miércoles, 27 de marzo de 2019

El mundo en tiempos de Hernán Cortés

            El próximo mes se cumplen 500 años de la conquista de México por uno de los mejores exploradores y aventureros españoles, por no decir el mejor, de la historia de España. Me refiero al extremeño Hernán Cortés, un soldado contra el que la leyenda negra, que deformó y parasita perennemente nuestra historia, ha vertido o levantado todo tipo de improperios. A día de hoy, no hace falta señalar que en un alto porcentaje de estas calumnias se hizo de forma injusta, desproporcionada, interesada y extremadamente subjetiva, ya que los enemigos del mayor imperio de la edad moderna no ahorraron esfuerzos por depreciar o manchar nuestros logros, cuando muchos de nuestros logros eran sus propias derrotas. 
               Para valorar los hechos o los triunfos de Cortés sería necesario vivir en aquella época, para tener una visión real del momento, mentalidades y circunstancias. Es mi objetivo rendir un merecido homenaje a este gran conquistador, tan cortés como indica su apellido, cuando falta un mes para cumplirse medio siglo de la conquista de México. Procede remarcar que todas las épocas son diferentes y que es acientífico valorar la actuación de los exploradores y conquistadores españoles de los siglos XV-XVI, o lo que hicieron los romanos (cartagineses, fenicios, visigodos, vándalos, suevos, alanos, árabes, ...)  en Hispania, con los parámetros y valores de 2019, conseguidos a lo largo de los siglos; por no señalar que muchos de esos parámetros y variables se fueron conformando en parte gracias a hombres audaces que cambiaron el devenir social de la Historia. Pero vayamos por partes y empecemos por los cimientos, aproximándonos a la realidad de aquella época para tener una visión más exacta y cercana de nuestro personaje. Permitidme que me extienda un poco porque será útil para las siguientes historias de esta web.

                El siglo XV y los anteriores constituyeron una época de lucha y guerras entre países por lograr la hegemonía en Europa y en el Mediterráneo. El pueblo llano tenía pocas oportunidades en ese panorama: o era esclavo-soldado del señor feudal de turno o se moría de hambre en un pueblo donde no tenía ni posesiones ni derecho alguno, por lo que vegetaba sujeto a cualquier injusticia por parte de los poderosos, a menos que hubiera tenido la suerte de entrar en alguna orden religiosa, y no por ello era libre. Sólo el rey o el alto noble regional de turno estaban a salvo de todo y podían hacer lo que les viniera en gana, pero para ello tenían que disponer de una fortuna que no siempre obtenían del alquiler de sus tierras. El pueblo llano, retirado de cualquier posibilidad de obtener riqueza, malvivía en una sociedad injusta, machacado por impuestos reales o al amparo de prestamistas que le chupaban la sangre. Ni siquiera las continuas guerras eran una buena salida pues participar en ellas como soldado o mercenario no era siempre una posibilidad de cobrar regularmente un sueldo, a menos que ganaran la confrontación; y si perecían en el campo de batalla condenaban a sus familias a una vida aún más miserable sin ayuda alguna. Sin olvidar que, aún ganando, la vida del soldado era muy corta. En este paisaje desolador se situaba la mayor parte de la sociedad de entonces. Y si este era el entorno para el sexo masculino, podemos hacernos una idea sin demasiado esfuerzo de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de mujeres de la época, sin derechos desde su nacimiento y trabajando como animales de carga o amas de cría en el mejor de los casos. Siempre sujetas a los designios de un amo o sujetas a todo tipo de abusos, lo que podría justificar la infinidad de hijos bastardos de poderosos que surgieron en aquella época.

 Los Tercios llegaron a conformar el Ejército mejor entrenado, más profesional y temido por su bravura, de su tiempo (ver por ejemplo, "Cyrano de Bergerac"). Por su parte, la sociedad española del siglo XVI está magistralmente representada en "El Quijote" de Miguel de Cervantes, con gentes de "todo pelaje" y nacionalidad buscando fortuna en las ciudades españolas.

