferaron entre los seres creados, Aditi fue partidaria de salvar a los seres humanos y Devi se ofreció a mantenerlos a ellos y a la tierra en la que habitaban.
Actualmente se celebra la fiesta Gopastami, basada en el momento en que Krishna cumplía los 6 años y se le permitió ser pastor de ganado vacuno. Al ser Krishna un niño especial, para él tener seis años equivalía a la llegada a la adolescencia del resto de los humanos y por eso se le permitió aceptar la responsabilidad de guiar y cuidar un grupo de vacas, toros y terneros, actividad que ya el pequeño Krishna había realizado en compañía de adultos debido a su gran curiosidad. Cuando realmente se dejó un grupo de estos animales a su cuidado le supuso tanta satisfacción que paseó por todo el pueblo de Vrindavana, donde habitaba, descalzo, tocando la flauta alegre, seguido de los animales, purificando y santificando así sus pisadas tanto en el pueblo como el bosque donde condujo al ganado a alimentarse.
En este día
festivo de Gopastami, en honor a aquel día, los establos se limpian
primorosamente, las vacas se adornan con bellos colores y ropajes y son conducidas
al río para limpiarse espiritualmente en las aguas. Además se alimentan del
alimento santificado llamado “prasadam”. Y es que al ser preguntado Krishna en
varias ocasiones sobre su fervor por estos grandes animales, insistía en que
eran tan preciosos y necesarios que hasta los semidioses los consideraban
sagrados. Por eso hoy día los seguidores de Krishna respetan a los bovinos.
..Y con ésto, ya ha sido satisfecha mi curiosidad al respecto. Espero que a vosotros os aclare la cuestión, si alguna vez os la habéis planteado.
..Y con ésto, ya ha sido satisfecha mi curiosidad al respecto. Espero que a vosotros os aclare la cuestión, si alguna vez os la habéis planteado.
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