Esta
semana parece que finalmente el otoño revoltoso está haciendo acto de
presencia, con las lluvias de diversa intensidad, las variaciones térmicas por
según qué zonas siendo más o menos pronunciadas… Y ante este panorama, hoy he
querido volver a ceder la “palabra” a grandes artistas capaces de inmortalizar
y plasmar esta estación en un sencillo lienzo en blanco.
Para
acompañar el visionado de los cuadros, me he permitido proponer “Aire”, de
Johann Sebastian Bach, pero la versión de la pieza tocada con instrumentos de
la época muy similares a los empleados por el compositor para concebir su obra:
así
como el embriagador Canon de Johann Pachelbel (s. XVII-XVIII, y por cierto, amigo del padre del también compositor J.S. Bach), que me emociona
cada vez que lo oigo:
(Es curiosa la mente y su mecanismo para "fijar" recuerdos, cada vez que oigo esta pieza acude a mi cabeza la imagen al atardecer, en una iglesia románica en la cima de Praga, con el suelo y las paredes inundándose con los vibrantes colores de las vidrieras del ábside atravesados por los últimos rayos solares del atardecer; yo había acudido a la bella ciudad de Praga para abrir un ciclo de conferencias en el maravilloso e imponente Museo Natural de la República Checa, y tras ese estresante pero divino día, se me ocurrió subir a visitar el conjunto del castillo y allí, entre murallas y catedral, me encontré con otro conferenciante, ruso, una bella persona con el que compartí grata charla y paseos y finalizamos la tarde asistiendo a un concierto de música clásica en esta pequeña iglesia románica; fue una experiencia increible).
Una de las cosas que más me fascinan
de esta estación es la gran gama cromática que toman los bosques y montañas.
Aunque respondan a una causa natural y biológica (los árboles dejan de producir
excesiva cantidad de savia para hacer acopio de nutrientes para el frío
invierno y las hojas, al carecer de dichos elementos vitales terminan
mustiándose y cayendo, de ahí que en inglés al otoño se le llame coloquialmente
“fall”, “caída” de las hojas se entiende, o “Autumn”), no puedo evitar ver
determinados paisajes rayando lo mágico. Tal vez ahí resida el humanismo del
ser humano, que a pesar de conocer racionalmente los acontecimientos, no pueda
evitar ver ciertas evidencias de magia en torno a él (o de jirones divinos,
para los creyentes). Pues bien, uno de esos mágicos momentos es sin duda el
reflejo de las hojas doradas en las aguas. Y es precisamente eso lo que el
pintor contemporáneo Tom Connie ha reflejado en su siguiente lienzo:
También Graham Gercken (izda) o el
canadiense Charles White (dcha):
Obra de Charles White (izda) y del
español Josep Mª Sola (dcha):
Esto en lo relativo a los bosques
pero, ¿qué decir de los paisajes a pie de mar?. Para ello dejemos que sea el
artista ruso Alexis Adamow quién nos deleite con tres de sus pinturas:
Otro compatriota suyo, Leonid
Afremov, cuenta también con bellos cuadros:
“Migración
de pájaros a la tarde”, a la izquierda, de Alexei Savrasov (1874) y “vista de
Deham”, de Thomas Gainsborough:
Dos
obras de Claude Monet: La Corniche (1884, izda) y olivos (dcha)
“In
splendit insolation”, del inglés Alan Ingham (izda) y “las cascadas del Rhin en
Schaffhausen”, de Philippe De Loutherbourg (dcha):
Mucha
más cálida es la obra “mañana en Ávila”, del artista mexicano Diego Rivera:
“Los
Alpes”, de Pieter Hugo Naudé (izda) y “Harvest Moon”, de Samuel Palmer (dcha):
“Hojas
de otoño”, de Sir John Everett Millais (izda) y la llegada del otoño
representada por John Atkinson Grimshaw (dcha):
Más
cálido, como indica su nombre, es el lienzo “Picos de Europa, cálido estío de
otoño” de Luis Prado Allende (izda) y el “otoño en bicicleta”, de Dani Marfi
(dcha):
Deliciosa musica y buenos cuadros. Es un placer seguir su interesante y variada web, Valeria. Una buena apuesta por la cultura la tolerancia y el buen gusto. Gracias.
ResponderEliminarGracias, Lola, por sus palabras. Celebro que comparta mis gustos. Animan a seguir en la brecha. Un saludo.
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