           Otro tema crucial era el mantenimiento de los reyes y las cortes. Para la seguridad de un rey era importante que sus mejores vasallos estuvieran satisfechos, y eso sólo se podía conseguir con riquezas que la corona o el alto noble podían obtener generalmente con el comercio, ya que no siempre había guerras con las que lograr nuevas tierras u obtener pingües beneficios, y cuando las había la prioridad era disponer de dinero para pagar a las huestes. Esto ya se sabía desde muchísimo tiempo antes de nuestra era: griegos, fenicios, cartagineses, romanos, godos…montaban con ese finalidad expediciones guerreras en busca de riquezas. Primero fueron los metales de valor: oro, plata, cobre…y más tarde fueron la sal y las especias los productos que proporcionaban riqueza, a los que se fueron sumando otros como adormideras, opio del que se obtuvo el láudano, o morfinas para el dolor, esencias, plantas, productos de la India o de América… para preparar sustancias que se vendían en las boticas. Pronto la riqueza llegaba por especias que daban sabor y calidad a la comidas, como la canela, pimienta, nuez moscada o jengibre, o por productos para el cuidado femenino como cremas y perfumes, o por tejidos de lujo como la seda o por joyas. Todos estas materias llegaban por la ruta de Asia a través de grandes caravanas que traían productos que aquí se vendían hasta mil veces más de lo que costaban en su origen (ver aquí la entrada sobre las especias y las grandes gestas). El comercio de las especias fue el motor que movía al mundo. Era tan alto su valor que a comienzos del primer milenio el valor de la pimienta por peso era equivalente al de la plata. Estos productos producían enormes riquezas a muchos mercaderes y, por tanto, a muchas cortes antes de llegar al consumidor en Europa para mantener su poder.
                Pero en el año 634, dos años después de la muerte de Mahoma, los musulmanes inician su guerra santa bajo el mando del califa Umar. Derrotan en el 636 al emperador de Bizancio en la batalla de Yarmuk, conquistando Alejandría y El Cairo; en el 637, en la batalla de al-Qadisiyya derrotan al ejército persa, y tras la batalla de Nahavand, en el 642, inician la conquista del Asia Central. En quince años conquistan Irán. A su vez, los musulmanes omeyas se expanden hacia el oeste, cruzando en el 711 a la Península Ibérica, donde llegan hasta el norte, siendo detenidos en el 722 en Covadonga (Asturias) y en el 732 en Poitiers (Francia). Con esta “guerra santa” se corta el tráfico de riqueza desde Asia a Europa y desaparecen el negocio y las ganancias, lo que hace que los reyes europeos enemigos se alineen con el Papa guerrero para intentar ¿reconquistar los Santos Lugares?, o quizás, ¿para volver a abrir el tráfico rentable de la ruta de las especias? Pero no funcionó, porque los ejércitos europeos no pudieron abrir la puerta del Mar Rojo ni recuperar Egipto, caminos ambos de la ruta de las especias, por lo que el Islam seguía controlando la ruta hacia la India. En esta empresa no participamos los ibéricos, inmersos en nuestra propia reconquista, pero conforme ésta avanzaba ocurrió un hecho decisivo, la llegada de un gran rey a nuestro reino hermano, Portugal, en donde el rico monarca Enrique “el navegante” tuvo el sueño de navegar hacia el sur por las costas africanas, haciendo caso omiso a los mapas de Ptolomeo, avalados por el Papa, que señalaban que era imposible navegar por las costas africanas más allá del ecuador porque las altas temperaturas hacían hervir el agua. Este gran monarca sentó las bases para esas expediciones, a pesar de que no llegó a ver sus logros, ya que murió en 1460; lo más lejos que navegó fue a Ceuta para intervenir en una expedición militar contra los musulmanes en 1412. Correspondió hacerlo a su hijo Juan II, al que se señala injustamente como el pionero de la “era de los navegantes”, si bien cabe decir que no lo tuvo nada fácil, porque aunque D. Enrique había creado junto al Cabo de Sagres una escuela naval para preparar marinos para grandes expediciones, además de astilleros y arsenales para construir naos (inspirándose en las cocas medievales pero haciéndolas más grandes y capaces de transportar más de 100 Toneladas, capacitándolas así para viajes largos), resultaba muy difícil obtener tripulación para sus centenares de expediciones a lo desconocido, a pesar de que Europa se desangraba en guerras y crecía de forma alarmante el número de pordioseros, renegados, desertores, vagabundos y heridos de guerra que se morían de hambre en las aldeas, teniendo como principal trabajo el de ladrón, bandido o bandolero.
 

       Expedición de Vasco de Gama.
 
