domingo, 21 de mayo de 2017

Un momento de poesia


           La poesía, como la música, en ocasiones tiene la virtud de ser el reposo del alma, calmándonos y transportándonos sin darnos cuenta a otros paisajes, lugares o recuerdos. Por eso hoy voy a hacer un paréntesis entre tantas grandes gestas, tantos misterios históricos, o tantos datos que traten de desterrar falacias sostenidas por centurias.
            La poesía, como la música o la pintura, con frecuencia depende de la persona que la lee, de forma que mientras a unos puede parecer sublime, a otros el mismo texto puede resultan mediocre. Así pues, hoy voy a poner algunas de mis poesías favoritas, conscientes de que no a todo el mundo puedan gustar pero en fin, intentémoslo.

             En esta ocasión voy a poner como música de fondo dos bellas canciones cantadas en Euskara, y es que el rico patrimonio peninsular no sólo se limita a monumentos, sino también a unas lenguas, tradiciones, folclore y gastronomía que se han ido engrosando a través de los siglos, con diferentes aportes de distintas culturas y pueblos.


             Y como “la tierra tira”, que dice el dicho, permítame el lector la licencia de usar diversas fotografías de Castilla y León para adornar la entrada.


 Ya en la entrada que realicé sobre el Monasterio de Veruela compartí muchas poesías que siempre me han gustado, por lo que remitiré al lector a esa entrada evitando así repetir textos. Siempre he tenido una mente muy visual, y por eso me quedé prendada de esta poesía desde que la leí por primera vez con unos doce años. Desde entonces “sus imágenes” han acudido a mi mente en numerosas ocasiones, en distintas circunstancias:
Hoy las nubes me trajeron,
Volando, el mapa de España.
¡Qué pequeño sobre el río
Y qué grande sobre el pasto
La sombra que proyectaba!.

Se le llenó de caballos
La sombra que proyectaba.
Yo, a caballo, por su sombra
Busqué mi pueblo y mi casa.

Entré en el patio que un día
Fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba.
Y el agua que no corría
Volvió para darme agua.
               Rafael Alberti

Obviamente el caballo en la playa no es de Castilla y León (más bien, de Andalucía), pues carece de costa (posiblemente por eso me agobia tanto el ancho mar y en cambio me apasiona la montaña).

            Una de las cosas que más me fascinan de mi tierra natal, Soria -sin entrar en sus montañas, en sus castillos templarios con raíces Celtiberas, en sus iglesias románicas, de su Cantar de Mio Cid y de sus múltiples romances que aún algunas mujeres cantan como vestigio cada vez más limitado de una memoria oral que agoniza-, es la grandeza de su cielo. No puedo evitar quedarme como boba contemplándolo, tan espléndido, tan azul y tan aparentemente cercano. Y es que Soria está a 1.045 metros de altura sobre el nivel del mar. Las penillanuras que cubren su geografía tienen la virtud de, como decía una canción, “al cielo se le trata de tú a tú”. Por eso, comparto lo que recoge la siguiente poesía:
¡Cielo claro de Castilla!
¡Noches de estío, serenas,
en que las almas escuchan
el cantar de las estrellas!.

¡Cielo claro de Castilla!:
¿Quién te ve, que no enloquezca
con esa noble locura
que es la cordura suprema?

Anhelo de cosas grandes,
Sed de verdades eternas,
amor tan sutil y altivo
que con nada se contenta.

¡Don Alonso el estrellero
Tan despreciado en la tierra
porque perdías ciudades
cuando contabas estrellas!

¿Qué culpa tuviste, Rey,
de haber nacido poeta,
y que el cielo de Castilla
el ánima te prendiera?.

Mi Castilla la gentil
no tuvo mejor grandeza,
tu Reino vence a los siglos
y no conoce fronteras.

Del Reino que tú fundaste
habían de ser lumbreras
Luis de León el divino,
Juan de la Cruz y Teresa.

Cielo claro de Castilla,
noche de estío, serenas:
al veros ¿quién no olvidara
los cuidados de la tierra?.
Lozoya



 ¡Alcotanes altaneros
de vuelo firme y veloz
que anidáis en las almenas
de mi castillo interior!

