La noticia se
hacía eco en todos los medios de información del mundo, el 4 de diciembre de
2016, cuando el presidente colombiano Juan Manuel Santos admitía en una
comparecencia pública el hallazgo del galeón español “San José”, hundido en
aguas colombianas. Como era de esperar, se desató la sed de oro de casi todas
las naciones, que rápidamente querían su parte del pastel. Pero la ley
internacional estaba clara; independientemente de si el galeón se había
encontrado en aguas colombianas o no, su contenido era propiedad del
Estado Español, dado que se trataba de un barco de Estado (la Flota de Indias),
tal como recogen las convenciones de la Unesco. Lo malo es que para muchos la
ambición se había desatado y no atendían a razones, infectados por la fiebre
del oro y piedras preciosas de leyendas de tesoros. El caos estaba asegurado.
Y cómo no, ahí
estaban revoloteando las empresas de exploración anglosajonas, popularmente
conocidas como “cazatesoros”, pues su negocio se basa en adueñarse de propiedades ajenas
hundidas en diversas partes del mundo.
En España llovía sobre mojado, cuando aún no nos habíamos repuesto del
largo tira y afloja que supuso el saqueo ilegal del Nuestra Señora de las Mercedes por la empresa Odyssey, que llegó
incluso a robar y estropear importantes documentos del Archivo de Indias de
Sevilla; ahora parecía que la historia iba a repetirse, en esta ocasión con
Colombia como telón de fondo.
A continuación
dejo un documental, en inglés, sobre el asunto del Ntra Sra de las Mercedes:
La noticia
española (más breve) sobre esta odisea con la empresa expoliadora Odyssey:
Y otro documental
del galeón español Nuestra Señora de
Atocha hundido por un huracán:
Pero regresemos
al asunto del galeón “San José” porque, aunque para la gran mayoría el asunto
les sonara a finales del año pasado, debemos remontarnos a 1982 cuando una
empresa cazatesoros norteamericana, Glocca Morra Company, reclamaba al gobierno
colombiano el derecho sobre los restos del galeón San José, hundido en 1708 por
ingleses cerca de Cartagena de Indias, que según ellos descansaba en las
coordenadas concretas que entregaron en su reclamación. El gobierno colombiano
procedió entonces a verificar las afirmaciones de la empresa estadounidense concluyendo no poder concederles la razón, a falta de evidencias a favor. La
empresa no se conformó con la respuesta, elevando ahora su protesta a los
órganos judiciales colombianos. Para entonces, la empresa había cedido sus
derechos a otra, la Sea Search Armada. Finalmente en 2007 la Corte Suprema de
Justicia de Colombia respaldó al Gobierno Colombiano, alegando que a la empresa
norteamericana no le asistía derecho alguno sobre ningún naufragio en las
coordenadas indicadas por ellos, ya que no había en el lugar resto alguno de
desastre marítimo. Sin embargo hubo algo extraño y es que, a pesar de negar la
existencia de estos restos donde decían, el entonces presidente colombiano -Belisario Betancur-, estipuló que a la empresa no le correspondería el 50 %
del hallazgo (en caso de darse), sino el 5 %. Este gesto fue considerado por
los norteamericanos como un paso en falso pues, si no había restos de naufragio
alguno, ¿por qué “regatear” con lo que les correspondería como premio por haber
dado con el pecio?.
El director de la empresa
cazatesoros Sea Search Armada (SSA), Jack Harbeston, en litigios desde 1982 con
el gobierno colombiano por los derechos sobre los restos del galeón español
“San José”.
¿Cuál fue
entonces la reacción de los cazatesoros? Solicitar una expedición conjunta para
bajar al lecho marítimo en las coordenadas indicadas por los norteamericanos
para comprobar si allí había o no restos de un naufragio. El director de la Sea
Search Armada, Jack Harbeston, aún iba más allá, al decir en noviembre de 2016
que proponía al gobierno colombiano realizar la expedición de comprobación con
barcos de la Armada Nacional colombiana dotados de aparatos de última
tecnología, corriendo él mismo con todos los gastos de esta expedición. Desde
que el presidente colombiano reconoció públicamente haber dado con los restos
del galeón San José, Harbeston había reclamado más de 12 veces realizar la
expedición de verificación conjunta, mediante el abogado representante de la
empresa en Colombia, Danilo Devis.
