lunes, 19 de diciembre de 2016

Nuevos datos sobre el asesinato de John F. Kennedy

El magnicidio del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, el 22 de noviembre de 1963 durante su visita a Dallas, ha sido uno de los asesinatos más célebres y polémicos, que han marcado nuestra historia reciente. Prácticamente nació con él la teoría de la conspiración. Han sido centenares las investigaciones iniciadas y varias las teorías propuestas sobre la autoría del magnicidio del trigésimo quinto presidente estadounidense (el cuarto presidente asesinado). Miles de artículos, centenares de libros y publicaciones, reportajes, documentales, series televisivas y hasta una película dirigida por Oliver Stone, pretendían sacar a la luz a los asesinos. Pero no se logró nada definitivo.



Izda: JFK con el presidente Richard Nixon (sucedió a Johnson y perdió sus primeras elecciones presidenciales frente a Kennedy). Dcha: JFK con su vicepresidente Lyndon B. Johnson, en el despacho oval. Al fallecer Kennedy, Johnson pasará a ocupar la presidencia.

La primera investigación fue iniciada por el FBI, un par de semanas después del asesinato. En ella se valoró como autor del crimen al principal sospechoso, Lee Harvey Oswald, trabajador del depósito de libros, Texas School Book Depository,  situado en la misma plaza, Plaza Dealey, donde fue batido el presidente y al que se vio salir de ese edificio inmediatamente después del suceso. En la sexta planta de aquel depósito encontraron, detrás de unas cajas, un rifle Carcano modelo 91/38 y varios casquillos en una ventana que estaba a 1500 m de distancia del coche presidencial en el momento del disparo. En el fusil parece que se encontraron huellas de Oswald, quien fue detenido tras asesinar, presuntamente, con un revólver al oficial de policía de Dallas, J.D. Tippit, que le dio el alto en la calle. Fue acusado del asesinato del presidente, lo que él siempre negó. No hubo posibilidad de juicio ya que dos días después, el 24 de noviembre, cuando pretendían trasladarlo a la cárcel del condado por los estacionamientos subterráneos del cuartel de la policía, al pasar entre una multitud de periodistas, un hombre llamado Jack Ruby, que tenía relación con la extrema derecha y con la mafia,  disparó a Oswald en el pecho. Falleció poco después en el hospital. Tampoco fue posible sacar ninguna información de Ruby, que padecía un cáncer terminal.


Izda: Los hermanos Kennedy (John y Robert) a ambos lados de Hoover, director del FBI. Dcha: periódico inmortalizando el momento del asesinato de Lee H. Oswald a manos del ultraconservador Jack Ruby.

El informe del FBI, entregado a la Comisión Warren -nombre que se dio a la Comisión establecida el 29 de noviembre por el nuevo presidente Lyndon B. Johnson y presidida por el Jefe de la Corte Suprema Earl Warren para investigar el asesinato de Kennedy- señala que se dispararon sólo tres balas. La primera alcanzó al presidente Kennedy en el cuello, la segunda impactó en el gobernador de Texas, Connally Jr, que le acompañaba en el asiento delantero del coche descapotado Lincoln X-100, en el que viajaban y la tercera alcanzó al presidente en la cabeza, matándolo. Se señala a Oswald como autor material de los tres disparos. El informe final de la Comisión, publicado en septiembre del año siguiente, sentencia que Oswald actuó sólo, que fue un “lobo solitario”. Sin embargo, hay muchas evidencias que apuntan hacia una conspiración. Sobre todo tras la publicación del libro “Cuit of Intelligence”, de Victor Marchetti, que describía los programas de agentes dobles organizados por la CIA, entre los que se citaba a  Oswald. Esta peculiar teoría se vio respaldada por el ex oficial de finanzas de la CIA, James A. Wilcott, que, en su declaración a la HSCA en 1978, confirmó que Oswald había sido reclutado para colocarlo como agente doble en la URSS.
También se abrió sitio la idea de que había sido la Mafia la que había eliminado a Kennedy. Se cree que los padrinos del crimen organizado Sam Giancana, Santo Trafficante y Carlos Marcello podían haber atentado contra el presidente, al que parece que habrían ayudado a lograr la presidencia (una de las amantes de JFK, Judith Campbell, admitió haber actuado como correo entre JK y Giancana), porque junto con su hermano Robert, Fiscal General, los Kennedy habían declarado la guerra a la delincuencia. El asesino de Oswald, Jack Ruby también tenía conexiones con la mafia (murió antes de poder ser juzgado). El mafioso Giancana sería posteriormente asesinado a balazos, presentando curiosamente varios impactos en su boca. Había sido llamado a declarar durante las investigaciones del asesinato de JFK.


A: Oswald junto a Johnson. B: noticia del asesinato de Lee H. Oswald a manos de Jack Rudy. C: noticia de la muerte de Jack Ruby.

Pero también había otras teorías, como que había sido planificado por una facción de la extrema derecha del ejército estadounidense, que se había sentido humillada por haber dejado John Kennedy abandonadas a las fuerzas cubanas en el exilio que formaban la Brigada 2506 en la Bahía de Cochinos de Cuba, cuando la CIA envió dicha brigada el 17 de abril de 1961 contra Fidel Castro, para derrocar su gobierno revolucionario. También creían estos militares que el presidente Kennedy no había dado la talla en el conflicto de los misiles contra la URSS, el 14 de octubre de 1962, cuando barcos rusos pretendían romper el bloqueo de barcos de guerra norteamericanos para colocar en Cuba misiles rusos.


Izda: rifle original y aspecto cómo fue encontrado en el depósito de libros, Texas School Book Depository. Dcha: vista desde la ventana desde la que se cree que se efectuaron los tres tirpos contra el coche presidencial, en Dallas.

Por el fracaso de la invasión de la Bahía de Cochinos también se apunta como responsable del magnicidio a la poderosa agencia de inteligencia CIA. Señalan que quería vengarse por la fracasada invasión a Cuba, ya que al no permitir Kennedy que la operación tuviera un apoyo militar, fracasó dicha tentativa. Muchos analistas llegan más lejos aún, cuando afirman que la CIA quería provocar un nuevo ataque a Cuba, acusando a Fidel Castro de un magnicidio fallido contra Kennedy, y que para ello prepararon un atentado para herirle, pero que por error una bala alcanzó la cabeza del Presidente.
La implicación de la CIA cobró gran relevancia cuando Howard Hunt (uno de los oficiales de la CIA implicado y condenado por el escándalo Watergate) declaró en “El Confidencial” en 2007 y antes de morir que había estado envuelto en el plan “The Big Event”, un complot para matar al presidente Kennedy organizado por jefes de la agencia. En este punto es curioso que dos poderosos jefes de la CIA, George H. W. Bush y Richard Nixon, ambos futuros presidentes de EEUU, estuvieran en Dallas el día del asesinato de JFK. A pesar de que ellos lo negaran, quedó perfectamente demostrado. Por un lado, consta que George Bush Senior informó a Edgar J. Hoover, director del FBI, en Dallas el 23 de noviembre de 1963 del malestar de los exiliados cubanos contra Kennedy y, por otro, el periodista del diario Dallas Morning News, Carl Freund,  entrevistó en Dallas a Nixon el mismo día del magnicidio. Nixon participaba en el negocio de la Pepsi Cola –se dice que estaba en Dallas para asistir a una reunión de negocios de la empresa- y había gran malestar porque Fidel Castro había cerrado la planta de la marca en Cuba. El investigador Carl Oglesby fotografió en una fiesta en Dallas a Nixon con el vicepresidente Johnson el día antes del asesinato, señalando en “The Yankee Cowboy War” que en aquella fiesta estaban además J. Edgar Hoover, Allen Dulles (exdirector de la CIA), el millonario petrolero H.L. Hunt, John Connally (exgobernador de Texas), el general Charles Cabell y su hermano Earl, personajes que odiaban a JFK. Señalaba aquella reunión como de coordinación final del magnicidio.


