El magnicidio del presidente norteamericano John Fitzgerald
Kennedy, el 22 de noviembre de 1963 durante su visita a Dallas, ha sido uno de
los asesinatos más célebres y polémicos, que han marcado nuestra historia
reciente. Prácticamente nació con él la teoría de la conspiración. Han sido
centenares las investigaciones iniciadas y varias las teorías propuestas sobre
la autoría del magnicidio del trigésimo quinto presidente estadounidense (el
cuarto presidente asesinado). Miles de artículos, centenares de libros y
publicaciones, reportajes, documentales, series televisivas y hasta una
película dirigida por Oliver Stone, pretendían sacar a la luz a los asesinos.
Pero no se logró nada definitivo.
Izda: JFK con el
presidente Richard Nixon (sucedió a Johnson y perdió sus primeras elecciones
presidenciales frente a Kennedy). Dcha:
JFK con su vicepresidente Lyndon B. Johnson, en el despacho oval. Al fallecer
Kennedy, Johnson pasará a ocupar la presidencia.
La primera investigación fue iniciada por el FBI, un par de
semanas después del asesinato. En ella se valoró como autor del crimen al
principal sospechoso, Lee Harvey Oswald,
trabajador del depósito de libros, Texas
School Book Depository, situado en
la misma plaza, Plaza Dealey, donde fue batido el presidente y al que se vio
salir de ese edificio inmediatamente después del suceso. En la sexta planta de aquel
depósito encontraron, detrás de unas cajas, un rifle Carcano modelo 91/38 y
varios casquillos en una ventana que estaba a 1500 m de distancia del coche
presidencial en el momento del disparo. En el fusil parece que se encontraron
huellas de Oswald, quien fue detenido tras asesinar, presuntamente, con un revólver
al oficial de policía de Dallas, J.D.
Tippit, que le dio el alto en la calle. Fue acusado del asesinato del
presidente, lo que él siempre negó. No hubo posibilidad de juicio ya que dos
días después, el 24 de noviembre, cuando pretendían trasladarlo a la cárcel del
condado por los estacionamientos subterráneos del cuartel de la policía, al
pasar entre una multitud de periodistas, un hombre llamado Jack Ruby, que tenía relación con la extrema derecha y con la
mafia, disparó a Oswald en el pecho.
Falleció poco después en el hospital. Tampoco fue posible sacar ninguna
información de Ruby, que padecía un
cáncer terminal.
Izda: Los hermanos
Kennedy (John y Robert) a ambos lados de Hoover, director del FBI. Dcha: periódico inmortalizando el
momento del asesinato de Lee H. Oswald a manos del ultraconservador Jack Ruby.
El informe del FBI, entregado a la Comisión Warren -nombre
que se dio a la Comisión establecida el 29 de noviembre por el nuevo presidente
Lyndon B. Johnson y presidida por el
Jefe de la Corte Suprema Earl Warren
para investigar el asesinato de Kennedy- señala que se dispararon sólo tres balas.
La primera alcanzó al presidente Kennedy en el cuello, la segunda impactó en el
gobernador de Texas, Connally Jr, que le acompañaba en el asiento
delantero del coche descapotado Lincoln X-100, en el que viajaban y la tercera
alcanzó al presidente en la cabeza, matándolo. Se señala a Oswald como autor material de los tres disparos. El informe final
de la Comisión, publicado en septiembre del año siguiente, sentencia que Oswald actuó sólo, que fue un “lobo
solitario”. Sin embargo, hay muchas evidencias que apuntan hacia una
conspiración. Sobre todo tras la publicación del libro “Cuit of Intelligence”, de Victor
Marchetti, que describía los programas de agentes dobles organizados por la
CIA, entre los que se citaba a Oswald. Esta peculiar teoría se vio
respaldada por el ex oficial de finanzas de la CIA, James A. Wilcott, que, en su declaración a la HSCA en 1978, confirmó
que Oswald había sido reclutado para
colocarlo como agente doble en la URSS.
