España no aprende. Ya en otras
entradas he reproducido las palabras con las que el sabio chino Confucio ya
sentenciara antes del cambio de era: “aquel
que no conoce su pasado está condenado a repetirlo”. España, cada día más
inculta con respecto a su pasado, cada cierto tiempo termina haciendo algún
brindis al sol tan solemne como absurdo y precisamente esta semana estamos
viendo un claro ejemplo con la embarcación repleta de más de seiscientos
inmigrantes rechazados por el gobierno italiano y abandonados a su suerte en un
mar Mediterráneo tan lleno de polución como de cadáveres de personas
desesperadas que buscan una vida mejor y fallecen presa de bandas tan
despiadadas como repulsivas. Siento salirme con esta entrada de la tipología de entradas de este mi blog (si bien tiene su precursora en mi otra entrada la nueva guerra actual), subiendo una serie de reflexiones sobre la actualidad política general que inunda los medios de comunicación y que muestran una imagen de países que más parecen moverse a la deriva, por impulsos, que atendiendo a un plan racional predeterminado que tranquilice a sus ciudadanos; pero como suele decirse, "si no lo digo, reviento".
Vaya
por delante mi apoyo y respaldo a todos esos cientos de personas que se juegan
la vida por alcanzar unas condiciones que otros privilegiados disponemos,
inconscientemente, por el simple hecho de haber nacido aquí o allá. Hace ya
varias décadas leí un graffiti que me hizo reflexionar y decía así: “ninguna persona es ilegal”. Cierto.
Nadie tiene derecho a despreciar a otra persona por su procedencia, sexo o
color de piel. El mundo nos pertenece a todos porque como bien señaló un dicho
nativo norteamericano: “la tierra no es la
herencia de los padres, sino el legado de nuestros hijos”, esto es, aquí
todos estamos de paso. Por tanto, todos deberíamos vivir en igualdad de
condiciones. Pero esto es en un mundo ideal. Siendo realistas, se han creado
países y fronteras, así como unas condiciones legales que señalan qué
requisitos cumplir para residir en un país, gozar de sus beneficios sociales o
llegar a adquirir nacionalidad de esa nación. Y es en este contexto cuando
encontramos que hay personas que tienen la condición de ilegales, simplemente
por saltarse esos requisitos o exigencias legales. Y mal que nos pese, los
saltos de la valla fronteriza en las ciudades autonómicas españolas de Ceuta y
Melilla, así como las llegadas cada vez más masivas a las costas europeas de
personas africanas que no acceden por los controles fronterizos reglamentarios,
son y serán ilegales, otorgando a las personas que realizan estas acciones la
condición de estancia ilegal.
Pensemos
un momento, ¿por qué existen estos requisitos legales para permitir a la gente
desplazarse entre las diferentes naciones? Precisamente para garantizar que el
país pueda proporcionar garantías de acceso en igualdad a todas sus
oportunidades: laborales, sanitarias, de pensiones, de alimentos, … Es una
cuestión práctica y estadística muy alejada del simple goce retorcido de gentes
que desean aporrear a personas de otros países o hacerles entrar en condiciones
deplorables por sus fronteras.
España
se ofreció a acoger al buque Aquarius abarrotado de inmigrantes, en un gesto
quijotesco aplaudido por todos (pobre del que no lo hiciera, exponiéndose a
todo tipo de insultos xenófobos y crueles). Sin embargo no vivimos en un mundo
ideal, sino en uno interconectado en el que la más mínima acción por parte de
unos tiene consecuencias imprevisibles para otros. Y esa era, hasta ahora,
tarea de los políticos, ver venir esas reacciones que no resultan tan
imprevisibles si se analizan acertadamente con todo tipo de datos, es decir con
una visión de conjunto. Sin embargo, en este mundo actual donde cualquiera vale
para cualquier puesto (y más cuánto más alto nos movamos en el terreno
político, me temo), ese brindis al sol tan fuera de contexto tiene
consecuencias sumamente serias para todos.