        Fue necesario que en 1471 se llegara al ecuador y que en 1486 Bartolomeo Díaz alcanzara el sur de África para que Europa lentamente se fuera dando cuenta de la certeza de las profecías de D. Enrique. Portugal ya se había asegurado la propiedad de esa ruta africana ante Roma, con la firma del Tratado de Alcáçovas, el 4 de septiembre de 1479, entre los representantes de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, por un lado, y del rey Alfonso V de Portugal y su hijo Juan, por otro. Al año siguiente los tres reyes ratificaron el acuerdo, por el que se respetaba la propiedad portuguesa de la ruta africana hacia Las Indias y se reconocía la propiedad de las Islas Canarias para la futura España. El acuerdo fue refrendado por el papa Sixto IV en 1481 con la bula “Aeterni regis”. 

                 La Europa del siglo XIV.

        Ya entonces, Castilla y Aragón estaban terminando la reconquista de los territorios musulmanes ibéricos y habían iniciado algunas expediciones a islas atlánticas, como las Islas Canarias y algunas otras, ahora portuguesas, lo que supuso cierto riesgo de enfrentamiento entre ambas naciones. Tras la expedición de  Bartolomeo Díaz, muchos grandes navegantes ilustrados, tras leer a filósofos, geógrafos e historiadores (bastantes de ellos árabes), empezaban a tener la certeza de que la tierra era redonda, deducción que se podía alcanzar al ver el horizonte curvado o al observar que lo primero que se divisaba de un barco que aparecía en la lejanía era el palo mayor y no el barco completo, cosa que ocurriría si la mar fuera plana (nada que no hubiese ya entendido y demostrado Eratóstenes de Alejandría, que allá por el 240 a.C., con rudimentarios instrumentos llegó a medir el radio de la Tierra con una precisión pasmosa (ver aquí “La Biblioteca de Alejandría”). Estos navegantes pensaron en llegar a la India navegando hacia el oeste y propusieron inicialmente sus ideas al rey portugués, dado que con el comercio exclusivo había acumulado una gran riqueza y podía arriesgar fortuna para esas empresas. Sin embargo, el rey luso no aceptó la propuesta ¿Para qué iba a arriesgar fortuna en una odisea dudosa si ya disponía de una ruta segura a las especias, en propiedad por el este? Por otra parte, las recientes expediciones portuguesas que habían fracasado desastrosamente buscando la India por el oeste, avalaban esta decisión. Fue el motivo por el que brillantes navegantes, como Colón, Magallanes y tantos otros acudieran a los reinos vecinos. Sólo unos pocos países con costas atlánticas, como Inglaterra, Francia y España podrían estar interesados en el tema. Pero Inglaterra, fracturada en guerras y empobrecida, no estaba por la labor, aunque el ¿veneciano? John Cabot (Giovanni Caboto) hizo dos viajes fallidos para el rey inglés Enrique VII en 1497 con un barco pagado por él y en 1498 con cinco barcos reales; en el primero no pasó de Islandia y en el segundo alcanzó las nieves de Terranova, Groenlandia para desaparecer a continuación los cinco barcos. Este último viaje lo utilizaron los ingleses para reivindicar Norteamérica. Tanto Portugal como España habían rechazado antes los servicios de Cabot. Por otra parte, Francia tenía sus miras puestas en el Mediterráneo y en Italia, en donde se batía contra los españoles, entre otros. 


 Sepulcro de Vasco de Gama.