También se abrió sitio la idea de que había sido la Mafia la
que había eliminado a Kennedy. Se cree que los padrinos del crimen organizado Sam Giancana, Santo Trafficante y Carlos
Marcello podían haber atentado contra el presidente, al que parece que habrían
ayudado a lograr la presidencia (una de las amantes de JFK, Judith Campbell,
admitió haber actuado como correo entre JK y Giancana), porque junto con su
hermano Robert, Fiscal General, los Kennedy habían declarado la guerra a la
delincuencia. El asesino de Oswald, Jack Ruby también tenía conexiones con la
mafia (murió antes de poder ser juzgado). El mafioso Giancana sería posteriormente
asesinado a balazos, presentando curiosamente varios impactos en su boca. Había
sido llamado a declarar durante las investigaciones del asesinato de JFK.
A: Oswald junto a
Johnson. B: noticia del asesinato de
Lee H. Oswald a manos de Jack Rudy. C:
noticia de la muerte de Jack Ruby.
Pero también había otras teorías, como que había sido planificado
por una facción de la extrema derecha del ejército estadounidense, que se había
sentido humillada por haber dejado John Kennedy abandonadas a las fuerzas
cubanas en el exilio que formaban la Brigada 2506 en la Bahía de Cochinos de
Cuba, cuando la CIA envió dicha brigada el 17 de abril de 1961 contra Fidel
Castro, para derrocar su gobierno revolucionario. También creían estos
militares que el presidente Kennedy no había dado la talla en el conflicto de
los misiles contra la URSS, el 14 de octubre de 1962, cuando barcos rusos pretendían
romper el bloqueo de barcos de guerra norteamericanos para colocar en Cuba
misiles rusos.
Izda: rifle original y
aspecto cómo fue encontrado en el depósito de libros, Texas School Book
Depository. Dcha: vista desde la
ventana desde la que se cree que se efectuaron los tres tirpos contra el coche
presidencial, en Dallas.
Por el fracaso de la invasión de la Bahía de Cochinos
también se apunta como responsable del magnicidio a la poderosa agencia de
inteligencia CIA. Señalan que quería vengarse por la fracasada invasión a Cuba,
ya que al no permitir Kennedy que la operación tuviera un apoyo militar, fracasó
dicha tentativa. Muchos analistas llegan más lejos aún, cuando afirman que la
CIA quería provocar un nuevo ataque a Cuba, acusando a Fidel Castro de un
magnicidio fallido contra Kennedy, y que para ello prepararon un atentado para
herirle, pero que por error una bala alcanzó la cabeza del Presidente.
La implicación de la CIA cobró gran relevancia cuando Howard Hunt (uno de los oficiales de la
CIA implicado y condenado por el escándalo Watergate)
declaró en “El Confidencial” en 2007 y antes de morir que había estado envuelto
en el plan “The Big Event”, un
complot para matar al presidente Kennedy organizado por jefes de la agencia. En
este punto es curioso que dos poderosos jefes de la CIA, George H. W. Bush y
Richard Nixon, ambos futuros presidentes de EEUU, estuvieran en Dallas el día
del asesinato de JFK. A pesar de que ellos lo negaran, quedó perfectamente
demostrado. Por un lado, consta que George
Bush Senior informó a Edgar J. Hoover,
director del FBI, en Dallas el 23 de noviembre de 1963 del malestar de los
exiliados cubanos contra Kennedy y, por otro, el periodista del diario Dallas Morning News, Carl Freund, entrevistó en Dallas a Nixon el mismo día del
magnicidio. Nixon participaba en el negocio de la Pepsi Cola –se dice que
estaba en Dallas para asistir a una reunión de negocios de la empresa- y había
gran malestar porque Fidel Castro había cerrado la planta de la marca en Cuba.
