Mucho se ha escrito sobre la muerte de John
Fitzgerald Kennedy, asesinado en Dallas en 1963. La cuestión ha ganado fuerza
en los últimos meses, en los que se han desclasificado miles de documentos
aparentemente relacionados con esta muerte pero que nada aportan a su
esclarecimiento. De todas formas, ya hablamos sobre esa cuestión en esta
entrada (aquí). También ha vertido
grandes ríos de tinta la muerte de su hermano menor y Fiscal General, Robert
Kennedy, así como la supuesta maldición que ronda al clan Kennedy. Sin embargo,
nada se ha desclasificado sobre la misteriosa muerte del mayor de los hermanos,
Joe P. Kennedy Jr. Hoy vamos a centrarnos en este turbio asunto.
Joseph
Patrick Kennedy hijo era el mayor de toda la familia del embajador de
Norteamérica en la capital inglesa y prometedor descendiente de todo el imperio
de su padre, una de las familias más influyentes del país. En él tenía
depositado su padre sus anhelos de tener un hijo presidente y como tal le
dieron la mejor educación (estudiando Derecho, como su padre) que incluía, cómo
no, el servicio en las Fuerzas Armadas, completando sus estudios para piloto
militar en 1942.
Joe Kennedy
Junior a la izquierda de su padre, mientras a su derecha posa JFK, en un barco
rumbo a Southampton, al sur de Reino Unido.
Con una amplia y prometedora
carrera en Centroamérica y Puerto Rico, pasó a formar parte del escuadrón
VB110, destinado a la base inglesa de Dunkeswell. Allí realizó más de una
veintena de misiones de bombardeo de distintos objetivos alemanes. Todo parecía
indicar que no tardaría en regresar a casa, cuando en 1944 ya contaba con un
buen currículum militar a sus espaldas, de misiones exitosas y se encontraba a
punto de finalizar su último año de Derecho, y comprometido con una bella
actriz norteamericana (Athalia Ponsell). Sin embargo, contra todo pronóstico,
la joven promesa Kennedy se presentó voluntario para una misión de alto secreto
que pretendía neutralizar a las temidas y novedosas “bombas drones” nazis. A
falta de un armamento similar, los Aliados apostaron por recurrir al empleo de
bombarderos B-17 y B-24 Liberator
llenos de los explosivos más potentes que por entonces tenían (mezcla de Napalm
y TNT) y dotados únicamente de dos pilotos que, equipados con salvavidas y
paracaídas, saltaban en pleno vuelo, una vez que el bombardero estaba
convenientemente dirigido a su objetivo y los mandos habían pasado a ser
tomados por otra nave nodriza que finalizaba la maniobra, de forma
teledirigida. Este tipo de armamento gozó de tal secretismo que según las
fuentes que se consulten se la denomina Operación Yunque (Anvil, en inglés) y
Operación Afrodita.
Como digno
ejemplo a seguir por JFK, Joe Kennedy Junior era bastante amante de las
mujeres. Por eso, a pesar de contar con una bella prometida esperándole en
Estados Unidos, se le conoció un romance con la joven inglesa Patricia Wilson,
con la que aparece en la fotografía.
Antes,
haciendo gala de su carácter carismático y conciliador, tuvo un enorme detalle
de ser el único miembro del clan Kennedy que estuvo presente en la boda de su
hermana Kathleen Agnes Kennedy, a la que llamaban cariñosamente “Kick”, cuando
los padres renegaron de ella al dejar la iglesia Católica y casarse con el
joven aristócrata protestante inglés, Billy Hartington. Llegaría a convertirse
posteriormente en duquesa.
Uno de los
últimos compromisos sociales que Joe tuvo fue la boda de su hermana, en 1944,
que creó toda una conmoción en el seno de su familia, rompiendo el corazón de sus
católicos padres, como ellos mismos declararían. La alegría del joven
matrimonio duraría poco pues él fallecería cuatro meses después, en una de sus
misiones militares, en Bélgica.
Regresando a Joe Kennedy hijo,
se presentó voluntario para dos turnos de misiones de bombardeos, así que en
teoría se encontraba en la última misión que llevaría a cabo como militar,
antes de regresar a casa para terminar su carrera de Derecho, licenciarse, casarse y
proseguir con su meteórico ascenso hacia la Casa Blanca.
Pues bien, la tarde del 12
agosto de 1944 subieron al bombardero Liberator
él y su compañero John Willy, en la base de Dunkeswell (Devon, sur de
Inglaterra). En teoría y como medida de seguridad, partían con los fusibles
desconectados. Una vez ya orientado hacia el objetivo, a unos 600 metros de altura, se activarían y
cuando la nave que a mayor altura los escoltaba tomara los mandos por
radiocontrol, ambos pilotos saltarían poniéndose a salvo. El aparato estaba
diseñado de manera que la escotilla hiciera de barrera a posibles corrientes
que pudieran impedir a los pilotos lanzarse al aire, garantizando así su
salvación. Eso sí, era requisito indispensable realizar la misión en un cielo
estable, libre de tormentas que pudieran interferir entre las señales del avión
nodriza y el bombardero.