                En ese momento, la futura España estaba formada por dos reinos: Castilla y Aragón, que podían tener intereses separados. Si bien Aragón apuntaba hacia el Mediterráneo por parte de Fernando el Católico, Castilla, de manos de Isabel, estaba más abierta a otras opciones. Ella fue la promotora de los proyectos de Cristóbal Colón y arriesgó su fortuna personal para que el 3 de Agosto de 1492 saliera desde el antiguo puerto de Palos en Huelva la expedición exploradora hacia el Nuevo Mundo, capitaneada por Colón desde su nao Santa María y por los hermanos Pinzón a cargo de las carabelas Pinta y Niña, llegando el 12 de Octubre de 1492, primero, a una isla del Mar Caribe, Guanahaní (Las Antillas), rebautizada como San Salvador, y después, el 15 de diciembre, a La Española (República Dominicana-Haití) desde donde comenzó la conquista española de América. Esa noticia aumentó el riesgo de enfrentamiento de los dos reinos cristianos vecinos ¿De qué servía a Portugal que el Papa le diese la propiedad de la ruta a las Indias por el este si España llegaba antes por la ruta oeste? Por ello tuvo que intervenir el Papa, Alejandro VI, para evitar el enfrentamiento entre sus dos “hijos” más leales, que además habían expulsado a los musulmanes de sus territorios. Desarrollando una enorme labor diplomática, el 4 de mayo de 1493, el Papa divide el mundo conocido en dos partes: la del este para los portugueses y la del oeste para España. Esta decisión, acompañada de las correspondientes bulas, pareció satisfacer a ambas naciones, marcando la ficticia línea de división a 100 leguas de Cabo Verde. Sin embargo, tiempo después, una intranquila Portugal solicita al Papa que se mueva la línea más al oeste, hasta situarla a 270 leguas de Cabo Verde. España no mostró la suficiente firmeza para rechazar esta propuesta y remitirse a la ya pactada, posiblemente porque los intereses españoles se centraban en ese momento más en el Mediterráneo y conseguía a cambio la plaza de Ceuta, además de que desconocía la tierra que pudiera haber en el otro lado. Queda la duda de si Portugal tenía otra información al respecto. El 7 de junio de 1494 se firma este nuevo acuerdo en Tordesillas, que resultó favorable para Portugal cuando al descubrirse el Nuevo Mundo permitió que el 22 de Abril de 1500 que el portugués Pedro Álvares Cabral llegara a Brasil, un territorio que se encontraba en la parte portuguesa del Tratado de Tordesillas y tomara posesión en nombre del rey de Portugal, señalando esa fecha erróneamente como la del “descubrimiento oficial”, cuando el español Vicente Yáñez Pinzón ya había estado el 26 de enero de 1500 en el cabo de Santa María de la Consolación (actualmente Cabo de San Agustín) en una expedición en la que iba el autor del primer mapa americano, el cartógrafo Juan de la Cosa. El tratado de Tordesillas evitó el enfrentamiento entre ambos países, al menos por el momento, ya que al ser la Tierra redonda, la línea divisoria era un meridiano, que en el otro lado entonces desconocido del globo, trazaba una frontera que beneficiaría enormemente a España frente a Portugal, como ya veremos en otra entrada. Cabe señalar que la recién constituida España tras la unión de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, una vez finalizada la reconquista, consecuentemente era un país guerrero tras siete siglos de lucha, con buenos capitanes y buenos navegantes, sobre todo en el Mediterráneo, por lo que estaba preparado para cualquier actuación de exploración o conquista. 

 Expedición de Vicente Yánez Pinzón en 1500, descubriendo América y Brasil (pues llegó cinco meses antes que el portugués Alvares Cabral).

                Europa, cuyos países se desangraban en hambres, epidemias y guerras, clama de admiración y sorpresa cuando dos hechos llegan a sus oídos: la llegada de Cristóbal Colón a las Indias en 1492 y la de Vasco de Gama en 1498. Ambas expediciones traían productos de lejanas tierras que para la futura España eran una promesa de riqueza y para Portugal, más adelantada, era ya una realidad. De pronto todo cambia en el viejo continente, nace intensamente un fervor de aventuras y ansia de descubrimientos, del que participa una población marginada y también hombres valiosos y valientes, llevados mayoritariamente por la ambición y por intentar cambiar su suerte. Todo aquél que en Europa estuviera descontento de su posición y de su suerte, militares inactivos, soldados parados, bastardos de la nobleza, gentes perseguidas por la justicia, aventureros y mercenarios, se baten y hasta matan para conseguir un puesto en alguno de los muchos barcos que fletan especuladores y comerciantes. Hay una huída de los pueblos hacia los puertos, en la carrera por ocupar una plaza en las diferentes expediciones que salen una tras otra de la Península Ibérica. Puertos como Lisboa, Palos o Cádiz no dan abasto a la salida de tantos barcos, y pronto la riqueza empieza a fluir en estos países, siendo inicialmente mayor la de Portugal, porque a la venta de las especias había que sumar la riqueza que proporcionaba la venta de esclavos en Lisboa, que sin lugar a dudas superaba con creces las pérdidas de barcos.
              Por último, resumidamente señalaré que tras conquistar las islas caribeñas, dos fueron las rutas de expediciones que siguieron los españoles desde La Española o desde Cuba. Una iba hacia el sur, donde estaban los imperios Azteca en México, e Inca en Perú, que fueron conquistados por Hernán Cortés y Francisco Pizarro, respectivamente. La otra ruta se dirigía al norte, donde están los actuales EEUU, que fueron explorados por Hernando de Soto y Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, respectivamente. 