El investigador Carl Oglesby fotografió
en una fiesta en Dallas a Nixon con el vicepresidente Johnson el día antes del
asesinato, señalando en “The Yankee
Cowboy War” que en aquella fiesta estaban además J. Edgar Hoover, Allen Dulles
(exdirector de la CIA), el millonario petrolero H.L. Hunt, John Connally
(exgobernador de Texas), el general Charles
Cabell y su hermano Earl,
personajes que odiaban a JFK. Señalaba aquella reunión como de coordinación
final del magnicidio.
Secuencia grabada donde
se ve cómo de pronto JFK se duele del cuello (A), su esposa lo nota a la vez
que el presidente se duele del hombro derecho y se inclina hacia ella (B). De
pronto recibe un impacto en la cabeza, en su sien derecha (C) que le impulsa
hacia atrás y hacia la izquierda (D). Su esposa trata de huir del lugar
mientras el presidente, posiblemente ya muerto yace en el sillón del coche (E).
Esquema de “la bala mágica” que trata de explicar todas las heridas ocurridas
en el coche presidencial ese día en Dallas. Pido disculpas por la crudeza de las imágenes, pero creo que
muestran bien cómo murió el presidente norteamericano.
Otra teoría apunta al vicepresidente Lyndon B. Johnson que, según el redactor político Roger Stone, fue el que más se benefició
de su muerte, ya que ocupó la Presidencia varias horas después. El estratega
político Stone señala que Johnson dirigía un gran proyecto de
corrupción, consistente en suculentos contratos de empresas con el Gobierno,
muchas de ellas empresas armamentísticas, lo que justificaría la intención de
llegar a la Presidencia y ocultar así sus fechorías. Conocía las declaraciones
de Kennedy en las que aseguraba que
iba a denunciar sus corruptas conexiones, procesarlo y dejarlo fuera de la
candidatura para los comicios de 1964, por lo que se vio obligado a actuar.
Apoya esta teoría, señalando cómo tras su acceso al poder se intensifica la
guerra en Vietnam y con ella el gasto en las industrias de armamento. Esta
teoría ganó peso con la publicación del libro “El último testigo”, en el que se recogían las confesiones del
millonario financiero tejano Billie Sol
Estes, muy ligado al entonces vicepresidente Johnson, que había sido sancionado
por los tribunales tras la investigación y posterior denuncia del Fiscal
General Robert Kennedy, donde
manifestaba que el vicepresidente le obligó a silenciar los negocios sucios entre
ambos. El día 21 de noviembre, el vicepresidente asistió con su intima amiga Madeleine Brown a una fiesta privada en
casa del magnate del petróleo de Dallas Clint
Murchinson, en donde pronunció una inexplicable frase: “A partir de mañana esos malditos Kennedy no
serán más un problema”.
Uno de tantos esquemas
ilustrativos publicados por distintos medios de comunicación comentando el
asesinato. Para aumentar su tamaño, picar sobre la imagen.
Pero todavía hay más teorías, En ellas también se menciona al FBI, alegando las malas relaciones y los continuas humillaciones que los hermanos Kennedy le hacían a su director Hoover por sus continuas escuchas, por meter las narices en los temas mujeriegos de los hermanos, incluido el caso Marilyn, por lo que se veía en el punto de mira de una posible sustitución.
J. Edgar Hoover,
director del FBI, con JFK en el despacho oval, con la actriz Marilyn Monroe
(amante de JFK) y con el presidente Johnson (vicepresidente de JFK).
También se habló, en un documental de Colin McLaren y Bonar Menninger, de la posibilidad de que un agente de su escolta
personal, George Hickey, pudo
dispararle por error tras la noche loca de fiesta que pasaron los
guardaespaldas. Tras el primer disparo de Oswald,
Hickey intentó devolver el fuego sobre Oswald
con su rifle de dotación, pero, debido a que no tenía experiencia con el arma y
a que el coche tras el disparo aceleró, su tiro salió mal e impactó en Kennedy,
que ya había recibido un segundo impacto de Oswald.
Pero todas las investigaciones no terminaban en propuestas resolutorias, todo
era muy opaco, además de que la propia Comisión Warren dejaba caer algunos
indicios sobre la posible autoría del asesinato en la KGB o en Fidel Castro.