Secuencia grabada donde se ve cómo de pronto JFK se duele del cuello (A), su esposa lo nota a la vez que el presidente se duele del hombro derecho y se inclina hacia ella (B). De pronto recibe un impacto en la cabeza, en su sien derecha (C) que le impulsa hacia atrás y hacia la izquierda (D). Su esposa trata de huir del lugar mientras el presidente, posiblemente ya muerto yace en el sillón del coche (E). Esquema de “la bala mágica” que trata de explicar todas las heridas ocurridas en el coche presidencial ese día en Dallas. Pido disculpas por la crudeza de las imágenes, pero creo que muestran bien cómo murió el presidente norteamericano.

Otra teoría apunta al vicepresidente Lyndon B. Johnson que, según el redactor político Roger Stone, fue el que más se benefició de su muerte, ya que ocupó la Presidencia varias horas después. El estratega político Stone señala que Johnson dirigía un gran proyecto de corrupción, consistente en suculentos contratos de empresas con el Gobierno, muchas de ellas empresas armamentísticas, lo que justificaría la intención de llegar a la Presidencia y ocultar así sus fechorías. Conocía las declaraciones de Kennedy en las que aseguraba que iba a denunciar sus corruptas conexiones, procesarlo y dejarlo fuera de la candidatura para los comicios de 1964, por lo que se vio obligado a actuar. Apoya esta teoría, señalando cómo tras su acceso al poder se intensifica la guerra en Vietnam y con ella el gasto en las industrias de armamento. Esta teoría ganó peso con la publicación del libro “El último testigo”, en el que se recogían las confesiones del millonario financiero tejano Billie Sol Estes, muy ligado al entonces vicepresidente Johnson, que había sido  sancionado por los tribunales tras la investigación y posterior denuncia del Fiscal General Robert Kennedy, donde manifestaba que el vicepresidente le obligó a silenciar los negocios sucios entre ambos. El día 21 de noviembre, el vicepresidente asistió con su intima amiga Madeleine Brown a una fiesta privada en casa del magnate del petróleo de Dallas Clint Murchinson, en donde pronunció una inexplicable frase: “A partir de mañana esos malditos Kennedy no serán más un problema”.


Uno de tantos esquemas ilustrativos publicados por distintos medios de comunicación comentando el asesinato. Para aumentar su tamaño, picar sobre la imagen.
 

      Pero todavía hay más teorías, En ellas también se menciona al FBI, alegando las malas relaciones y los continuas humillaciones que los hermanos Kennedy le hacían a su director Hoover por sus continuas escuchas, por meter las narices en los temas mujeriegos de los hermanos, incluido el caso Marilyn, por lo que se veía en el punto de mira de una posible sustitución.


J. Edgar Hoover, director del FBI, con JFK en el despacho oval, con la actriz Marilyn Monroe (amante de JFK) y con el presidente Johnson (vicepresidente de JFK).

     También se habló, en un documental de Colin McLaren y Bonar Menninger, de la posibilidad de que un agente de su escolta personal, George Hickey, pudo dispararle por error tras la noche loca de fiesta que pasaron los guardaespaldas. Tras el primer disparo de Oswald, Hickey intentó devolver el fuego sobre Oswald con su rifle de dotación, pero, debido a que no tenía experiencia con el arma y a que el coche tras el disparo aceleró, su tiro salió mal e impactó en Kennedy, que ya había recibido un segundo impacto de Oswald. Pero todas las investigaciones no terminaban en propuestas resolutorias, todo era muy opaco, además de que la propia Comisión Warren dejaba caer algunos indicios sobre la posible autoría del asesinato en la KGB o en Fidel Castro.


Conforme pasan los años, van desarrollándose teorías conspirativas para todos los gustos, desde que fue Cuba (el exiliado cubano Herminio Díaz, en colaboración con Lee Oswald en un fuego cruzado), el gobierno de Israel e incluso poderes políticos norteamericanos. A este paso hasta el portero de la Casablanca terminará entre la legión de los muchos que deseaban la muerte de JFK.

            Y como toda buena conspiración judeomasónica  no puede existir sin determinados ingredientes, hubo quién habló de personajes políticos pertenecientes no a los masones sino a la logia de Skulls & Bones (entre cuyos prestigiosos miembros se cuenta el expresidente George Bush hijo). Los jesuitas, que se dice controlan importantes instituciones como el Consejo de Relaciones Exteriores norteamericano o el Banco Mundial, el FMI, también han sido señalados por muchos conspiracionistas que ven a los Illuminati moviendo los hilos en la sombra. Y cómo no, incluso se ha tratado de implicar en el asesinato al propio Israel, debido a que JFK al parecer se opuso a las intenciones de Israel para hacerse con armamento nuclear, de acuerdo con las declaraciones del analista Kevin Barret a la televisión Press TV.
No obstante, tras la publicación de un libro en EEUU, en los últimos días del pasado septiembre, titulado “La Experiencia de Oliver Stone’” donde el director de la película “JFK: caso abierto” anunciaba el estreno del largometraje 'Snowden” y  aportaba el testimonio de un ex agente del gobierno, haciendo que el asesinato de JFK diera un fuerte giro. En el libro, el director de cine relata sus conversaciones con un ex agente del Gobierno estadounidense, que denomina “Ron”, que estaba encargado de la seguridad del Presidente.  Afirma que fue testigo de cómo un miembro de su equipo había disparado contra el presidente JFK. Stone señala que sus dudas se disiparon ante el nuevo testimonio, al comprobar que el ex agente mencionaba en su narración de los hechos, detalles “muy auténticos” y “plausibles”. “Ron” explicó que padecía cáncer y se encontraba en fase terminal, así que decidió hacer estas declaraciones y revelaciones por su propia conciencia, apuntando a un crimen orquestado desde dentro. Esta teoría ya la había señalado el investigador David Talbot, autor del libro “La conspiración”, en el que señalaba a la CIA como inductora del magnicidio y señalaba a su entonces presidente Allen Dulles, quien consideraba a JFK una amenaza para la seguridad nacional.
Respaldaría esta teoría el hecho de que los tres disparos reconocidos en la escena del crimen en Dallas se realizaron desde varios puntos, como corresponde al procedimiento habitual de los cuerpos de élite estadounidenses, que siempre colocan dos tiradores muy cerca, de forma que si el primero falla por cualquier imprevisto interviene rápidamente el segundo. Al ser semejantes las trayectorias de los disparos, sería más difícil determinar cuántos francotiradores intervinieron. En la guerra se utiliza una práctica análoga pero con francotiradores separados, de forma que el fuego cruzado imposibilita al enemigo determinar el origen de los disparos.
El testimonio de Stone parece inclinarse sobre una de las opciones, pero dada la cantidad de declaraciones y documentos existentes sobre el magnicidio de Dallas nos tememos que habrá que esperar al 2017 a que el Gobierno estadounidense levante el secreto de los informes de inteligencia, aunque nos tememos que si esos documentos implican a sociedades tan importantes como la CIA, Pentágono o FBI, el día del levantamiento faltarán “algunos informes”.


JFK junto al director de la CIA, Allen Dulles (A). Enigmas que persisten aún son los tres enigmáticos mendigos detenidos y liberados poco después (B), así como “el hombre del paraguas” (C), quién declararía usarlo como protesta a Kennedy, pues no le gustaba su política.