                El próximo mes harán 500 años desde la conquista de México, que hizo que España cambiara sus prioridades, pasando a segundo término su interés por el Mar Mediterráneo. Fue un logro de Hernán Cortés, que además de un gran soldado, fue un eficaz dirigente, hábil diplomático no exento de humanidad, notable escritor y un gran visionario. Cierto es que países exteriores o rivales intentaron siempre mancillar sus logros y tergiversar sus hechos; también, incomprensiblemente, compatriotas apoyando mi teoría de que este es un país de tribus, le han tildado de guerrero cruel, de eliminar una raza y de mil cosas más; sólo ha faltado acusarle del asesinato de Kennedy. Entiendo que pueda haber sucios intereses en mantener la Leyenda Negra por grupos interesados, aunque no es demasiado difícil razonar cómo se puede conquistar un país como Méjico sin que corra sangre, frente a unos guerreros enemigos que bebían y ofrecían a sus dioses la de sus tribus vecinas, las mismas que apoyaron a Cortés para librarse de su tiranía y horrores. 

        Hernán Cortés alentó la confraternización con los indios, el mestizaje es un hecho perdurable, algo que ningún otro país permitió en sus conquistas ya que deliberada y silenciosamente prefirieron eliminar a la población nativa.


       No hace falta señalar que cuando los ingleses, verdaderos creadores de la leyenda negra junto con sus “primos” norteamericanos, llegaron a Australia en 1770 había en aquel país 750.000 aborígenes de 400 tribus, como los Koori, Guringai, Noongar, Anangu, Palawah,… que ya vivían allí 60.000 años antes. La política inglesa hizo que se fueran exterminando estas tribus y permitieron que los colonos ingleses les arrebataran todas las tierra fértiles y los arrojaran a las zonas áridas y desérticas del interior, donde la supervivencia era muy difícil. El resultado fue que en 1911 el número de aborígenes se había reducido hasta 31.000, y eso que eran un pueblo pacífico y sin armas (recomiendo ver la película "Australia", donde se trata este aspecto del comportamiento de los ingleses con los aborígenes australianos y su desprecio hacia los niños mestizos, llevándolos a una isla cercana). Y no hablemos de lo que ocurrió en los EEUU con las tribus indias nativas cuando esos santos varones y sus “primos” los colonizaron, tampoco hablemos de las mantas infectadas de viruela que entregaban a estas tribus o del "gran" y admirado Búfalo Bill, que casi exterminó a los bisontes americanos, disparándolos desde los ferrocarriles, para hacer morir de hambre a los nativos que de ellos se alimentaban; baste preguntarse a cuantos indios nativos se conoce dirigiendo multinacionales u ocupando cargos importantes en política. Tampoco hablaremos del apartheid sudafricano. Dejando a un lado esas miserias, procuraremos hacer justicia con la historia objetiva de un hombre irrepetible que se llamaba Don Hernán Cortés. Ya es hora de reconocerlo. (continuará)

                                                                 Retrato de dos insignes navegantes europeos.

12 comentarios:

  1. Nos parece que no estar justo cuando quita valor a llegada de Alvares Cabral a Brasil, porque no fue una casualidad fue una expedição planificador, Pinzón que llegó poco tiempo anterior fue un intromisiçon porque era plano de Portugal. Debe tenerlo cuenta en su bueno article. Obligada,