Conforme pasan los años,
van desarrollándose teorías conspirativas para todos los gustos, desde que fue
Cuba (el exiliado cubano Herminio Díaz, en colaboración con Lee Oswald en un
fuego cruzado), el gobierno de Israel e incluso poderes políticos norteamericanos.
A este paso hasta el portero de la Casablanca terminará entre la legión de los
muchos que deseaban la muerte de JFK.
Y como toda buena
conspiración judeomasónica no puede
existir sin determinados ingredientes, hubo quién habló de personajes políticos
pertenecientes no a los masones sino a la logia de Skulls & Bones (entre
cuyos prestigiosos miembros se cuenta el expresidente George Bush hijo). Los jesuitas, que se dice controlan importantes
instituciones como el Consejo de Relaciones Exteriores norteamericano o el
Banco Mundial, el FMI, también han sido señalados por muchos conspiracionistas que
ven a los Illuminati moviendo los hilos en la sombra. Y cómo no, incluso se ha
tratado de implicar en el asesinato al propio Israel, debido a que JFK al parecer
se opuso a las intenciones de Israel para hacerse con armamento nuclear, de
acuerdo con las declaraciones del analista Kevin Barret a la televisión Press
TV.
No obstante, tras la publicación de un libro en EEUU, en
los últimos días del pasado septiembre, titulado “La Experiencia de Oliver Stone’” donde el director de la película
“JFK: caso abierto” anunciaba el estreno del largometraje 'Snowden” y aportaba el testimonio de un ex agente del
gobierno, haciendo que el asesinato de JFK diera un fuerte giro. En el libro,
el director de cine relata sus conversaciones con un ex agente del Gobierno
estadounidense, que denomina “Ron”,
que estaba encargado de la seguridad del Presidente. Afirma que fue testigo de cómo un miembro de
su equipo había disparado contra el presidente JFK. Stone señala que sus dudas
se disiparon ante el nuevo testimonio, al comprobar que el ex agente mencionaba
en su narración de los hechos, detalles “muy auténticos” y “plausibles”. “Ron” explicó que padecía cáncer y se
encontraba en fase terminal, así que decidió hacer estas declaraciones y
revelaciones por su propia conciencia, apuntando a un crimen orquestado desde dentro.
Esta teoría ya la había señalado el investigador David Talbot, autor del libro “La conspiración”, en el que señalaba a
la CIA como inductora del magnicidio y señalaba a su entonces presidente Allen Dulles, quien consideraba a JFK una
amenaza para la seguridad nacional.
Respaldaría esta teoría el hecho de que los tres disparos
reconocidos en la escena del crimen en Dallas se realizaron desde varios puntos,
como corresponde al procedimiento habitual de los cuerpos de élite
estadounidenses, que siempre colocan dos tiradores muy cerca, de forma que si
el primero falla por cualquier imprevisto interviene rápidamente el segundo. Al
ser semejantes las trayectorias de los disparos, sería más difícil determinar cuántos
francotiradores intervinieron. En la guerra se utiliza una práctica análoga
pero con francotiradores separados, de forma que el fuego cruzado imposibilita
al enemigo determinar el origen de los disparos.
El testimonio de Stone parece inclinarse sobre una de las
opciones, pero dada la cantidad de declaraciones y documentos existentes sobre
el magnicidio de Dallas nos tememos que habrá que esperar al 2017 a que el Gobierno
estadounidense levante el secreto de los informes de inteligencia, aunque nos
tememos que si esos documentos implican a sociedades tan importantes como la
CIA, Pentágono o FBI, el día del levantamiento faltarán “algunos informes”.
JFK junto al director de
la CIA, Allen Dulles (A). Enigmas que persisten aún son los tres enigmáticos
mendigos detenidos y liberados poco después (B), así como “el hombre del
paraguas” (C), quién declararía usarlo como protesta a Kennedy, pues no le
gustaba su política.