Mientras tanto, y
desde que en 1982 la empresa iniciara su careo y reclamaciones con el gobierno
colombiano, la SSA exige que se embarguen todos los objetos extraídos de las zonas
señaladas por ellos, siendo consignados en el Banco de la República de
Colombia, ya que no quieren que el gobierno colombiano esté alargando
burocráticamente el proceso mientras ellos mismos extraen los restos (o mejor,
el contenido del San José) a
escondidas.
¿Y por qué tantas
complicaciones? Por la sencilla razón de que en su día (2013), la Corte Suprema
de Estados Unidos sentenció (por el litigio Gobierno de Colombia- empresa Sea
Search Armada), que la empresa llevaba razón y por tanto le debía corresponder
el 50 % de lo hallado en el lugar del naufragio, siempre que se inventariara
éste como “tesoro”, y no como “patrimonio”, algo por lo que el gobierno
colombiano no está por la labor, pues de declararlo patrimonio se quedaría con
prácticamente la totalidad del hallazgo (excepto un 5 %). Atrás quedaba la
sentencia de la Corte Suprema de Colombia de 2007 que reconocía a los
cazatesoros su derecho al 50 % del contenido del galeón pero aclaraba que
contemplando únicamente la carga que no fuera patrimonio colombiano, la sentencia de 2011
de la Corte Suprema del Distrito de Columbia (USA) dando la razón al Gobierno
colombiano y la de 2013 de la Corte de Apelaciones de Washington, de nuevo
fallando a favor de Colombia. Ese mismo año, el país se blindaba contra futuros
litigios, apoyando la ley 1675 relativa a la Protección de Patrimonio Sumergido,
en la que se contemplaba la comercialización de parte de lo hallado, para poder
pagar a empresas privadas que hubieran participado en la tarea de hallazgo,
siempre y cuando no se superara el 50 % del total de lo encontrado.
Con todo, el
gobierno insiste en que no hay resto alguno de pecios en las coordenadas dadas
por los cazatesoros y ellos le responden que si es así, ¿por qué no van a
comprobarlo juntos? ¿Y dónde reposa entonces el galeón que han admitido
encontrar?. Por toda respuesta a ambas cuestiones: silencio.
Restos del galeón San José y parte de su carga, dados
a conocer por el Gobierno colombiano. De acuerdo con ellos, el barco español no reposaría en las coordenadas señaladas por la Glocca Morra Company y la SSA.
También el Rey Emérito, don Juan Carlos I (entonces monarca español), en una reunión en la que
coincidió con el presidente colombiano, recordó las leyes que respaldan el
derecho de España a reclamar sus derechos sobre el galeón de su propiedad. En
esa reunión tampoco faltó el presidente peruano, Ollanta Humala, que intervino
para reclamar el contenido del pecio para su país, dado que era de sus minas de
donde se extrajo el oro (por esa regla de tres, España debería reclamar al
actual Líbano, Túnez, Roma y Gran Bretaña parte de sus territorios beneficiados
con el oro y la plata extraídas de sus minas por fenicios, cartagineses, y
romanos, entre otros pueblos que nos invadieron).
De acuerdo con
documentos españoles de la época, en el momento de su hundimiento el San José transportaba unas doscientas
toneladas de plata, oro y piedras preciosas, procedentes de minas de Ecuador,
Perú y Colombia. De ahí que todos quieran su parte del pastel.
El presidente colombiano, Juan
Manuel Santos, junto con el entonces Rey de España, S.M. Juan Carlos I.
Sin embargo, a
principios de diciembre de 2016 el entonces Ministro de Asuntos Exteriores
–José Manuel García-Margallo– dio una comparecencia ante los medios, en
Alicante, para informar sobre las disputas generadas por el hallazgo del galeón
español, informando de sus negociaciones con su equivalente colombiano, ya que el
interés de España es evitar el saqueo incontrolado de un buque que es el ataúd de
600 marinos españoles que perecieron ahogados en el hundimiento. Por ello están
estudiando la manera de conservar y declarar el pecio como un santuario marino
que proteger y preservar, como parte del rico patrimonio colombiano.
El asunto sigue
aún hoy lejos de aclararse, pero de acuerdo con las declaraciones del señor Jack
Harbeston a ciertos periódicos, el presidente colombiano accedió a realizar la
expedición conjunta en 2017. Mientras tanto, todos aguardamos para ver qué
maravillas nos esperan en sus bodegas, alentando aún las leyendas de tesoros
escondidos que siempre nos cautivaron a todos siendo niños.