Los que tan alto volábais
que vuestra vista oteó
el desfile de los siglos
en solemne procesión;

¿Quién abatió vuestro orgullo?
¿quién rindió vuestro valor,
que andáis zahereños y huídos,
con miedo en el corazón?.

Tended el vuelo, mis aves,
con nuevo y pujante ardor,
en el azur explaiyadas
como piezas de blasón;

vuestra mirada avizore
los llanos que Dios tendió
del confín de las Castillas
a los montes de León;

allá donde el Duero engrana
con plata que brilla al sol,
ciudades que son joyeles
de rica y noble labor.

Tal vez veáis levantarse
la generosa nación
que fue señora de pueblos
cuando así lo quiso Dios.

Si hambre tuviérais, yo os diera
por cebo mi corazón.
¡Alcotanes altaneros
de mi castillo interior!.

No necesariamente la poesía debe ser larga para ser bonita:

Quédate ante la puerta,                        
si quieres que te abran.                         
no dejes el camino,                              
ni quieres que te guíen.                        
Nada está nunca cerrado                         
si no a tus propios ojos
    Favid at-bin Ahar

 Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
 y siglos cuando sabemos 
lo que se puede aprender. 
  Antonio Machado 




2 comentarios:

  1. Otra entrada que disfruto muchísimo. Preciosa selección de música, poesía y gusto al compartirlo.
    Como española que soy, agradezco el documentado y riguroso esfuerzo de los artículos en los que proporciona una visión más ajustada de nuestra maltratada historia. Comparto plenamente la certeza de tanto relato anglófilo interesadamente falso. También creo que con demasiada frecuencia nos bastamos nosotros solitos para enturbiar o ignorar nuestra historia. Las tribus íberas o anteriores parecen no descansar nunca. Hace un buen trabajo con sus entradas.
    Vuelvo al principio. Mucho más gozosas me resultan este tipo de entradas, más intangibles, pura armonía y belleza
    Saludos, Valeria

    ResponderEliminar
  2. Gracias por su comentario, Sra. Hernández, como bien cantaba en una de sus canciones el grupo zaragozano Héroes del Silencio: "éste es mi sitio/ y esta es mi espina/ Iberia sumergida/ en sus rumores clandestinos".Y es que como bien señala, parece que los pueblos prerromanos peninsulares, con sus rencores y deseos de mirar únicamente por ellos, parecen latir tan vivos como en el siglo V a.C. Creo que en España sobra egoísmo, la gente mira por ellos mismos únicamente, basta salir en coche para comprobarlo. Apenas hemos evolucionado en mentalidad y eso supo muy bien usarlo el pueblo inglés, ya que con frecuencia les bastaba decir medio rumor o media mentira para que los españoles de turno con sus extrañas intenciones personales (o tribales) terminaran por añadir la otra mitad de la mentira y vociferarla a los cuatro vientos. Creo que fue Fernando Sánchez-Dragó quién tituló una de sus obras como "si habla mal de España, es español". Lo que es menos conocido es que esa frase es de un poema del escritor catalán Joaquín Bartrina y que dice: "Oyendo hablar a un hombre, fácil es / acertar dónde vio la luz del sol; / si os alaba Inglaterra, será inglés, / si os habla mal de Prusia, es un francés, / y si habla mal de España, es español".
    Con todo, creo que por encima de esta peculiar forma de ser, las "distintas tribus" tenemos en común más cosas que las que nos separan, habitamos un país de lo más variado (en todos los sentidos) y por encima de todo, somos capaces de gestas increibles que, a pesar de la tendencia de otros compatriotas por echar tierra sobre ellas (de verdad que me cuesta olvidar cuando en el Museo de San Sabastián uno de sus funcionarios me dijo que era políticamente incorrecto hablar de Don Blas de Lezo, alucinante), personalmente me tomaré un poquito de mi tiempo libre en seguir subiendo a este blog esas realidades. España se crece en las adversidades, tanto sus héroes como los otros héroes cotidianos que no dudan en arrimar el hombro con el fin de tratar de enmendar una injusticia. Es por ello que aunque agradezco y valoro su opinión sobre este tipo de entradas y sobre pintura, seguiré mencionando lugares de la geografía española que me han llamado la atención, así como tratando de retirar la tierra que cubre muchas grandes gestas de españoles, en el pasado. Un saludo.

    ResponderEliminar