A día de hoy
aún son muchas las dudas que persisten sobre el asesinato, comenzando por el
hecho de que el itinerario de la comitiva presidencial se cambiara a última
hora y se optara por un coche descapotable, o las razones que pudieron llevar a
Lee Oswald a matar al presidente norteamericano. Si fue un asesinato encargado,
¿no había otro mercenario disponible aparte de Oswald, quien fue reprendido en varias
ocasiones por su mala puntería durante su servicio militar? ¿Y qué hacía un
hombre con un paraguas negro en Dallas, cerca del coche presidencial, cuando
lucía un sol estupendo? ¿Qué curiosa protesta era lucir un paraguas abierto a
su paso? ¿Qué pasó con los tres extraños mendigos detenidos en un tren tras un
montículo de tierra desde el que algunos testigos señalaron haber oído al menos
uno de los disparos? La única fotografía que trascendió de ellos es la mostrada
en la imagen anterior (B). Investigadores intrigados por el aspecto de los dos
primeros, fornidos hombres de ropas caras y pelo cortado “estilo militar”,
lograron averiguar que se llamaban Howard Hunt y Frank Sturgis. Realmente eran
agentes de la CIA que realizaron actividades en Latinoamérica. El último de
ellos fue detenido por su implicación en el caso Watergate. Pero en el
asesinato del presidente JFK no se conserva documento de detención alguna, ni
declaraciones. Lo más sorprendente es que la CIA siempre ha sostenido que nunca
tuvo agentes en Dallas aquel fatídico día y el Comité Warren tampoco quiso
seguir esta vía de investigación.
Lo que está claro es que incluso cuando se desclasificaran
documentos sobre este asesinato, nunca llegarán a conocerse todos los aspectos
fundamentales y siempre habrá quién señale a otros personajes, considerando la
cantidad de personas, gobiernos, sociedades e instituciones que se han señalado
de una u otra forma como poseedores de suficientes motivos para asesinar al
presidente de los Estados Unidos. Y cuanto más rocambolescas, mejor. ¿Entienden
ahora por qué se asegura que con el asesinato de JFK se dio el pistoletazo de
salida de las teorías conspirativas e incluso “conspiranoicas” (conspirativas +
paranoicas)?.
Me ha gustado su artículo, Valeria. Hace en él un laborioso resumen de todas las teorias posibles dentro de una trabajada labor investigadora. Es difícil decidirse sobre un asesino, ¿cree que fue la CIA?. Gracias
ResponderEliminarMe ha sorprendido la frase que dijo Jhonson, es tanto como reconocer la auditoria del asesinato, ¿está de acuerdo?.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios, Sres. Benavides y Andrade. Las preguntas y suposiciones que interpretan pueden ser correctas, porque ambas hipótesis pudieron ser posibles (tenían quizás justificados motivos para hacerlo) y, aunque yo me pueda inclinar por la CIA, es razonable esperar a 2017 a que el gobierno estadounidense levante el secreto de sumario y haga públicos los documentos, si se decide a hacerlo. Los detalles que aún siguen chocando (como alteración en el recorrido, el coche escogido, el hombre que abre su paraguas justo al paso del presidente y que tiene algo más adelante a otro hombre que llega a alzar totalmente uno de sus brazos al cielo como mostraron las fotografías de testigos, etc) evidencia una serie de negligencias que no sólo salpican al equipo interno cercano al presidente, sino también a la CIA y al FBI que sin duda debieron estar al tanto de los cambios. No obstante, se han buscado tantos pies al gato, mirando con lupa a casi cada personaje que estuvo en Dallas ese día que se ha desdibujado todo muchísimo y a estas alturas, ya cualquier solución puede ser correcta mostrando que casi cualquier persona tenía una posible razón para decidirse a matar al presidente, ¡incluso Marilyn Monroe por ser dejada de lado por los hermanos Kennedy, en el momento que quiso ser algo más que una de las muchas "amigas"!. Un saludo.
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