jueves, 14 de junio de 2018

España va por libre. Don Quijote cabalga de nuevo

            España no aprende. Ya en otras entradas he reproducido las palabras con las que el sabio chino Confucio ya sentenciara antes del cambio de era: “aquel que no conoce su pasado está condenado a repetirlo”. España, cada día más inculta con respecto a su pasado, cada cierto tiempo termina haciendo algún brindis al sol tan solemne como absurdo y precisamente esta semana estamos viendo un claro ejemplo con la embarcación repleta de más de seiscientos inmigrantes rechazados por el gobierno italiano y abandonados a su suerte en un mar Mediterráneo tan lleno de polución como de cadáveres de personas desesperadas que buscan una vida mejor y fallecen presa de bandas tan despiadadas como repulsivas. Siento salirme con esta entrada de la tipología de entradas de este mi blog (si bien tiene su precursora en mi otra entrada la nueva guerra actual), subiendo una serie de reflexiones sobre la actualidad política general que inunda los medios de comunicación y que muestran una imagen de países que más parecen moverse a la deriva, por impulsos, que atendiendo a un plan racional predeterminado que tranquilice a sus ciudadanos; pero como suele decirse, "si no lo digo, reviento".


                Vaya por delante mi apoyo y respaldo a todos esos cientos de personas que se juegan la vida por alcanzar unas condiciones que otros privilegiados disponemos, inconscientemente, por el simple hecho de haber nacido aquí o allá. Hace ya varias décadas leí un graffiti que me hizo reflexionar y decía así: “ninguna persona es ilegal”. Cierto. Nadie tiene derecho a despreciar a otra persona por su procedencia, sexo o color de piel. El mundo nos pertenece a todos porque como bien señaló un dicho nativo norteamericano: “la tierra no es la herencia de los padres, sino el legado de nuestros hijos”, esto es, aquí todos estamos de paso. Por tanto, todos deberíamos vivir en igualdad de condiciones. Pero esto es en un mundo ideal. Siendo realistas, se han creado países y fronteras, así como unas condiciones legales que señalan qué requisitos cumplir para residir en un país, gozar de sus beneficios sociales o llegar a adquirir nacionalidad de esa nación. Y es en este contexto cuando encontramos que hay personas que tienen la condición de ilegales, simplemente por saltarse esos requisitos o exigencias legales. Y mal que nos pese, los saltos de la valla fronteriza en las ciudades autonómicas españolas de Ceuta y Melilla, así como las llegadas cada vez más masivas a las costas europeas de personas africanas que no acceden por los controles fronterizos reglamentarios, son y serán ilegales, otorgando a las personas que realizan estas acciones la condición de estancia ilegal.
                Pensemos un momento, ¿por qué existen estos requisitos legales para permitir a la gente desplazarse entre las diferentes naciones? Precisamente para garantizar que el país pueda proporcionar garantías de acceso en igualdad a todas sus oportunidades: laborales, sanitarias, de pensiones, de alimentos, … Es una cuestión práctica y estadística muy alejada del simple goce retorcido de gentes que desean aporrear a personas de otros países o hacerles entrar en condiciones deplorables por sus fronteras.
                España se ofreció a acoger al buque Aquarius abarrotado de inmigrantes, en un gesto quijotesco aplaudido por todos (pobre del que no lo hiciera, exponiéndose a todo tipo de insultos xenófobos y crueles). Sin embargo no vivimos en un mundo ideal, sino en uno interconectado en el que la más mínima acción por parte de unos tiene consecuencias imprevisibles para otros. Y esa era, hasta ahora, tarea de los políticos, ver venir esas reacciones que no resultan tan imprevisibles si se analizan acertadamente con todo tipo de datos, es decir con una visión de conjunto. Sin embargo, en este mundo actual donde cualquiera vale para cualquier puesto (y más cuánto más alto nos movamos en el terreno político, me temo), ese brindis al sol tan fuera de contexto tiene consecuencias sumamente serias para todos.
 