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    1. Gracias por escribir, Sr. Da Costa y lamento no estar de acuerdo con sus afirmaciones ya que la historia no se escribió como Vd. señala; cierto que se le otorga al buen navegante portugués Alvares Cabral esa autoría, pero según “las crónicas oficiales” que no siempre recogen la realidad, porque le sorprendería bastante si le informo que además de Pinzón hubo otro navegante portugués que llegó a aquellas costas brasileñas antes también que Cabral. Se conoce, según consta en el manuscrito “Esmeraldo De Situ Orbis”, que el astrónomo portugués Duarte Pacheco Pereira, que era uno de los firmantes del Tratado de Tordesillas, visitó aquellas costas, en misión secreta por orden del rey D. Manuel I en 1498, cuando aún no estaban ratificados los acuerdos de ese tratado. Parece que el rey portugués envió varias expediciones a esa parte de la Tierra, que por el Tratado de Alcáçovas de 1479 eran de España, y hay historiadores que señalan que si Portugal reclamaba retrasar la línea divisoria hasta 370 leguas hacia el oeste del Cabo Verde era porque sabía que allí había tierra. Si ese viaje de Pacheco no existe en la historia oficial es porque navegó por un territorio que era español.
      Igual se puede decir del viaje de enero a marzo de 1500, que el navegante español Vicente Yáñez Pinzón -que ya en 1492 junto con Cristóbal Colón descubrió América- con su primo Diego de Lepe realizó a la costa brasileña. El 26 de enero de 1500 descubrió en el actual Brasil una punta a la que dio el nombre de Santa María de la Consolación, que más tarde recibió el nombre de cabo San Agustín, tomando posesión de aquellas tierras en nombre de los reyes de España. Desembarcó en el actual estado de Pernambuco. Descubrió la desembocadura del Amazonas, al que llamó Marañón, el golfo de Paria y pasó al mar Caribe y al golfo de México. Este descubrimiento y toma de posesión de esas tierras en nombre de los Reyes Católicos creó una fuerte disputa con el rey portugués, pues por la aplicación del Tratado de Tordesillas esas tierras pertenecían entonces a Portugal, por lo que se silenció el descubrimiento, pero hay documentos que prueban que lo hizo y, de hecho, Fernando el Católico, el 8 de octubre de 1501 le premió por ese descubrimiento nombrándole caballero, en la torre de Comares de la Alhambra, junto al Palacio Real de Granada.Y sobre la leyenda que dice que el primer contacto de Álvarez Cabral con Brasil tres meses después de Pinzón fuera casual, se debe a que en la carta de navegación que llevaba en ese viaje Gaspar de Lemos, capitán del navío de mantenimiento de la escuadra de Cabral, señalaba que su ruta inicial era por la ruta africana hacia la India y que una tormenta desvió su expedición. De hecho, los datos geográficos que Cabral aportó de su visita a Brasil se deben al segundo viaje que hizo a partir de mayo de 1501, ya que en el primero apenas tocó costa. Américo Vespucio recoge algunos de esos datos en su obra la Lettera y confirma esta actuación el hecho que fue en el año 1502 cuando Cabral tomó oficialmente posesión de Brasil para la corona portuguesa. Un saludo.

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  2. Ha realizado Valeria una historia sorprendente y muy ajustada de los tiempos en los que comenzaron los descubrimientos y las conquistas. Ayuda a entender la variedad de gentes que marchaban al Nuevo Mundo. Me ha sido de gran ayuda para comprender aquellos siglos. Sobre lo que dice de ingleses y norteamericanos es prometedor que ya no engañen a nadie. En Donald Trump tienen un buen ejemplo de los que llegaron allí de la isla y de los que viven en ella no hay mucho más que decir, siempre fueron así y serán asi antes y después del Brexit, nunca dejaron de ser piratas, ladrones y embusteros, y pido disculpas a esa pequeña minoria que son normales. Interesante trabajo, ya faltaba.

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    1. Gracias por su comentario, Sr. Asensi. Me satisface que le hayan agradado mi artículo y mis opiniones. Un saludo.

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  3. Debo agradecerle la buena investigación que ha realizado sobre el siglo XV-XVI y el analisis pionero y la valoración que hace de Portugal, aunque no estoy conforme con su teoria de que Pinzón descubriera Brasil antes que Cabral. El navegante español pasó por allí mientras el portugues profundizo en esa nueva tierra que nos pertenecía por el acuerdo con los reyes españoles. Es la eterna discusión. Por lo demas hizo un trabajo excelente.

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    1. Gracias por sus palabras, Sr. Mendes. Le agradecería que leyera mi respuesta al Sr. Da Costa. Un saludo.