En este caso su objetivo estaba
en la Francia ocupada, en unas instalaciones donde espías aliados habían
alertado de la fabricación de bombas más sofisticadas aún que las drones, las
bombas V-3 que según algunas fuentes permitían alcanzar objetivos en suelo
inglés lanzadas desde cañones instalados en Mimoyecques, no lejos de la
localidad de Calais. La misión de Joe Kennedy y de su compañero de vuelo era el
último intento de una serie de misiones que se habían realizado contra este
complejo, que contaba con más de 10 kilómetros de túneles subterráneos y con
una recia cobertera de hormigón de gran espesor. De hecho, a principios de julio ya se habían
enviado 14 bombarderos ingleses Lancaster
contra este objetivo, pero sin embargo no consiguieron realizar daños
apreciables en las instalaciones. Posteriormente se supo que los nazis tenían
allí destacados a cerca de 60.000 prisioneros de guerra y que a pesar de no dañar el
armamento alemán sí provocaron destrozos que causó que uno de los túneles se
inundara, matando a 10.000 presos. Como sus restos permanecieron allí, en 1947
el Gobierno francés decidió verter cemento para consolidar la enorme fosa en
que se convirtió, sirviendo el lugar como memorial en honor a estos desafortunados
hombres.
La base
Mimoyecques (norte de Francia) se convirtió en la tumba de 10.000 prisioneros
de guerra que encontraron la muerte a consecuencia de los bombardeos efectuados
por la aviación inglesa. El objetivo era destruir todo un sistema de grandes
cañones capaces de lanzar bombas sobre suelo inglés, desde el otro lado del
Canal de la Mancha, en la Francia ocupada por los nazis.
Tras el fracaso de las
misiones de la aviación inglesa, fue el turno de la aviación norteamericana,
con el Liberator pilotado por John
Willy Wilford y Joe Kennedy Jr. Para cubrir todos los posibles infortunios que
pudieran darse, en lugar de un avión nodriza partieron dos Lockheed Ventura, así como una pequeña flota de "cazas" por si se topaban con algún avión
enemigo. Iba además un avión de menor envergadura, a bordo del que se
encontraba el hijo del presidente norteamericano, el
Coronel Elliott Roosevelt, grabando todos los detalles. Esta vez la misión debía
ser un éxito. Despegaron todos a las 17.52 y ya en el aire, Kennedy activó los
fusibles dando por radio la palabra clave que indicaba que todo seguía el plan
establecido y podían proceder a tomar el control del bombardero. Contra todo
pronóstico, a las 18.20 el Liberator
explotó sin previo aviso, sobrevolando bosque de Blythborough, cerca de la
localidad inglesa de Suffolk y causando daños en viviendas de la zona, así como
entre los aviones que acompañaban al “bombardero teledirigido”, que se
desintegró en el acto. Uno de los testigos, Michael Muttit, diría sobre la
tragedia: ‹‹Vi
con horror como el avión estalló en picado en una enorme bola de fuego.
Recuerdo vivamente ver restos cayendo hacia la tierra, mientras que los motores
con hélices seguían girando, y dejando rastros en forma de cometa de humo››.
Por el máximo secreto que
rodeó a la misión, a las familias de los dos pilotos únicamente se les informó
del fallecimiento de éstos durante una misión de combate en el canal de la
Mancha, persistiendo muchas incógnitas en torno al incidente ocurrido. ¿Qué
había pasado?, ¿fue un error de manipulación del sistema eléctrico, por el
experimentado Kennedy o fue un lamentable fallo interno y repentino que provocó
que se cerrara el circuito eléctrico provocando la detonación de los 9.600 kg
de explosivo?. La semilla de la duda la introdujo uno de los compañeros de los
pilotos, cuando días después del trágico accidente admitió que un día antes de
partir, Joe Kennedy le había comentado sus temores con respecto a la
posibilidad de que una señal de radio enviada por el enemigo pudiera hacer que
el “bombardero teledirigido” explotara antes de alcanzar su misión. ¿Fue esto
lo que ocurrió, mandaron los nazis una orden “pirateada” al bombardero
haciéndolo estallar, conocedores de la misión ultrasecreta?. Más tarde se daría a conocer la
opinión de uno de los técnicos del equipo electrónico que trabajaban en la
base. Según él, había advertido reiteradamente –y sin éxito– de la facilidad
que existía en que el sistema de radio control activara “unos reles” produciendo un pulso eléctrico como consecuencia del
ruido magnético (generado por las nubes cargadas de electricidad estática que
atravesaban durante el vuelo). Esto daría lugar a que el bombardero
“teledirigido” recibiera este pulso como falsa onda que activara el sistema de
explosión. De acuerdo con este técnico, el hecho de que al poco de activar los
fusibles se produjera la detonación señala claramente en este fallo generado
por la electricidad estática no considerada, a pesar de sus múltiples
advertencias. Por eso, por ignorar un fallo del sistema que costó la vida de
estos dos hombres, cree el técnico que el gobierno estadounidense decretó el
máximo secreto a esta operación, manteniendo hasta hoy ocultos muchos de los
detalles que rodearon al accidente (más aún si comprobamos cómo el padre, Joe
Kennedy, se carteaba con presidentes, periodistas y altos cargos del Pentágono
en las cartas que se conservan).