                Se han salvado más de 600 vidas, se les acoge con los brazos abiertos dándoles un trabajo remunerado, casa y alimento, cuidados sanitarios … muy humanitario pero ¿alguien se ha molestado en pensar el guantazo en toda la cara que ha supuesto eso para una gran cantidad de la sociedad española que sigue buscando un empleo, que tiene familia e hijos a los que mal puede proporcionar las necesidades básicas, o que simplemente no pueden pensar en casarse y formar su familia por falta de empleo y trabajo que les permita acceder a casa propia y poseen nacionalidad española?. Me parece estupendo que se ofrezca trabajo a inmigrantes, pero sería de justicia hacerlo con un porcentaje de ocupación laboral en nuestra población que rozara el 100 % o cuando menos, el 80-90 %.


                Se ha criticado que cuando se trató el asunto del Aquarius en el Parlamento Europeo este pasado miércoles 13 de junio, solo estuvieran presentes 70 de los más de 750 eurodiputados…hay que ver qué salvajes, crueles e inhumanos son todos menos los españoles… pero ¿alguien se ha molestado en documentarse qué ha motivado esta falta de apoyo total desde Europa? Pues yo lo diré, resulta que ya en 2017, hace un año más o menos (no llega, fue en agosto), Europa en su totalidad (España se hallaba inmersa en los distintos intentos de gobierno que no prosperarían, prometiendo todos y a todos cosas imposibles y en ocasiones que rayaban la ética, con el fin de pillar los sillones del Gobierno de la nación) decidió aplicar la propuesta de Gandhi y otros sabios de enseñar a pescar en lugar de proporcionarles peces a los miles de desplazados (dice un antiguo proverbio chino: “regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”), acordando un desembolso considerable de dinero a diversos gobiernos africanos para que evitaran ese masivo goteo de personas que se jugaban las vidas, en barcas de una calidad deplorable, endeudándose de por vida con mafias de tráfico de personas y sufriendo todo tipo de penalidades en la travesía. Con ese dinero se construirían campos de refugiados desde Libia hasta Marruecos, se destinarían a acondicionar campos de labranza para proporcionar puestos de trabajo en la agricultura y se les darían luego facilidades para vender esos frutos en el mercado europeo. De hecho Italia ha desembolsado una importante suma de dinero al gobierno libio dentro del marco de este acuerdo. Y de ahí que rechazara al barco Aquarius, para que regresara a Libia, al negarle el atraque en puertos italianos, malteses y griegos, para que el gobierno libio recolocara a esa gente en sus campos de trabajo.
          …Pero ahí llegó España, con un nuevo cambio de gobierno por sorpresa, aprovechando la ocasión para hacer un gesto quijotesco tildado de humanidad, dando un solemne bofetón en la cara a toda la política de Europa. ¿Alguien se ha molestado en considerar el efecto llamada que esta acción va a tener sobre las mafias de tráfico de personas, que reorganizarán todo para presionar aún más si cabe las fronteras de España por el sur? (sí, sí, esas mismas fronteras a las que quieren desmantelar todo elemento disuasorio para acceder ilegalmente a territorio español, pongámoslo más fácil), ¿es que a nadie se le escapa los aplausos que la acción quijotesca y absurda de España ha debido arrancar entre los dirigentes de estas mafias de tráfico de personas que ni en sus mejores sueños pensaban que contaban con España para asegurar a los pobres que acudan a ellos que lograrán asilo, trabajo remunerado y casa en Europa a cambio de que paguen precios que triplicarán los ya desorbitados precios que exigen a cada uno de estos infortunados?. 


                Y todo esto sin mencionar las consecuencias que tiene para la sociedad española esta masiva e incontrolada llegada de gente a nuestras costas, sin un análisis responsable y ganas de arreglar y gestionar la situación apropiadamente, por parte de los dirigentes. Invito a cualquiera a que tome su coche y se pasee tranquilamente por los pueblos de todo el litoral mediterráneo, hasta Cataluña, donde cada vez se ven más musulmanes y africanos en general, en una proporción cada vez más elevada. Esta masiva afluencia de mano de obra sumamente barata (es inhumana la condición de vida de muchos de ellos, o la tarifa que reciben a la hora, por cualquier tipo de trabajo que nadie quiere, realizado en muchos casos sin ningún tipo de prevención de riesgos laborales, en régimen de pseudoesclavitud) abarata en mucho los pagos de esas labores que acaban siendo rechazadas por los españoles que pagan sus impuestos, luz, agua y alquiler y que ni de lejos podrían ser cubiertos con las tasas dadas por efecto de esta mayor mano de obra.  Mientras, los empresarios de estas localidades ven amenazados sus trabajos por una competencia desleal de la venta ambulante de mercancías ilegales y falsificaciones (por ejemplo, el top manta de Barcelona, que está generando el cierre de muchas tiendas barcelonesas familiares ahorcadas por sus alquileres, impuestos y demás obligaciones legales a las que no se enfrentan sus “rivales”, que de nuevo son mafias que mueven miles de millones empleando en condiciones y salarios miserables a inmigrantes endeudados de por vida al cruzar a Europa).


Estas mismas localidades poseen cada vez mayor prostitución en sus rotondas, a la vista de todos, a cualquier hora, con mujeres igualmente endeudadas y traídas engañadas debido a la gran afluencia de turistas de todo el mundo que acuden a nuestro país (somos el segundo destino mundial en número de turistas) y entre los que se cuentan gran número de clientes, convirtiendo a estas mujeres en peones de un negocio que mueve miles de millones (y que se retroalimenta: nunca ha sido tan fácil como ahora para niños, adolescentes y adultos, acceder a páginas pornográficas de todo tipo, que consumen en grandes cantidades, desarrollando en ellos unas reacciones –aumento del machismo y maltrato de género entre adolescentes- y relaciones sexuales distorsionadas que conllevan delitos de carácter sexual impensables entre menores de edad, una gran cantidad de ellos infectados con diferentes tipos de enfermedades de transmisión sexual, embarazos en adolescentes, primeras relaciones sexuales a edades cada vez más bajas; de estas formas el negocio de la prostitución se asegura clientes cada vez más jóvenes y por tanto, más constantes –por más años- en el tiempo). Y basta un paseo por los supermercados e iglesias para encontrar en sus puertas un nutrido y variopinto grupo de inmigrantes, africanos y rumanos (las últimas encuestas ascienden a un millón de rumanos los que habitan en nuestro país), principalmente, con un carrito de la compra en la que añadir los productos que le van dando las distintas personas que salen del establecimiento (un litro de leche, algunas latas de conservas, …). O el tráfico de ropa usada que está resultando ser un negocio millonario, en los mercadillos del levante español donde se vende cada pieza entre un euro o cinco, convenientemente rescatadas de los contenedores de ropa usada que se distribuyen por las poblaciones. Todas estos tipos de variedades de tráfico de personas son alimentadas y sostenidas con gestos tan quijotescos como dañinos. No puede frivolizarse de un modo tan peligroso con estas cuestiones que suponen daños colaterales de miles de víctimas.


Es que no entiendo cómo los políticos que nos gobiernan son incapaces de tener esta visión de conjunto y, a la vista está que además carecen de consejeros que la tengan. Porque claramente con su acción no solo España ha ofendido a gran parte de su población que malvive consecuencia de la crisis económica, sino que encima ha mandado al traste el acuerdo de Europa con diversos gobiernos africanos, alentando a las mafias que comercian con personas, animándolas a duplicar o triplicar sus precios, y aumentando el número de estas mafias viendo lo rentable que resultan gracias al apoyo español. Estupendo. Don Quijote cabalga de nuevo…

Pero como he dicho en otras ocasiones, detesto la crítica no constructiva; si se critica algo considero que debe ser para mejorarlo u ofrecer alternativas de mejora, de otra forma, es mejor callarse y dejar hacer al que algo hace. Por tanto, considero que si en verdad se desea dar rienda suelta a ese afán humanitario (que defiendo, siempre que se realice de manera gestionable; yo también suelo dar algún producto a la salida de los supermercados y en la recogida de alimentos, aunque sé que no es la mejor manera de ayudar a alguien manteniéndolo, en lugar de proporcionarle medios para que él mismo se mantenga pues no olvidemos que muchos de estos inmigrantes, refugiados y desplazados tienen preparaciones laborales en ocasiones muy por encima de las nuestras solo que tuvieron la mala suerte de nacer en un país que por distintas razones no es tan estable como el nuestro), se debería comenzar por tomar las riendas de la cuestión pero desde su raíz, mejorando los problemas en su país de origen hasta dejarlos con unas calidades de vida muy similares a las de Europa (lo siento pero condeno categóricamente acciones como las emprendidas en Afganistán, Irak o Libia, emprendiendo acciones militares en países ajenos para librarlos de un dictador que era un tirano y dejando en su lugar países con millares de muertos, totalmente desprovistos de dirigente, abandonados a su suerte a mafias de todo tipo y que han supuesto a medio y largo plazo la muerte y condiciones de vida inhumanas de miles de millones de personas), invirtiendo EN CONDICIONES en las materias primas de dichos países (en un libro que me regaló un amigo sobre las guerras olvidadas, el autor, Bernard-Henri Levy, se atrevió a decir que Sudáfrica y otros países africanos nunca superaran esa vida de miseria y guerrillas atroces de machetes mientras siga resultando rentable para el mundo “desarrollado” cambiar un kilo de diamantes por un kilo de arroz; extrapolémoslo al resto de materias primas minerales del gran continente africano), llevando a los tribunales de los Derechos Humanos a todos aquellos empresarios que se lucran de la venta de la armas a los señores de la guerra, para dar salida a sus producciones armamentísticas y maquinaria obsoleta), reorganizando las líneas de producción con el fin de permitir a África que comience a invertir en plantaciones de cítricos, árboles tropicales, etc con los que poder competir en los mercados mundiales…


Según la publicación digital Business Insider, los 10 países que más beneficios obtienen de la venta de armas son: 1. Estados Unidos, 2. Rusia, 3. Francia, 4. Alemania, 5. China, 6. Reino Unido, 7. España, 8. Israel, 9. Italia y 10. Países Bajos (para datos concretos, leer la noticia entera picando aquí).

Y con respecto a España, si se desea dar cabida a inmigrantes, cosa que no es mala idea si se gestiona adecuadamente, puesto que nuestro país como los demás europeos va envejeciendo su población a pasos agigantados, con más muertes que nacimientos, habría que hacerlo de una manera racional y coherente. Hace unos años, el colega con el que iba y yo nos topamos con un pastor al frente de uno de los cada vez más escasos rebaños de ovejas (¡qué tiempos aquellos de La Mesta, con miles de cabezas de ganado distribuidas por toda Castilla y León!) y curiosamente era africano, de piel negra; nos relató sus penalidades sufridas hasta llegar a España y cómo había logrado dar con ese trabajo en el que por una paga no muy generosa pero decente, se dedicaba a recorrer las montañas sorianas, vigilando y cuidando del ganado. Le gustaba, disponía además de casa prestada durante su trabajo, pero consideraba que el clima era muy duro. Cierto. Ese año, por lo que nos contó, unos diez africanos como él estaban trabajando en similar trabajo. Dos años más tarde que pregunté, interesada, ya no habían vuelto; condiciones climáticas duras, seguramente emigraron hacia climas más mediterráneos. Que el interior de España se está quedando sin habitantes es un hecho. Las condiciones climáticas son duras, cierto, pero no más que en el Atlas marroquí o en las bellas montañas de Rumanía. De hecho, las crónicas cristianas medievales recogen cómo las tribus bereberes se instalaron en ambas castillas durante la invasión musulmana (siglos VIII- XII), viviendo del pastoreo nómada. Por ello, creo que sería una salida muy recomendable establecer condiciones con determinadas familias de inmigrantes (bueno, en general para cualquiera, incluyendo los españoles que se encuentren en situaciones precarias) a los que se les podría regalar una casa, tierras en las que cultivar y alguna gallina, oveja o cerdo, en los muchos pueblos casi abandonados que hay, para que se instalaran allí empadronándose y comprometiéndose a vivir allí por al menos un par de décadas (en caso de incumplimiento deberían devolver lo tomado, que se daría a otra familia), crearan sus comunidades, colegios, cooperativas, sus festividades con sus tradiciones de los países de origen … en fin, que volvieran a llenarse de vida. Porque son condiciones de vida que distan mucho de la locura de la vida material imperante en las ciudades de todo el mundo -de continua compra de objetos que no necesitamos, y que duran dos días para tener que reponerlos enseguida, por aparentar un éxito en la vida superficial e innecesario que subir de escaparate a nuestras redes sociales-, pero no deja de ser una vida digna y muy lejos de las condiciones de las que han tenido que huir de sus casas y países.


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