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  4. Un trabajo muy completo, Valeria. Situa muy bien la época en que se inició el descubrimiento y las conquistas, y me alegra que confirme el descubrimiento de Brasil por los españoles. Todos lo teniamos claros, menos los vecinos del oeste. Saludos

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    1. Gracias por escribir, Sr. Uribe, me agrada que compartamos opiniones una vez más. Saludos.

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  5. Nos gustó su artículo, hace unas muy buenas reflexiones sobre las características de aquella época y las variantes y condicionamientos que llevaron a portugueses y españoles a navegar hacia lo desconocido. Muy adecuada la valoración que hace del gran marino Pinzón y estamos conforme con que fue el descubridor de Brasil. Nos ha sorprendido los datos sobre el exterminio inglés de las tribus aborígenes australianas, aunque no nos extrañó, ya que esa ha sido siempre su política por donde pasaron, nos ha sorprendido la magnitud de la masacre. Entendemos que necesiten crear leyendas negras para desviar sus exteminios y su proceder. Un trabajo notable. Nos agrada que homenajee a Don Hernán, créame que ha hecho feliz a nuestro redactor. Esperamos el siguiente artículo. Saludos

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  6. Gracias por sus palabras, Sr. De la Seca. Es una satisfacción para mí que alegre sus debates y haga feliz a personajes respetados de su tropa. Saludos.

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  7. Excelente trabajo, Valeria. Ha detallado de forma muy concisa lo que subyacía en aquella época oscura de los descubrimientos. Muy interesante y acorde los datos que aporta sobre el descubrimiento de Brasil y muy sorprendente la estrategia que los ingleses utlizaron, también, en Australia. Como piratas, creadores de historias y asesinos nay que admitir que fueron los mejores, superaran con creces a los norteamericanos mas burdos, torpes y menos refinados, simplemente imitadores. Tampoco tiene nada de baladí los datos que señala sobre los descubrimientos de matanzas en aquel pais que fue cercano a nosotros, México, y que nos acusa ahora de ¿asesinos?. Nuestra enhorabuena por el trabajo.

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    1. Gracias por su comentario, Sr. Candau. Con respecto a la acusación mexicana de asesinos a "nosotros", simplemente con este detalle se descalifica la acusación dado que "nosotros" fuimos apenas cuatrocientos, el resto fueron nativos de allí, de diversas etnias. Me canso de remitir a la gente objetiva, a los yacimientos arqueológicos mexicanos donde el 90% si no más de los cuerpos muestran huellas de haber sido ejecutados por armas nativas americanas. Y ahí lo dejo.
      Pero si se refiere a las cartas enviadas por el presidente mexicano al Rey de España, Borbón, para que se disculpe por hechos cometidos en época de los Reyes Católicos y descendientes (Casa de los Austrias, quienes por cierto, lo primero que hicieron fue dotar a los nativos de la consideración de ciudadano del Imperio Español en igualdad de derechos y obligaciones que cualquier españolito de "por aquí") y al Papa, jesuita, para que se disculpe por hechos realizados por todo tipo de evangelizadores, aparte de evidenciar una falta total de conocimientos históricos como para avergonzar a cualquiera, la razón que mueve su hecho es más que reprochable: colocar a su esposa, dice ser historiadora a pesar de estas faltas desmedidas de conocimiento y más interesada en asemejarse a Don Pedro de Alvarado que a Moctezuma en su aspecto, como Directora de la Memoria Histórica en México, acabando de publicar su tesis en ¿adivina qué asunto? "la verdadera historia de la conquista de la Nueva España" como la ha titulado. Vamos, que solo sin leerlo ya me arriesgo a decir que tiene de todo menos ser verdadera y estar documentada, y eso que no soy amiga de sacar conclusiones antes de conocer la materia; pero en este caso, me atrevo a hacer una excepción. Bochornoso de nuevo como un recién investido presidente usa las administraciones y medios a su alcance para favorecer a su propia esposa y su propio bolsillo, pero lamentablemente, nada nuevo bajo el sol. Mientras, otros países como Colombia andan modificando las leyes del patrimonio para poder echarse sobre el oro del buque español San José -reprochablemente hundido por Inglaterra al saltarse la paz establecida con ellos, asesinando a más de un centenar de españoles que iban a bordo-, algo que hasta ahora no podía, por respetar leyes internacionales (le remito a mi entrada sobre este tema, ya tratado en otra ocasión); eso sí, los de sed de oro éramos nosotros... Saludos.

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