Los documentos con
respecto a esta operación de máximo secreto no comenzarían a desclasificarse,
con cuentagotas, hasta 1966, conociéndose la identidad de los dos pilotos en
1970. Ambos recibieron la Cruz Naval a título póstumo, recibiendo además Joe
Kennedy la Cruz de Vuelo Distinguido, así como la
Medalla Aérea en una ceremonia en su honor: ‹‹Por su extraordinario heroísmo y valentía en el vuelo aéreo como piloto
de un bombardero Liberator de los Estados Unidos el 12 de agosto de 1944. Y,
conociendo los peligros extremos que su participación acarreaba y totalmente
despreocupado por su propia seguridad, sin vacilación, Kennedy se ofreció a
llevar a cabo una misión operativa peligrosa de las fuerzas especiales.
Intrépido y atrevido en sus tácticas y con inquebrantable confianza en la vital
importancia de su tarea, arriesgó voluntariamente su vida en la medida suprema
del servicio y, por su gran valor personal y la fortaleza para llevar a cabo
una empresa peligrosa, sostuvo y mejoró las mejores tradiciones del Servicio
Naval de Estados Unidos››. No hay nada como pertenecer a una prestigiosa familia
para lograr tales reconocimientos que igualmente podían atribuirse a su
compañero de vuelo, el teniente John Willy Wilford. Además de esto, se le otorgó su
nombre al buque en el que su hermano menor, Robert Kennedy sirvió unos meses.
La noticia
de la muerte del mayor del clan Kennedy se publicó en los principales diarios
estadounidenses, dando pocos detalles de su muerte pero amplia información de
su prometedora trayectoria.
Sin embargo no sería hasta
unos años después cuando surgirá una nueva teoría sobre su fallecimiento, a
consecuencia de las curiosas declaraciones de un antiguo soldado alemán llamado
Karl-Heinz Wehn. En 1986 sorprendería a todos admitiendo haber derribado un
bombardero aliado sobre suelo francés (cerca de Bayeux), el 14 de julio de
1944, con la batería antiaérea que manejaba cerca de Bayeux. Ante la gravedad
del impacto, los dos ocupantes del avión saltaron en paracaídas, siendo
detenidos por miembros de la 12ª División Panzer. Wehn fue designado para
interrogar a los dos prisioneros, recordando que uno de ellos se identificó
como Teniente Primero de la Fuerza Aérea
estadounidense, Joe Kennedy, informándole además de que era hijo de un exembajador
norteamericano en Londres. Como le habían enseñado, Wehn confirmó nombre, rango
y número de identificación militar en la chapa que el detenido llevaba al
cuello. Al día siguiente ambos detenidos fueron trasladados y como más tarde le
informarían, murieron tiroteados al escaparse, mientras cruzaban un río. Así
las cosas, si efectivamente Joe y su compañero John Willy fueron derribados y
asesinados mucho antes de efectuar la misión por la que fueron condecorados,
¿fue todo lo demás un invento con el fin de aportar mayor fama y gloria al
miembro fallecido de la familia?. ¿Se pidió un rescate por ambos pilotos, que
salió mal y para tratar de compensar el agravio, se inventó la supuesta heroica misión
del bombardero teledirigido?. El hecho de que no se disponga del cadáver de ninguno
de los dos pilotos no posibilita el poder descartar hipótesis que han ido
surgiendo con el tiempo.
Lápida
memorial en el cementerio de Arlington (cerca de Washington D.C.).
Cuatro
años más tarde fallecería cerca de Saint Bauzile (Francia) también en accidente
de avión Kathleen Kennedy, la hermana a la que Joe Kennedy llevó al altar. Con
ella moriría el conde Fitzwilliam, Peter Wentworth-Fitzwilliam, que se
encontraba en trámites de divorcio para casarse con ella. Según relató su
nieta, el futuro marido de Kathleen, también un rico aristócrata protestante
inglés (y vividor) deseaba contar con la aprobación de su padre, en Francia,
sobre la futura boda aprovechando para pasar el fin de semana en la Riviera,
con su prometida. A pesar de que ese día era tormentoso, Peter no quiso cambiar
sus planes, y a las pocas horas la avioneta chocaba contra unas montañas,
falleciendo todos los tripulantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario