martes, 29 de marzo de 2016

De nuevo la primavera


            Estamos en una situación política confusa, con una crisis mal llevada de refugiados que huyen de las barbaries de la guerra (sirios) o de sanguinarias persecuciones (kurdos), con una situación económica que no acaba de recuperarse y con atentados yihadistas azotando Europa (matizaba un experto militar en este tipo de terrorismo que no es que el yihadismo se esté radicalizando, sino que radicales europeos se están islamizando, o usando esta religión como pretexto para dar salida a su anarquía y ansias destructoras), Asia (Pakistán) …pero aún con todo, me gustaría hacer una abstracción de todo este caos social y centrarnos por unos momentos en otro ciclo vital superior, el de la Naturaleza, ya que nuevamente llegó la primavera.


            Sé que para algunas personas, “con la que está cayendo”, que yo me ponga a hablar de la primavera les puede resultar incluso frívolo pero es que, al margen de todos estos sinsabores que nos llegan desde los medios de comunicación, los rayos del Sol comienzan a aportar más calor, el día va ganando a razón de tres minutos por jornada a la noche, las flores comienzan a proliferar y es posible escuchar a las atareadas abejas (que tan al borde de desaparecer estuvieron, por ataques de parásitos diversos y la llegada de otra especie de avispa alóctona) zumbando en torno a la vegetación.
            Cedamos la palabra al arte, especialmente a la pintura, para permitir recrearnos en esta explosión de vida y color que ocurre a nuestro alrededor cada año por estas fechas. Es por ello que abriré “mi galería” con la obra de Pierre-Auguste Cot (1837-1889), quién no duda en mostrar a la primavera como una joven que flirtea tímidamente, iluminada por los primeros calurosos rayos del sol que se abren camino entre la oscura y húmeda espesura.


            Lo mismo puede decirse de la obra del húngaro Ignac Ujvary (1860-1927), mostrando a un grupo de muchachas celebrando la llegada de esta estación, iluminadas por rayos del sol matutinos que desperezan los rastros de una fría noche:

             En este sentido es mucho más simbólica la “alegoría de la primavera” pintada por el hermético Sandro Botticelli en 1480-1482, mostrando a una fecunda primavera (la Flora griega) que va diseminando exuberante vegetación a su paso, junto a las Tres Gracias -o los tres aspectos de la milenaria Madre Tierra- Voluptas (Voluptuosidad), Pulcritudo (Belleza) y Castitas (Castidad), danzando en un círculo órfico, iniciático, a imitación de los ciclos vitales de muerte, nacimiento y por tanto fecundidad. Junto a ellas, el Hermes griego -deidad del conocimiento “hermético”, llamado así en honor a él, reservado a los iniciados y siendo por tanto venerado por sofistas, alquimistas y cabalistas- que eleva su famoso caduceo hacia un árbol frutal, transmitiéndole así esa energía vital que será objeto de muchos iniciáticos, que desesperadamente buscaron el ansiado elixir de la vida, representado en la mitología griega por diversos frutos de oro, como las manzanas del conocimiento que Heracles fue a buscar al Jardín de las Hespérides en los confines del mundo conocido.

            En el centro del lienzo se encuentra Venus Pandemos, en la visión platónica de la diosa como dualidad cósmica y sobre ella Eros, energía que impulsa todo el ciclo vital de fecundidad, muerte y resurrección.
            Más me desconcierta la pareja a la derecha del cuadro pues, mientras que para todos los académicos y expertos en arte es el dios Eolos de los vientos impulsando a Cloris, personalmente disiento de dicha interpretación. Para mi se trata del dios Hades, del mundo ultraterreno (muerte), devolviendo a Kore o Perséfone al mundo terrenal. Recordemos que Hades queda tan prendado de la joven e inocente Perséfone que decide raptarla y llevarla con él por unos meses al inframundo, correspondiendo así con el invierno, que es cuando parece que la naturaleza muere, para devolverla al mundo terreno en el equinoccio de primavera, cuando la flora y fauna revive, cambiando de estación y alargándose los días (las horas de luz).
            Esta explosión de vida queda bien reflejada en el óleo de la pintora actual, Purificación Retamero Fernández:

            Por cierto que un amigo de la familia, Luis Gómez, me comentó cuando era pequeña que las amapolas -flores que me encantan, por la alegría que aportan al paisaje- son indicadoras de suelos pobres y escasamente fértiles. No se puede tener todo.

Dicha estación también aparece mostrada, de manera más sosegada y relajante, por el inconfundible  Claude Monet (1840-1926), en su “consagración de la primavera”:


            Salvador Dalí parece haberse inspirado igualmente en la luz primaveral cuando realizó dos bellas pinturas de su inconfundible mundo creativo mental.

Representa gigantes mariposas –anunciadoras de la llegada de la primavera- a modo de las aspas de los molinos cervantinos, contra los que se dirige el Quijote. Similares mariposas, lanza en mano y cielos que muestran aires de cambio de estación, los encontramos en otra obra del genial pintor catalán que representa un bergantín español... impulsado por el aletear de numerosas mariposas.


            También Vicent Van Gogh representó la primavera, a su modo tormentoso, en su “rama de almendro en flor” (1890), que realizó para su sobrino.


            Más confortable resulta la luz de los cuadros de Joaquín Sorolla (1863-1923), aunque por el atuendo de los personajes se intuya aún cierto frescor en el ambiente.


            Y su bello retrato a un meditativo Antonio García en la playa.


3 comentarios:

  1. Hola. muchas gracias por incluir mi obra en tus comentarios.

    En adelante seguire tu pagina y te animo a que veas tambien mis novedades, un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Buenas tardes, Purificación, es un placer saludarte. Encontré la fotografía de tu cuadro en uno de mis paseos sin rumbo por la red y me encantó por su pureza y luminosidad. Así que no pude por menos que compartirlo con los lectores. Visitaré encantada tus novedades, sin duda. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Hola Valeria: sin duda internet, nos ofrce muchas posibilidades , entre ellas conectar con gente de sensibilidades parecidas que de otro modo, nunca conoceriamos, ha sido un placer encontrarte, un abrazo

    ResponderEliminar