            A día de hoy aún son muchas las dudas que persisten sobre el asesinato, comenzando por el hecho de que el itinerario de la comitiva presidencial se cambiara a última hora y se optara por un coche descapotable, o las razones que pudieron llevar a Lee Oswald a matar al presidente norteamericano. Si fue un asesinato encargado, ¿no había otro mercenario disponible aparte de Oswald, quien fue reprendido en varias ocasiones por su mala puntería durante su servicio militar? ¿Y qué hacía un hombre con un paraguas negro en Dallas, cerca del coche presidencial, cuando lucía un sol estupendo? ¿Qué curiosa protesta era lucir un paraguas abierto a su paso? ¿Qué pasó con los tres extraños mendigos detenidos en un tren tras un montículo de tierra desde el que algunos testigos señalaron haber oído al menos uno de los disparos? La única fotografía que trascendió de ellos es la mostrada en la imagen anterior (B). Investigadores intrigados por el aspecto de los dos primeros, fornidos hombres de ropas caras y pelo cortado “estilo militar”, lograron averiguar que se llamaban Howard Hunt y Frank Sturgis. Realmente eran agentes de la CIA que realizaron actividades en Latinoamérica. El último de ellos fue detenido por su implicación en el caso Watergate. Pero en el asesinato del presidente JFK no se conserva documento de detención alguna, ni declaraciones. Lo más sorprendente es que la CIA siempre ha sostenido que nunca tuvo agentes en Dallas aquel fatídico día y el Comité Warren tampoco quiso seguir esta vía de investigación.
Lo que está claro es que incluso cuando se desclasificaran documentos sobre este asesinato, nunca llegarán a conocerse todos los aspectos fundamentales y siempre habrá quién señale a otros personajes, considerando la cantidad de personas, gobiernos, sociedades e instituciones que se han señalado de una u otra forma como poseedores de suficientes motivos para asesinar al presidente de los Estados Unidos. Y cuanto más rocambolescas, mejor. ¿Entienden ahora por qué se asegura que con el asesinato de JFK se dio el pistoletazo de salida de las teorías conspirativas e incluso “conspiranoicas” (conspirativas + paranoicas)?.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado su artículo, Valeria. Hace en él un laborioso resumen de todas las teorias posibles dentro de una trabajada labor investigadora. Es difícil decidirse sobre un asesino, ¿cree que fue la CIA?. Gracias

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  2. Me ha sorprendido la frase que dijo Jhonson, es tanto como reconocer la auditoria del asesinato, ¿está de acuerdo?.

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  3. Gracias por sus comentarios, Sres. Benavides y Andrade. Las preguntas y suposiciones que interpretan pueden ser correctas, porque ambas hipótesis pudieron ser posibles (tenían quizás justificados motivos para hacerlo) y, aunque yo me pueda inclinar por la CIA, es razonable esperar a 2017 a que el gobierno estadounidense levante el secreto de sumario y haga públicos los documentos, si se decide a hacerlo. Los detalles que aún siguen chocando (como alteración en el recorrido, el coche escogido, el hombre que abre su paraguas justo al paso del presidente y que tiene algo más adelante a otro hombre que llega a alzar totalmente uno de sus brazos al cielo como mostraron las fotografías de testigos, etc) evidencia una serie de negligencias que no sólo salpican al equipo interno cercano al presidente, sino también a la CIA y al FBI que sin duda debieron estar al tanto de los cambios. No obstante, se han buscado tantos pies al gato, mirando con lupa a casi cada personaje que estuvo en Dallas ese día que se ha desdibujado todo muchísimo y a estas alturas, ya cualquier solución puede ser correcta mostrando que casi cualquier persona tenía una posible razón para decidirse a matar al presidente, ¡incluso Marilyn Monroe por ser dejada de lado por los hermanos Kennedy, en el momento que quiso ser algo más que una de las muchas "amigas"!. Un saludo.

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