Por lo que a mi respecta, considero que sería precioso rendir en el San José un homenaje como se hizo en el Titanic, dejando una placa para honrar a las víctimas ya que al
margen de acusaciones imperialistas y demás cuestiones un tanto trasnochadas, en el galeón
fallecieron 600 marinos españoles que simplemente se limitaban a cumplir
órdenes para el transporte, cuando fueron cañoneados por buques ingleses deseosos de hacerse con las riquezas que transportaba la Real Flota de las Indias. Sería realmente bonito que el lugar se convirtiera
en un santuario submarino y no que los despojos del galeón vagaran de museo en
museo, diseminados por todas partes.
Placas que se han ido dejando
junto a los restos del Titanic, en memoria de las víctimas, logrando que la
zona del hundimiento haya sido declarada un santuario y por tanto,
prohibiéndose el expolio al que estaba siendo sometido el barco y sus restos.
Respaldamos su trabajo y su propuesta, aunque dudamos que los piratas ingleses dejen de robar. No serían ellos.
ResponderEliminarCiertamente, como bien dice el rico refranero español: unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Y tendremos que cargar nosotros con la fama de la sed del oro. Supongo que estas empresas de amigos de lo ajeno anglosajonas también estarán explorando por su afán de conocer nuevas tierras o fondos oceánicos, como siempre dicen... Ellos siempre han sido de lo más altruista, ya se sabe... Saludos.
EliminarBuenas tardes.
ResponderEliminarDesconocía esto del galeón San José. Recuerdo la riada de insultos por parte de mis compatriotas contra España por el dichoso oro. Me sorprende y alegra que España proponga que el galeón se quede donde está y conserve su contenido.
Un saludo desde Colombia.
Gracias por su comentario, Sr. Ferney. Sí, esos insultos a los que alude son algo tan habitual que personalmente me han hecho traspasar el punto de no retorno. Solía hacer un viaje en verano a Latinoamérica, todo el año ahorrando para ir ilusionada a conocer un país hermano. Por desgracia me encontraba odio visceral por doquier, guías turísticos diciendo toda clase de desvaríos y falsedades contra héroes españoles, esperando luego que les pagara y encima con un enorme cartel en las ruinas diciendo la burrada de millones aportados por España para limpiar y hacer visitable ese yacimiento, lleno de estelas representando a jefes indígenas con cabezas de vecinos colgando de sus cinturas y altares llenos de cráneos humanos. O Costa Rica, que se ufana orgullosa de que allí los españoles eran diferentes porque no había oro. Solo esa frase es suficiente para definirse porque, y con todo, se asentaron muchos españoles y la hicieron prosperar ¿no? Pues entonces algo falla en su argumento, igual es que España no buscaba únicamente oro, igual buscaba instalarse, formar familias, prosperar y hacer prosperar a los que encontrara allí, como hizo. Y sigue haciendo. Durante la gran crisis que hemos vivido con miles de españoles teniendo que ir a pedir comida a organizaciones sociales para ellos o sus hijos, era algo que me costaba mucho entender ver a mi Gobierno mandando millones de euros como ayuda para Bolivia, Perú y otros pueblos latinoamericanos que siguen engordando el odio visceral y absurdo… Personalmente anulé mi ayuda a una ONG para un país latinoamericano y me dí de alta en ACNUR para ayudar a los millones de desplazados sirios. Con respecto a viajes, ya miro hacia Argentina, Chile, el Mar Egeo o Asia porque lo mínimo que pido es respeto. Si voy a pagar, al menos que me hagan creer que soy bien recibida. Es lamentable pero personalmente, como digo, he pasado ya mi límite de calumnias gratuitas. En la historia del Galeón San José tiene el ejemplo: el gobierno colombiano y cazatesoros norteamericanos jugando a cada cual más sucio para hacerse con el rico cargamento, España reclamando su derecho al barco hundido durante un ataque y que se convirtió en ataúd de numerosos soldados y marineros españoles: ¿resultado? Improperios contra España y su sed de oro. Patético, pero nada nuevo, por desgracia. Es que al final, como decía un refrán amerindio: “no se puede esperar del hielo nada más que agua”. De hecho, debo felicitarle a usted por ser de los pocos latinoamericanos que conozco que hablen bien de España o cuando menos, entienda las circunstancias que se dieron y concluya que fuimos lo menos malo que podía haber llegado a sus costas. Un saludo y gracias por su actitud.
Eliminar