Se
han salvado más de 600 vidas, se les acoge con los brazos abiertos dándoles un
trabajo remunerado, casa y alimento, cuidados sanitarios … muy humanitario pero
¿alguien se ha molestado en pensar el guantazo en toda la cara que ha supuesto
eso para una gran cantidad de la sociedad española que sigue buscando un
empleo, que tiene familia e hijos a los que mal puede proporcionar las
necesidades básicas, o que simplemente no pueden pensar en casarse y formar su
familia por falta de empleo y trabajo que les permita acceder a casa propia y
poseen nacionalidad española?. Me parece estupendo que se ofrezca trabajo a
inmigrantes, pero sería de justicia hacerlo con un porcentaje de ocupación
laboral en nuestra población que rozara el 100 % o cuando menos, el 80-90 %.
Se
ha criticado que cuando se trató el asunto del Aquarius en el Parlamento
Europeo este pasado miércoles 13 de junio, solo estuvieran presentes 70 de los
más de 750 eurodiputados…hay que ver qué salvajes, crueles e inhumanos son
todos menos los españoles… pero ¿alguien se ha molestado en documentarse qué ha
motivado esta falta de apoyo total desde Europa? Pues yo lo diré, resulta que
ya en 2017, hace un año más o menos (no llega, fue en agosto), Europa en su
totalidad (España se hallaba inmersa en los distintos intentos de gobierno que
no prosperarían, prometiendo todos y a todos cosas imposibles y en ocasiones
que rayaban la ética, con el fin de pillar los sillones del Gobierno de la
nación) decidió aplicar la propuesta de Gandhi y otros sabios de enseñar a
pescar en lugar de proporcionarles peces a los miles de desplazados (dice un
antiguo proverbio chino: “regala un
pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo
alimentarás para el resto de su vida”), acordando un desembolso
considerable de dinero a diversos gobiernos africanos para que evitaran ese
masivo goteo de personas que se jugaban las vidas, en barcas de una calidad
deplorable, endeudándose de por vida con mafias de tráfico de personas y
sufriendo todo tipo de penalidades en la travesía. Con ese dinero se
construirían campos de refugiados desde Libia hasta Marruecos, se destinarían a
acondicionar campos de labranza para proporcionar puestos de trabajo en la
agricultura y se les darían luego facilidades para vender esos frutos en el
mercado europeo. De hecho Italia ha desembolsado una importante suma de dinero
al gobierno libio dentro del marco de este acuerdo. Y de ahí que rechazara al barco
Aquarius, para que regresara a Libia, al negarle el atraque en puertos
italianos, malteses y griegos, para que el gobierno libio recolocara a esa
gente en sus campos de trabajo.
…Pero ahí llegó España, con un nuevo
cambio de gobierno por sorpresa, aprovechando la ocasión para hacer un gesto
quijotesco tildado de humanidad, dando un solemne bofetón en la cara a toda la
política de Europa. ¿Alguien se ha molestado en considerar el efecto llamada
que esta acción va a tener sobre las mafias de tráfico de personas, que
reorganizarán todo para presionar aún más si cabe las fronteras de España por
el sur? (sí, sí, esas mismas fronteras a las que quieren desmantelar todo
elemento disuasorio para acceder ilegalmente a territorio español, pongámoslo
más fácil), ¿es que a nadie se le escapa los aplausos que la acción quijotesca
y absurda de España ha debido arrancar entre los dirigentes de estas mafias de
tráfico de personas que ni en sus mejores sueños pensaban que contaban con
España para asegurar a los pobres que acudan a ellos que lograrán asilo,
trabajo remunerado y casa en Europa a cambio de que paguen precios que
triplicarán los ya desorbitados precios que exigen a cada uno de estos
infortunados?.
Y
todo esto sin mencionar las consecuencias que tiene para la sociedad española
esta masiva e incontrolada llegada de gente a nuestras costas, sin un análisis
responsable y ganas de arreglar y gestionar la situación apropiadamente, por
parte de los dirigentes. Invito a cualquiera a que tome su coche y se pasee
tranquilamente por los pueblos de todo el litoral mediterráneo, hasta Cataluña,
donde cada vez se ven más musulmanes y africanos en general, en una proporción
cada vez más elevada. Esta masiva afluencia de mano de obra sumamente barata
(es inhumana la condición de vida de muchos de ellos, o la tarifa que reciben a
la hora, por cualquier tipo de trabajo que nadie quiere, realizado en muchos
casos sin ningún tipo de prevención de riesgos laborales, en régimen de
pseudoesclavitud) abarata en mucho los pagos de esas labores que acaban siendo
rechazadas por los españoles que pagan sus impuestos, luz, agua y alquiler y
que ni de lejos podrían ser cubiertos con las tasas dadas por efecto de esta
mayor mano de obra. Mientras, los
empresarios de estas localidades ven amenazados sus trabajos por una
competencia desleal de la venta ambulante de mercancías ilegales y
falsificaciones (por ejemplo, el top manta de Barcelona, que está generando el
cierre de muchas tiendas barcelonesas familiares ahorcadas por sus alquileres,
impuestos y demás obligaciones legales a las que no se enfrentan sus “rivales”,
que de nuevo son mafias que mueven miles de millones empleando en condiciones y
salarios miserables a inmigrantes endeudados de por vida al cruzar a Europa).
Estas mismas
localidades poseen cada vez mayor prostitución en sus rotondas, a la vista de
todos, a cualquier hora, con mujeres igualmente endeudadas y traídas engañadas debido a la gran afluencia de turistas de todo el mundo que acuden a nuestro país (somos el segundo destino mundial en número de turistas) y entre los que se cuentan gran número de clientes,
convirtiendo a estas mujeres en peones de un negocio que mueve miles de millones (y que se retroalimenta: nunca
ha sido tan fácil como ahora para niños, adolescentes y adultos, acceder a
páginas pornográficas de todo tipo, que consumen en grandes cantidades,
desarrollando en ellos unas reacciones –aumento del machismo y maltrato de
género entre adolescentes- y relaciones sexuales distorsionadas que conllevan
delitos de carácter sexual impensables entre menores de edad, una gran cantidad
de ellos infectados con diferentes tipos de enfermedades de transmisión sexual,
embarazos en adolescentes, primeras relaciones sexuales a edades cada vez más
bajas; de estas formas el negocio de la prostitución se asegura clientes cada
vez más jóvenes y por tanto, más constantes –por más años- en el tiempo). Y
basta un paseo por los supermercados e iglesias para encontrar en sus puertas
un nutrido y variopinto grupo de inmigrantes, africanos y rumanos (las últimas
encuestas ascienden a un millón de rumanos los que habitan en nuestro país),
principalmente, con un carrito de la compra en la que añadir los productos que
le van dando las distintas personas que salen del establecimiento (un litro de
leche, algunas latas de conservas, …). O el tráfico de ropa usada que está
resultando ser un negocio millonario, en los mercadillos del levante español
donde se vende cada pieza entre un euro o cinco, convenientemente rescatadas de
los contenedores de ropa usada que se distribuyen por las poblaciones. Todas
estos tipos de variedades de tráfico de personas son alimentadas y sostenidas
con gestos tan quijotescos como dañinos. No puede frivolizarse de un modo tan
peligroso con estas cuestiones que suponen daños colaterales de miles de
víctimas.
Es que no
entiendo cómo los políticos que nos gobiernan son incapaces de tener esta
visión de conjunto y, a la vista está que además carecen de consejeros que la
tengan. Porque claramente con su acción no solo España ha ofendido a gran parte
de su población que malvive consecuencia de la crisis económica, sino que
encima ha mandado al traste el acuerdo de Europa con diversos gobiernos
africanos, alentando a las mafias que comercian con personas, animándolas a
duplicar o triplicar sus precios, y aumentando el número de estas mafias viendo
lo rentable que resultan gracias al apoyo español. Estupendo. Don Quijote
cabalga de nuevo…
Pero como he
dicho en otras ocasiones, detesto la crítica no constructiva; si se critica
algo considero que debe ser para mejorarlo u ofrecer alternativas de mejora, de
otra forma, es mejor callarse y dejar hacer al que algo hace. Por tanto,
considero que si en verdad se desea dar rienda suelta a ese afán humanitario
(que defiendo, siempre que se realice de manera gestionable; yo también suelo
dar algún producto a la salida de los supermercados y en la recogida de
alimentos, aunque sé que no es la mejor manera de ayudar a alguien
manteniéndolo, en lugar de proporcionarle medios para que él mismo se mantenga
pues no olvidemos que muchos de estos inmigrantes, refugiados y desplazados
tienen preparaciones laborales en ocasiones muy por encima de las nuestras solo
que tuvieron la mala suerte de nacer en un país que por distintas razones no es
tan estable como el nuestro), se debería comenzar por tomar las riendas de la
cuestión pero desde su raíz, mejorando los problemas en su país de origen hasta
dejarlos con unas calidades de vida muy similares a las de Europa (lo siento
pero condeno categóricamente acciones como las emprendidas en Afganistán, Irak
o Libia, emprendiendo acciones militares en países ajenos para librarlos de un
dictador que era un tirano y dejando en su lugar países con millares de
muertos, totalmente desprovistos de dirigente, abandonados a su suerte a mafias
de todo tipo y que han supuesto a medio y largo plazo la muerte y condiciones
de vida inhumanas de miles de millones de personas), invirtiendo EN CONDICIONES
en las materias primas de dichos países (en un libro que me regaló un amigo
sobre las guerras olvidadas, el autor, Bernard-Henri Levy, se atrevió a decir
que Sudáfrica y otros países africanos nunca superaran esa vida de miseria y
guerrillas atroces de machetes mientras siga resultando rentable para el mundo
“desarrollado” cambiar un kilo de diamantes por un kilo de arroz;
extrapolémoslo al resto de materias primas minerales del gran continente
africano), llevando a los tribunales de los Derechos Humanos a todos aquellos
empresarios que se lucran de la venta de la armas a los señores de la guerra,
para dar salida a sus producciones armamentísticas y maquinaria obsoleta),
reorganizando las líneas de producción con el fin de permitir a África que
comience a invertir en plantaciones de cítricos, árboles tropicales, etc con
los que poder competir en los mercados mundiales…
Según la publicación digital
Business Insider, los 10 países que más beneficios obtienen de la venta de
armas son: 1. Estados Unidos, 2. Rusia, 3. Francia, 4. Alemania, 5. China, 6.
Reino Unido, 7. España, 8. Israel, 9. Italia y 10. Países Bajos (para datos
concretos, leer la noticia entera picando aquí).
Y con respecto
a España, si se desea dar cabida a inmigrantes, cosa que no es mala idea si se
gestiona adecuadamente, puesto que nuestro país como los demás europeos va
envejeciendo su población a pasos agigantados, con más muertes que nacimientos,
habría que hacerlo de una manera racional y coherente. Hace unos años, el
colega con el que iba y yo nos topamos con un pastor al frente de uno de los
cada vez más escasos rebaños de ovejas (¡qué tiempos aquellos de La Mesta, con
miles de cabezas de ganado distribuidas por toda Castilla y León!) y
curiosamente era africano, de piel negra; nos relató sus penalidades sufridas
hasta llegar a España y cómo había logrado dar con ese trabajo en el que por
una paga no muy generosa pero decente, se dedicaba a recorrer las montañas
sorianas, vigilando y cuidando del ganado. Le gustaba, disponía además de casa
prestada durante su trabajo, pero consideraba que el clima era muy duro. Cierto.
Ese año, por lo que nos contó, unos diez africanos como él estaban trabajando
en similar trabajo. Dos años más tarde que pregunté, interesada, ya no habían
vuelto; condiciones climáticas duras, seguramente emigraron hacia climas más
mediterráneos. Que el interior de España se está quedando sin habitantes es un
hecho. Las condiciones climáticas son duras, cierto, pero no más que en el
Atlas marroquí o en las bellas montañas de Rumanía. De hecho, las crónicas
cristianas medievales recogen cómo las tribus bereberes se instalaron en ambas
castillas durante la invasión musulmana (siglos VIII- XII), viviendo del
pastoreo nómada. Por ello, creo que sería una salida muy recomendable
establecer condiciones con determinadas familias de inmigrantes (bueno, en
general para cualquiera, incluyendo los españoles que se encuentren en
situaciones precarias) a los que se les podría regalar una casa, tierras en las
que cultivar y alguna gallina, oveja o cerdo, en los muchos pueblos casi
abandonados que hay, para que se instalaran allí empadronándose y
comprometiéndose a vivir allí por al menos un par de décadas (en caso de
incumplimiento deberían devolver lo tomado, que se daría a otra familia), crearan
sus comunidades, colegios, cooperativas, sus festividades con sus tradiciones
de los países de origen … en fin, que volvieran a llenarse de vida. Porque son
condiciones de vida que distan mucho de la locura de la vida material imperante
en las ciudades de todo el mundo -de continua compra de objetos que no
necesitamos, y que duran dos días para tener que reponerlos enseguida, por
aparentar un éxito en la vida superficial e innecesario que subir de escaparate
a nuestras redes sociales-, pero no deja de ser una vida digna y muy lejos de
las condiciones de las que han tenido que huir de sus casas y países.
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